La universidad a través de la pantalla

Ha sido un cambio tan brusco que, quizá, en algunas aulas universitarias haya fajos de apuntes esperando sobre las mesas, que los profesores hayan olvidado documentos en sus despachos. La suspensión de la enseñanza presencial ha cambiado el paso en colegios, institutos y también en las universidades, que trabajan ahora por adaptar la docencia únicamente a los márgenes de las pantallas de ordenador o de la 'tablet', a los límites y posibilidades de las videoconferencias o de los meros correos electrónicos. Tienen que seguir dando clase, y no todas lo harán a la misma velocidad. La comunidad universitaria tiene ahora muchas preguntas, probablemente pocas certezas, y un deseo por el que trabajar: salvar este curso con garantías.

Las instituciones cántabras trabajan con prudencia y contra reloj. La UC, revela su directora de Ordenación Académica, Elena Álvarez, maneja distintos escenarios de vuelta a las aulas para anticipar cómo resolverán uno de los últimos tramos de este curso académico. «En función de los acontecimientos, tendremos que pensar y reformular el calendario. Habrá que cambiar el calendario de este curso y, quizá, el del que viene», indica Álvarez.

En la misma tesitura se encuentran Uneatlántico o la UIMP. Rubén Calderón, rector de la primera, aborda con prudencia esa conversión de lo presencial en virtual. No es un proceso mecánico, advierte. ¿Cómo obviar la carga práctica de algunas asignaturas, de un grado como el de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte?, se pregunta. Álvarez coincide: «La docencia a distancia exige conocimientos, contexto y metodologías específicos». Y hay materias más dúctiles que otras..

El profesorado juega un papel crucial: de los métodos de comunicación y provisión de contenidos que elija dependerá, en gran medida, el avance. Y el alumnado tiene que adaptar rutinas y hacerse a un intercambio atípico por ser el único. «Esto va a servir para acelerar el proceso de educación a distancia, para replantear metodologías en la enseñanza presencial y en las ya virtuales. Nos ayudará a replantearnos cosas, en eso será positivo. No todo se hace bien ahora: esto nos ayudará a repensar y ver las cosas de otra manera», reflexiona Elena Álvarez.

La Universidad de Cantabria (UC) es el mayor núcleo de enseñanza superior de Cantabria. Inició el curso 2019-20 con más de 8.300 estudiantes de grado, y una previsión de alcanzar los 11.500, entre las matrículas de los másteres, de los programas de doctorado y Senior, o de sus títulos propios. ¿Cómo articular la formación a distancia de todos ellos? ¿Cómo articularla entre los docentes? «Estamos desarrollando la transición de la enseñanza presencial a la formación a distancia, aún con la limitación de que nuestro modelo no está diseñado para desarrollar el cien por cien de la enseñanza en esta modalidad, ni los recursos tecnológicos están totalmente dimensionados para ello», reveló el rector, Ángel Pazos, en una carta dirigida a la comunidad universitaria al comienzo de la crisis sanitaria. Sin embargo, la UC transita por ella con la convicción de que se podrá superar el curso académico «flexibilizando» al máximo el calendario, los tiempos, revela Elena Álvarez, directora de Ordenación Académica de la UC. «La situación es excepcional y nos estamos adaptando a ella para no perder el curso y facilitar al alumnado todo lo que esté en nuestra mano (tutorías, materiales...)», añade.

Moodle es la plataforma que concentra la mayor parte de la actividad virtual de la UC estos días, con el consiguiente intercambio de contenidos y la conexión entre alumnos y profesores. Sobre un 70% de las asignaturas ya tenían curso abierto en ella o lo han solicitado, ilustra Álvarez. Los docentes tienen, sin embargo, autonomía para impartir sus contenidos con las herramientas que consideren oportunas:videoconferencias, foros alternativos, chats, etc. Y, además de recomendaciones para adaptar las materias al aula virtual, se ha dado formación exprés para que el profesorado, sobre todo el que menos bagaje teleformativo tiene, asimile herramientas «con una curva de aprendizaje rápida». Tienen que ser herramientas, añade Álvarez, accesibles (sin registro, gratuitas) al alumnado.

