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En la compañía Brittany Ferries crece desde hace meses la inquietud. El nuevo Sistema de Gestión de Fronteras Exteriores de Schengen, conocido como 'Sistema de Entradas y Salidas (EES)', que debería estar operativo en el Puerto de Santander el próximo mes de noviembre, obligará ... a multiplicar el tiempo de los desembarcos. Es algo que amenaza la logística Brittany y podría cuestionar incluso la viabilidad de algunas escalas. La preocupación es tan grande que la firma francesa ha remitido una carta a diferentes instituciones responsables, entre ellas la Secretaría de Estado de Seguridad, dependiente del Ministerio del Interior, para tratar de encontrar un modo de encajar el imperativo europeo en los actuales tiempos de gestión. De no conseguirlo, dicen en el seno de la compañía, las consecuencias para sus operaciones serían devastadoras.
Es un asunto en el que Brittany y el Puerto de Santander van de la mano. Están a la espera de lo que decida el Ministerio del Interior, porque es en Madrid donde se dirimirá el modo en que se aplicará la norma comunitaria; pero, por ahora, no ha habido respuesta, pese a que han sido varias las reuniones mantenidas con la delegada del Gobierno, Eugenia Gómez de Diego, para informarle de la problemática. Por ahora, ella ha llamado a la calma: «Estamos trabajando de forma conjunta para que el sistema funcione correctamente», aseguró a El Diario Montañés.
Todo es un problema de tiempos. El programa EES obliga a unos registros de los visitantes mucho más detallados que los actuales , que se limitan, básicamente, al sellado manual de los pasaportes. Incluirán la revisión del nombre de la persona, del tipo de documento de viaje y otros datos biométricos como cuatro huellas dactilares o el escaneo de imágenes faciales. En estos últimos detalles reside el problema. Porque mientras en otros países, como Francia, son los propios guardias los que utilizan tabletas electrónicas para medir todos estos parámetros a los viajeros sin que abandonen sus vehículos, en Santander la idea planteada desde un inicio ha sido la instalación de cabinas individuales para que cada cual baje de su coche y realice el proceso, como quien accede a un fotomatón. Este proceso complejo, que requiere de mucho más tiempo y es considerado por distintas voces como un despropósito irrealizable, debería estar operativo en el Puerto de Santander -y en el aeropuerto Seve Ballesteros- el próximo mes de noviembre. Se dilatarían con ello los tiempos de descarga y embarque en varias horas y obligaría a cambios organizativos que podrían dar al traste con algunas de las escalas de Brittany Ferries.
A día de hoy, no parece viable que todo esto pueda estar funcionando para finales de año: resulta prácticamente imposible cumplir plazos para la instalación de los seis puestos, que contendrán ocho cabinas cada uno y que se distribuirán entre la Estación Marítima y el actual control de fronteras frente a la calle Antonio López. Pero sobre todo, no parece posible que pueda seguir adelante un procedimiento que, para un barco tipo como el Pont Aven, que transporta 2.000 viajeros cada vez, se obligue a dilatar de esa manera los tiempos de descarga y embarque. Las escalas podrían triplicar su estancia en puerto, según las simulaciones que se han realizado ya en la dársena santanderina. Si el problema se extrapola a un barco como el Salamanca o el Santoña, mucho más grandes, todo se magnifica. En esta tesitura, algunas escalas serían inviables y el Puerto podría perder conexiones.
Tanto la jefa superior de Policía, Carmen Martínez, de quien depende Aduanas, como la delegada del Gobierno se han reunido ya en el Puerto con el presidente de la Autoridad Portuaria, César Díaz, y el director de Brittany Ferries en España, Roberto Castilla, para conocer sobre el terreno la problemática que llega con la nueva norma europea que se especifica en el Reglamento (UE) 2017/2226 del Parlamento Europeo. El objetivo es mejorar el actual método, que se ha quedado anticuado porque no proporciona datos completamente fiables sobre los cruces fronterizos y no permite una detección sistemática de las personas que han superado la duración máxima de su estancia autorizada.
Las propuestas, según ha podido saber este periódico, pasan por solicitar un aplazamiento de la entrada en vigor del EES hasta otoño de 2025, la posibilidad de llevar a cabo el registro a bordo de los buques y la realización de ensayos, principalmente en Santander -el puerto de España que se verá más afectado por norma- para asegurar un correcto funcionamiento del nuevo sistema.
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