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Miguel Rodríguez (Reinosa, 1964) ha perdido la cuenta de las veces que han pedido su cese, pero ni una sola vez se ha planteado dejar el mando de la Sanidad cántabra por más que la gestión de la pandemia, de la que se muestra « ... muy orgulloso», le metiera de lleno en una encrucijada de tensiones y decisiones controvertidas. Es más, en el minuto uno de esta entrevista, antes incluso de que llegue la pregunta obligada, deja clara su disposición a completar la legislatura. Reconoce «el desgaste» de este año y medio de crisis sanitaria y también que su familia hubiera preferido que volviera a ponerse la bata blanca para descansar de las críticas -«a veces, despiadadas»-, que han dibujado curvas paralelas a las del propio covid cada vez que ha habido que apretar las restricciones. Recalca que preservar la salud y salvar vidas es lo que ha marcado la hoja de ruta de su departamento, con frecuencia «incomprendido», y que no se siente responsable de los daños económicos colaterales. De hecho, admite que lo que le pesa son «los contagios y fallecimientos que no hemos podido evitar. Es de lo único que me arrepiento».
-¿Con qué sensaciones sale de estos 19 meses de crisis sanitaria?
-Evidentemente ha sido una legislatura muy complicada. Eso produce un desgaste a título personal, pero tengo que decir que el consejero es solo la cabeza visible en la que todo el mundo pone su mirada y sus críticas. Pero la gestión de la pandemia, por suerte para los cántabros, no la hace solo el consejero. Por detrás hay un sistema sanitario que es al que le tenemos que agradecer lo bien que lo ha hecho. El mérito es suyo. El desgaste personal es asumible. Y no tengo ninguna intención de interrumpirlo hasta el final de la legislatura.
-¿Lleva la cuenta de las veces que han pedido su cese?
-No. No es que no me importe; no me agrada, pero lo entiendo. Ha hecho mucho daño lo bien que se ha gestionado la crisis en Cantabria y eso a la oposición no le gusta. Le gustaría poder hacer deméritos de la gestión de este Gobierno y de la Consejería. No se me pasa por la cabeza dimitir, a no ser que haya alguna circunstancia personal o profesional que me obligara.
-¿Ni siquiera se lo planteó este verano con el varapalo judicial y la sucesión de cambios de criterio sobre las restricciones? En el ámbito sanitario ya se decía que tenía un pie fuera del Gobierno.
-No me lo planteé en ningún momento. Cualquier frase fuera de contexto se puede tomar como algo que va a pasar de forma inminente. Soy un profesional de esto, no un político, aunque en este momento ejerza de ello. Me parecería muy mal abandonar algo a mitad de compromiso. Como creo que soy capaz de asumirlo, seguiré hasta el final.
-En esta última etapa ha tenido que aguantar críticas muy intensas. ¿Eso no le ha hecho mella?
-No quiero parecer arrogante, pero estoy convencido de que cuando uno toma decisiones es cuando le critican. Si no hace nada, no le critica nadie. Nosotros hemos estado meses tomando decisiones todas las semanas. Es normal que haya críticas de la gente. Y si ya nos vamos al ámbito político, lógicamente a la oposición, en su papel, lo que le gustaría es que cometiéramos más errores. Pero lo asumo dentro del juego político.
-La oposición le acusa de soberbio, de falta de diálogo y transparencia, y dice que no ha aceptado ninguna de sus propuestas.
-Si hubiera aportaciones, no tenga ninguna duda de que las admitiríamos. Si son constructivas, siempre son deseables. Claro, si la aportación es criticar y decir que se está haciendo mal... No he visto ni un solo documento de la oposición con una propuesta seria y razonable sobre la gestión de la pandemia.
RESOLUCIÓN JUDICIAL
APOYO
-¿Qué le dice su entorno familiar? ¿Le ha animado a apartarse?
-En mi entorno personal, sí. La familia sufre, sobre todo cuando hay críticas que no son por tu labor, que lo entienden, sino intervenciones despiadadas en el sentido de que falten al respeto o que hagan comentarios de ámbitos no profesionales. Mi familia y mi pareja me han dicho que qué necesidad tengo de esto si soy funcionario. Pero es el precio que hay que pagar.
-Está contento con la gestión que se ha hecho de la pandemia, pero habrá cosas que hubiera hecho de forma diferente. ¿Errores?
-Seguro que nos hemos equivocado en muchas cosas. Por empezar por el final, con la citación de la vacunación, o al principio con las pruebas de diagnóstico. Pero de lo único que me puedo arrepentir es de no haber sido capaces de evitar más contagios y hospitalizaciones. Lo que más me pesa es no haber podido evitar más muertes y sufrimiento a los cántabros. Pero creo que en su conjunto se ha hecho una gestión muy buena. Esto no lo digo yo, lo avalan los datos. El éxito no es del consejero, es del sistema sanitario. Cantabria es la mejor comunidad en gestión de la pandemia en lo que se refiere a evitar mortalidad. Es algo de lo que nos tendríamos que sentir orgullosos todos, también la oposición.
