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Si alguien pensaba que habiendo pasado el covid en la sexta o incluso la séptima ola, con Ómicron como causante de la infección, iba a ... tener 'tranquilidad inmunitaria' para disfrutar del verano sin volver a caer, puede que se lleve una sorpresa. Dependerá de si se cruza en su camino, libre de mascarillas, una de las dos últimas variantes del virus (BA.4 y BA.5), que tienen mayor escape de inmunidad que sus predecesoras. Y las dos ya están circulando en Cantabria.
Esta semana, el rastreo específico que realiza el laboratorio de Microbiología de Valdecilla sobre un número de muestras aleatorias ha detectado por primera vez cuatro casos compatibles con uno de esos dos sublinajes de la variante que se hizo dominante de forma vertiginosa el pasado diciembre en toda España (BA.1), aunque sólo meses después fue reemplazada por la llamada 'Omicron silenciosa' (BA.2), que desde mediados de abril ya no tenía competencia. Hasta ahora. El propio Ministerio de Sanidad, en su informe de situación epidemiológica, avanza que es probable que los nuevos subtipos vayan comiendo terreno hasta hacerse predominantes en toda Europa en las próximas semanas.
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De ellos se sabe, según explican desde la Dirección General de Salud Pública, que son «más inmunoevasivas», hasta el punto de que «una persona se puede volver a infectar aunque ya se haya infectado con la variante BA.2», que es la que ha disparado la incidencia en esta séptima onda, la primera en la que la estrategia de control de los datos se ha centrado en población vulnerable (mayores de 60 años, pacientes inmunodeprimidos, etc). En otras palabras, que son altamente contagiosas, como toda la saga Ómicron (identificada por primera vez en Sudáfrica), porque sus mutaciones les dan facilidad para esquivar los anticuerpos, ya sean generados por un contagio previo o por la propia vacuna anticovid, que previene de las complicaciones graves pero no es barrera suficiente frente a la infección. Así lo explica Marcos López Hoyos, jefe de servicio de Inmunología de Valdecilla, que recuerda la función de las células T en el blindaje inmunitario: «Son las que hacen que la infección no vaya más allá de un catarro, la vacuna sigue funcionando, es la que está evitando que haya enfermedad grave en un momento como el actual, con el virus circulando a niveles muy altos. Los anticuerpos, en cambio, nos protegen los primeros meses, pero al cuarto o quinto mes van cayendo, y si además el virus muta, logra que los anticuerpos no le reconozcan».
La ventaja de estos dos últimos sublinajes es que no revisten más gravedad. Por lo general, causan enfermedad más leve que las versiones del coronavirus protagonistas durante el resto de la pandemia, bautizadas por orden de aparición siguiendo el alfabeto griego. Estos cuatro casos en estudio están pendientes de los resultados del proceso de secuenciación, que en un corto periodo de tiempo concretará de cuál de los dos se trata. «Todo parece indicar que se comportarán como la variante BA.2», añade el inmunólogo, que insiste en la conveniencia de ventilar bien los espacios cerrados y en seguir haciendo uso de la mascarilla en situaciones de riesgo, sobre todo cuando se está en contacto con personas más vulnerables, y más si se tiene síntomas o sospecha de positivo.
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