La UC hace un seguimiento del proceso de adaptación, indica Álvarez. Semanalmente, el Vicerrectorado de Ordenación Académica, las direcciones de centros o los coordinadores validan su desarrollo. «Se reporta la información para establecer medidas, hacer recomendaciones o sugerencias». ¿Yqué puede hacer el alumnado que tenga dificultades formativas?Álvarez anima a que hablen con sus profesores, que les pidan o planteen alternativas para que no haya lagunas. «Los docentes pueden facilitar y resolver estas situaciones». Ya sin los problemas iniciales por la alta concurrencia de usuarios en las plataformas, la UC afronta ahora una cuestión concreta: «Queremos resolver la parte de la evaluación. Siendo consciente de la situación que vivimos, tiene que ser proceso fiable. Estamos trabajando en esto», señala Álvarez.

La Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) dispone de un campus permanente en Santander, el campus de Las Llamas, en la Avenida de Los Castros, que mantiene su actividad durante todo el año, sobre todo, la ligada a la docencia de los cursos de español, inmersión lingüística, etc. Pero eso es en circunstancias normales. Ahora está cerrado, a excepción de la residencia de estudiantes, y la actividad académica ha quedado suspendida.

Andrés Hoyo es vicerrector de Extensión Universitaria, Relaciones Internacionales y del Campus de Las Llamas. Explica que el colegio mayor es el único espacio que tiene actividad en estos momentos en Las Llamas: aloja a 15 alumnos que decidieron quedarse y que conviven siguiendo pautas de higiene y seguridad y respetando las medidas decretadas en el real decreto del estado de alarma. También trabajan, aunque no 'in situ', los servicios de administración «para mantener la gestión», indica el vicerretor.

Y se ha suspendido la actividad docente presencial y tampoco se imparte teleformación ya que el siguiente bloque de cursos y ciclos formativos previsto en el Campus de Las Llamas no había comenzado. «No hay porque no se había iniciado», señala Hoyo.

Otra cosa distinta es la actividad que traerá la UIMP a Santander en verano: seminarios, cursos especializados, las escuelas científicas, los ciclos de conferencias, teatro o música..., una programación que copa el Palacio de La Magdalena y también Las Llamas. Según ha publicado este periódico, la UIMP maneja distintos escenarios, todos atravesados por las consecuencias de la crisis del coronavirus, y quiere anticiparse a una edición marcada por los recortes de calendario y presupuesto; una edición complicada para el equipo que lidera la rectora María Luz Morán.

Rubén Calderón, rector de la Uneatlántico, no oculta que esta situación, por excepcional e inédita, tensiona los sistemas académicos, los pone a prueba, sobre todo, porque la adaptación de la formación presencial al modo virtual no es una fórmula exacta, no es un proceso automático. «La formación ha de impartirse desde un punto de vista serio. Y la formación presencial no puede perder calidad en la transformación virtual», incide por teléfono el responsable de este centro privado, integrado en el Grupo Funiber, y que en Cantabria suma más de 2.100 inscritos en estudios oficiales.

Uneatlántico dispone de campus virtual, donde se alojan los materiales y se establecen intercambios por parte de la comunidad universitaria; dispone de plataformas de gestión académica para validar la comunicación, tiene la experiencia de sus programas a distancia (el 80% de los másteres), y, además, añade Calderón, los docentes y el alumnado, en función de las necesidades de la materia que tengan entre manos, establecen videoconferencias, foros, chats... «La respuesta está siendo muy buena por parte de alumnos y profesores. Quiero transmitir tranquilidad: lo vamos a superar».

