Valdecilla frena la reducción de camas de cada verano por «la elevada presión en Urgencias»

Los hospitales cántabros activan sus planes de verano contando con la reducción de la patología más frecuente en invierno -esta vez ya sin la amenaza del covid, que el año pasado aún volvió a apretar en los meses de calor- y con la obligada bajada de la actividad quirúrgica para cumplir con las vacaciones de la plantilla.

El equipo de Urgencias, inmerso en el proceso de contratación de personal de refuerzo para el periodo estival, ya cuenta con que va a ser «un mes de junio complicado». Y el propio gerente, Rafael Tejido, coincide en que «hasta que el hospital se adapte al 'modo verano' es normal que haya un poco más de acúmulo en Urgencias». El pasado lunes fue uno de esos «días malos», en los que ya se habían superado los 200 pacientes a última hora de la mañana, lo que implica una tarde de salas llenas y actividad ralentizada hasta que los pacientes pendientes de ingreso van subiendo a planta.

«El plan que ponemos en marcha es el habitual: de las 850 camas funcionantes en invierno pasamos a las 750 durante el verano (la cifra es flexible en función de las necesidades)», explica el gerente. Y esa reducción se aplica en dos tandas. La primera, centrada en las plantas de Medicina Interna, Infecciosas y Neumología -las especialidades que están más relacionadas con la patología estacional-, que ya es efectiva desde principios de este mes; y la segunda, cuando merme el número de cirugías, a partir de julio y hasta el 30 de septiembre, que se extenderá a la hospitalización de los servicios quirúrgicos. «Lo que se hace, sobre todo, es individualizar habitaciones dobles», añade Tejido, «así que la pérdida de capacidad es menor de lo que parece».

El ritmo de los quirófanos de Valdecilla los próximos meses, en los que se concentran las vacaciones del personal, va a depender entre otras cosas de la disponibilidad de anestesistas para suplir parte de esas ausencias. Y de los cuatro MIR de la especialidad recién terminados, sólo uno aspira a incorporarse a la plantilla.

No obstante, la Gerencia cuenta con mantener la misma actividad quirúrgica que en julio de 2022, «con una media diaria de 17-18 quirófanos abiertos» de los 30 que funcionan en invierno (incluidos los del Hospital de Liencres, que son los de Oftalmología), lo que supone un descenso del 40% respecto a las operaciones programadas el resto del año. Sólo en el verano de 2021, para compensar los estragos en las listas de espera derivados de la pandemia, «se mantuvieron abiertos hasta 22 quirófanos», recuerda Tejido. Ahora, la acumulación de cirugías pendientes no ha conseguido mejorarse -el Servicio Cántabro de Salud registró en el último balance sus peores registros, con 15.322 pacientes en cola y casi cuatro meses de demora-, sino que se ha visto afectada aún más por el parón de la actividad extraordinaria (las peonadas para operar por las tardes).

Una merma del 30% en las intervenciones programadas es lo que contempla también el Hospital Sierrallana, que tendrá operativos a lo largo del verano cinco de sus siete quirófanos -más el de urgencias-, «excepto de mediados de julio a finales de agosto, que sólo podemos garantizar cuatro por la falta de anestesistas», señala el gerente, Pedro Herce, cuya principal preocupación ahora mismo es «la tremenda escasez de personal que tenemos». Un problema que no descarta que acabe provocando «el adelanto del plan de verano este mes. Tengo que reconocer que, si nos vemos apurados de personal, igual hay que cerrar camas antes de lo previsto». La idea, explica, es aplicar las medidas que se utilizaban en 2019, antes de que estallara la pandemia y hubiera que reorganizarse para hacer frente a la demanda covid entre ola y ola y conjugarlo con el resto de la actividad asistencial. En este caso, el ajuste se traduce en cien camas. «De las 300 instaladas en el hospital, ahora tenemos funcionantes 256 y pasaríamos a tener abiertas y ocupadas hasta 156», señala Herce. «Es hasta donde podemos llegar, es materialmente imposible sustituir a todos los profesionales que se van de vacaciones. Aún tenemos sin cerrar el 40% de los contratos de verano, tendremos que ir adaptándonos a las circunstancias».

También la capacidad de la hospitalización domiciliaria se reducirá al menos un 40% de las 36 camas repartidas entre Sierrallana y Tres Mares (Reinosa). Y en consultas y pruebas diagnósticas está prevista una disminución de la actividad (un tercio de las revisiones) para compensar que una cuarta parte de la plantilla no va a estar disponible ni podrá ser reeemplazada. Pero donde no caben bajas ni ajustes es en el servicio de Urgencias, donde «vamos a mantener el 100% de los dispositivos», pero 'tirando' de la autocobertura (cubriéndose los compañeros entre sí), admite el gerente de Sierrallana, «porque tenemos cuatro contratos de Urgencias aún sin cubrir, y en las bolsas de empleo no hay nadie apuntado».

Un panorama que comparte el hospital comarcal de Laredo, desde donde sus propios médicos expusieron hace unos días sus temores, en declaraciones a este periódico: «Si el verano pasado ya fue difícil», hasta el punto de que Sanidad tuvo que ordenar el desplazamiento temporal de profesionales de Valdecilla para garantizar las guardias de anestesia y cubrir las bajas en Cardiología y Neumología, «este año la situación es mucho peor, porque los que vinieron para tapar los agujeros ya no están». En el centro pejino no cabe el cierre de camas porque el verano es, con diferencia, la época con mayor presión por la gran afluencia de visitantes de la comarca oriental. Desde la Consejería de Sanidad aclaran que «las plantas de hospitalización se mantienen como siempre», aunque sí se prescindirá de uno de sus tres quirófanos. Lo que implica que aún tardará en ponerse en marcha el nuevo bloque quirúrgico, aunque las obras -prolongadas durante años- ya sólo estén a falta de remates.

De otro lado, no se contempla volver a derivar los partos a Valdecilla, como ocurrió en el verano de 2021 por la escasez de anestesistas. «Y en Urgencias, el refuerzo que se ponía otros años está incorporado para todo el año», precisa Sanidad, que no ha entrado a responder a la queja de los facultativos, que apuntaron que «el hospital de Laredo está condenado a desaparecer si no se buscan soluciones para completar su plantilla» y que «quien lo sufre es la población, que soporta listas de espera intolerables».