-¿Cuál ha sido el peor momento de este tiempo para el consejero?
-A nivel personal, lo más duro fue en la primera ola. Fue terrible por el desconocimiento absoluto y porque había falta de muchas cosas. Cuando en el SCS se levantaban a las cinco de la mañana para hacer compras en China. Y luego que no salgan las cosas como las tenemos pensadas es algo que hay que asumir. Nos ha pasado a todas las autonomías que hemos hecho normativas que los tribunales han echado algunas para atrás. Incluso de forma contradictoria. A nosotros nos han echado abajo sólo dos medidas: en mayo, con el horario de cierre de la hostelería, y luego la clasificación de los municipios en el semáforo covid. En el resto los tribunales nos han apoyado. Ya quisieran muchas autonomías haber tenido ese respaldo de los órganos judiciales.
-Analizado el impacto de las medidas en hostelería y por responder a la avalancha de críticas, ¿no había alternativas?
-Las medidas las hemos tomado en base a la evidencia científica de cada momento. Siempre hay un margen de flexibilidad, pero es que las resoluciones del consejero siempre llevan por detrás un informe técnico de Salud Pública. Siempre he presumido de que no me he movido un milímetro de lo que decían los técnicos. Creo que hemos hecho lo correcto. No digo que los técnicos sean infalibles, que se pueden equivocar, pero hemos respetado siempre lo que han dicho. Incluido el cierre de la hostelería, por muy doloroso que fuera.
-El presidente siempre ha dejado claro que son decisiones técnicas de la Consejería. ¿Nunca ha interferido en ellas?
-Es que no puede interferir. Cuando digo que las resoluciones del consejero llevan un informe técnico, es que legalmente no puede ser de otra forma. Ni el presidente ni el consejero podrían tomar decisiones en materia de Salud Pública sin un informe técnico.
-El Día de las Instituciones sí dijo que no comprendía la decisión de cerrar el interior de la hostelería...
-Hay que distinguir en el proceso de toma de decisiones y la opinión personal. En la toma de decisiones manda el informe técnico. La opinión es libre.
-¿Ha echado en falta respaldo público del Gobierno a las decisiones sobre las restricciones?
-No me he sentido en ningún caso no respaldado. Ni por los miembros del Ejecutivo ni de mi partido, que me han ofrecido solidaridad, ánimo y apoyo y me han llamado para decirme que lo estábamos haciendo muy bien.
-Desde la hostelería le han llegado a culpar de la ruina de algunos negocios...
-No me siento culpable ni responsable de la ruina de ningún negocio. Hemos hecho lo que teníamos que hacer en base a los criterios técnicos. Es algo que les ha pasado a todos los consejeros de Sanidad. Entiendo la frustración de los afectados por las medidas, pero yo tengo claro cuál es nuestro papel. Nosotros somos sanitarios y tenemos que velar por la salud de la población. El TSJC afirmó en un auto que el perjuicio económico es siempre reparable, el riesgo de contagio por covid puede no serlo nunca. Eso lo comparto absolutamente.
-¿Se ha sentido maltratado?
-No maltratado, pero sí que creo que hemos sido incomprendidos. Probablemente porque tampoco nos hayamos sabido explicar. Pero tengo un consuelo ante eso -es evidente que no se vive bien lo de estar todo el día en el periódico con críticas-: el sector profesional siempre me ha apoyado. No ha salido ni un solo profesional sanitario a decir que la línea que se está siguiendo no es la adecuada. Ni uno.
-Revilla da por concluida la pandemia y dice que toca centrarse en otra cosa, que es la hora de la economía. ¿Qué le parece?
-No está reñida una cosa con otra. Durante el auge de la pandemia, la preocupación de todo el Gobierno y también la suya ha sido la situación sanitaria y ahora que mejora, y esperemos que eso se consolide, es lógico que diga que es la hora de la recuperación. Esperamos que, con lo avanzado de la vacunación, no tengamos que volver a vivir nuevas olas. Pero yo no me espero a hacer previsiones porque este virus ya nos ha dado muchas sorpresas.
-¿Qué calendario maneja sobre la retirada de las restricciones?
-Es cierto que la situación no tiene nada que ver con 2020, ni siquiera con junio de este año. Hemos mejorado sustancialmente por la vacunación. Eso cambia las reglas del juego. ¿Cómo van a ser? No lo puedo adelantar porque estamos esperando también al documento del Ministerio. Ya dijimos en su momento que el semáforo covid acabará y volveremos a hacer un planteamiento común para toda la comunidad. Entiendo que las restricciones serán mucho menores. No nos gusta que la población viva con restricciones, pero en la coyuntura en la que estábamos eran necesarias. Lo que creo que no debe de desaparecer es la mascarilla y la distancia.
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