Uneatlántico, insiste, tiene mimbres para afrontar la teleformación. Sin embargo, su equipo plantea una adaptación progresiva de las materias de grado al modo virtual puro y duro –es decir, la conversión de la asignatura en un bloque de ejercicios, teoría y evaluación para impartirse a distancia–. «Vamos a ir materia a materia. Adaptaremos todas las posibles», revela Calderón, «y actuaremos a medida que se resuelvan las incertidumbres». Se adaptará el calendario académico y se baraja concentrar prácticas y parte de las materias cuando se restaure la formación presencial. Hay contenidos, insiste Calderón, cuyo rigor hay que cuidar.

La UNED, la Universidad Nacional de Educación a Distancia, se revela de nuevo estos días como un patrón, casi como un arquetipo para la teleformación. Su experiencia es casi tan amplia como sus años de vida. Esta universidad pública trabaja con herramientas que conectan al alumnado y la comunidad académica, como 'aLF', plataforma donde se alojan las guías de estudio, las pruebas de evaluación o los foros; o la 'akademos', enfocada a la gestión del tiempo y la actividad (horarios de tutorías, servicios, etc). Así que el Centro Asociado en Cantabria, cuya sede física está cerrada –se atienden las necesidades administrativas y de gestión esenciales–, bulle estos días, bastante más si cabe, en lo virtual.

Ana Rosa Martín Minguijón es la directora del centro y también responsable del Campus Nordeste de la UNED, que agrupa a una quincena de estos lugares académicos. Martín ofrece datos reveladores: «Han aumentado un 300% las conexiones de los estudiantes a las tutorías virtuales. Esta atención se ha reforzado para que nadie se quede sin acceso», indica. El incremento lo explica, en parte, la suspensión de las tutorías presenciales que la UNED ofrece a sus matriculados (en Cantabria, unas 2.700 inscritos en los estudios oficiales). Los tutores atienden telemáticamente y eso eleva la conectividad. «Se están emitiendo más del 92% de las tutorías;y el porcentaje restante, por intercampus».

Las pruebas a distancia se mantienen y el plazo de entrega de las mismas se ha flexibilizado para velar por el «alumnado afectado», argumenta Martín. Las presenciales, en cambio, se han suspendido, y ahora la UNED trabaja para salvar las previstas en mayo. «Mantenemos reuniones para ver qué decisiones tomar sin que el rigor y la calidad de los estudios presenciales se vea afectado».

Unos 15 días antes de decretarse la cuarentena, Cesine inició la adaptación de la docencia presencial de sus dos escuelas, la de Negocios y la de Diseño, al sistema 'online'. A partir de ese momento, en el centro privado aseguran que han mantenido la actividad, el calendario y el ritmo habituales, aunque adaptados. Tenían a favor, indica Víctor J. Hurtado, director académico del área de Diseño, la experiencia telemática: un sistema basado en Moodle o Campus Online –para acceder a materiales, compartir actividades y habilita espacios y foros para la comunicación entre alumno y profesor–, y también los ciclos que imparten a distancia a través de ese campus o de Adobe Connect –que permite videoconferencias en tiempo real, o el contacto a través de chats–. En caso de que la suspensión de lo presencial se prolongase, Cesine, que dirige Yves Marmiesse, asegura que podría mantener la docencia de este modo y «el tiempo que sea necesario».

Hasta ahora, «tenemos una respuesta bastante buena. El nivel de trabajo y entregas es el habitual», asegura Hurtado. Basa su respuesta en que las videoconferencias de las clases «tienen una conectividad del 85% de los estudiantes matriculados». Las clases se graban además y tienen «acceso diferido por nuestro Campus Online, para asegurarnos que cualquier estudiante pueda tener acceso a todos los materiales».

Unos 600 alumnos han hecho esa transición de lo presencial a lo telemático en Cesine. Se comunican también con el profesorado a través del 'mail', WhatsApp o videollamadas.

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