«Este procedimiento 'engaña' a las células que desarrollan la alergia, los mastocitos. En vez de activarse con el medicamento al que el paciente se ha vuelto alérgico, al recibir el fármaco en pauta de desensibilización se ponen en marcha mecanismos que las bloquean. Así, el paciente puede continuar con él sin ninguna reacción severa», explica la alergóloga Leticia de las Vecillas, quien ha puesto en marcha este programa. Como en Valdecilla no se realizaba nada parecido, la especialista propuso la posibilidad de formarse en este área. Planteó hace casi tres años al Idival y al hospital la posibilidad de ir al Brigham and Women's Hospital (hospital afiliado a la Harvard Medical School) de Boston, lugar de referencia a nivel internacional en este campo.
Allí amplió sus conocimientos clínicos con pacientes y a nivel de investigación en el laboratorio. En Estados Unidos pudo trabajar durante un año con la doctora Mariana Castells, experta mundial en desensibilizaciones, y comprender el funcionamiento de la técnica. «Es bastante interesante, desde el punto de vista clínico, ver cómo un paciente que ha sufrido reacciones muy graves que podrían ser mortales, es capaz de volver a tolerar el medicamento».
Durante el primer año del programa Valdecilla incluyó 35 pacientes en el programa de desensibilización, principalemente de Oncología y alguno de Hematología y Reumatología. Se llevaron a cabo 131 desensibilizaciones –105 a quimioterapia y 26 a anticuerpos monoclonales– y la mayoría se realizaron en el Hospital de Día. Menos siete que, por su riesgo, se realizaron en la UCI. La cantidad de personas con este tipo de enfermedades que desarrollan reacciones varían entre el 5% y el 35%, según el fármaco y las dosis recibidas.
Para el buen funcionamiento de la Unidad «no basta con que el alergólogo haga un diagnóstico, valore y diseñe el protocolo de desensibilización», sino que es un procedimiento multidisciplinar en el que médicos, enfermería y farmacéuticos juegan un papel importante. Con el paso de los meses se han ido incorporando mejoras y resolviendo problemas, con una comunicación entre todos los sanitarios que ha permitido que las desensibilizaciones se desarrollen, a día de hoy, de manera fluida.
Paso a paso
Cuando a un paciente le diagnostican cáncer existe la posibilidad de que desarrolle una reacción alérgica durante el tratamiento. En el Hospital de Día la detectan, reconocen los síntomas y se deja constancia en la historia. Cuando el oncólogo valora de nuevo al paciente, determina si debe seguir con el mismo fármaco o puede sustituirse por otro. Si considera que es fundamental que siga con el mismo, lo derivan a Alergología. Allí se realiza una historia clínica, pruebas cutáneas y se valora el riesgo para ver si la siguiente administración debe realizarse en la UCI.
Posteriormente el alergólogo diseña un protocolo personalizado que comunica a Farmacia, donde se preparan los fármacos para ser administrados según la pauta de desensibilización establecida. «Son a medida, en función de la enfermedad de base, otras dolencias que tenga el paciente, la reacción inicial, las características del fármaco… por eso el papel del alergólogo es fundamental».
Al paciente se le informa de los riesgos porque existe una probabilidad de que se vuelva a producir reacción. «Es un protocolo muy seguro, más del 95% de los pacientes no tienen más reacciones y, de los que la tienen, el 90% son muy leves aunque la inicial haya sido muy grave».
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