Melchor Sáiz-Pardo Álvaro Soto
Finalmente, la semana pasada se acordó dejar en manos de los propios afectados la decisión: tendrán que elegir si reciben la dosis pendiente de AstraZeneca como estaba previsto -deberán hacerlo previa firma de consentimiento informado-, como recomienda la Agencia Europea del Medicamento y más de una docena de sociedades científicas; o bien optan por mezclarla con la de Pfizer, como ha propuesto la Comisión de Salud Pública guiándose por el estudio realizado con más de 600 voluntarios, que avala su eficacia y seguridad.
El suministro semanal de esta última multiplica por siete la de Oxford, con la que se ha vacunado a la mayor parte de la población de entre 60 y 69 años. Ahora la pregunta que la mayoría se hace, teniendo en cuenta el volumen de los últimos envíos -han llegado el lunes 3.200 unidades de AstraZeneca- es si está garantizada su segunda inyección. Este martes, la reserva en los almacenes del Servicio Cántabro de Salud de esta vacuna ascendía a 10.600 dosis -en total, se han recibido 72.500 en lo que va de campaña-, más otras 424 distribuidas en los centros de vacunación que aún constaban sin poner. Una cuantía con la que sólo se cubren un 17% de las dosis pendientes. Las autoridades sanitarias son conscientes del problema que supondría una rotura de stock en los próximos dos meses, que es cuando le correspondería al grueso de los vacunados el segundo pinchazo.
De momento, desde Salud Pública se aferran a que la administración de AstraZeneca en Cantabria «se inició muy tímidamente», lo que implica que la necesidad de completar la pauta seguirá el mismo ritmo. «Eso ahora nos beneficia». La otra ventaja es que el margen entre dosis es el más amplio de las vacunas anticovid en circulación: frente a los 21 y los 28 días de las fórmulas ARN mensajero (Pfizer y Moderna), con AstraZeneca el intervalo es de tres meses, tiempo que se espera suficiente para ir reponiendo las neveras con las entregas semanales teniendo en cuenta que esta vacuna ya no se administra a más grupos de población.
UGT denuncia que el personal de la Universidad sigue sin vacunar
El personal de la Universidad de Cantabria (UC) no ha sido vacunado todavía frente al covid, al no estar incluido en el grupo prioritario de vacunación, pese a que su actividad se desarrolla de manera presencial y la franja de edad de los estudiantes (20-49 años) es «la de mayor número de contagios», denuncia la Federación de Empleados de los Servicios Públicos (FeSP) de UGT. La secretaria de Seguridad y Salud Laboral, María de la Torre, señala que «no tiene el más mínimo sentido que los profesionales de la Universidad no hayan sido vacunados y se les deje fuera de los grupos prioritarios, y más, cuando existe un plan de vacunación para sus colegas de la enseñanza no universitaria». Una queja que ya ha trasladado al vicepresidente y consejero de Universidades, Pablo Zuloaga, aunque «ha hecho caso omiso, poniendo en grave peligro la salud de los trabajadores de la Universidad, de sus estudiantes y de la ciudadanía en general».
«Las autoridades educativas obligan al personal de la UC a desarrollar sus funciones de manera totalmente presencial y solo una pequeña parte lo puede de hacer de forma mixta, lo que agrava aún más la situación y la dejadez de quienes tenían que haberles incluido en los colectivos prioritarios de vacunación», critica la sindicalista. Una queja que días atrás compartían los profesionales de Educación Infantil, Primaria y Secundaria que quedaron en el aire cuando se paralizó la vacunación con AstraZeneca. Como ellos, quedaban por completar los grupos clasificados como 3 y 6 en la estrategia de vacunación, que ya han empezado a ser citados.
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