Valdecilla funcionará sólo con dos equipos de radioterapia durante cinco meses para instalar el nuevo

De entrada, la previsión que maneja el servicio de Oncología Radioterápica, que dirige Pedro Prada, es que la obra en sí arranque en el mes de julio. En el momento en que se ponga fecha concreta, la máquina, que ya hace tiempo que se había quedado obsoleta, se desconectará una semana antes para proceder a su desmontaje. De ese trabajo se encargará la empresa adjudicataria del nuevo acelerador, la compañía estadounidense Accuray.

Si se cumple el plan marcado, Valdecilla volvería a tener operativos sus tres equipos de radioterapia externa «para el mes de noviembre», dice Prada, «siempre que no surjan imprevistos por el camino». Y vista su experiencia con el proyecto de la protonterapia –ahora paralizado por el recurso del Colegio de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Cantabria–, no se atreve a garantizar los plazos. Lo que sí garantiza son las prestaciones que añade este acelerador de última generación, que «permite aplicar más dosis ceñida al tumor (es más selectiva), respetando los tejidos sanos. Con esta tecnología se consigue mejorar el tratamiento, sobre todo en algunas estructuras delicadas como cabeza y cuello. La máquina va irradiando mientras rota alrededor del paciente sin parar, a la vez que la mesa se va desplazando. Es más rápida y aumenta la precisión». Y tiene la ventaja, añade, «de que vemos las imágenes de forma continua (vía escáner) mientras se está tratando».

Pero hasta que se ponga en marcha, el equipo de Oncología Radioterápica, que atiende una media de 160 pacientes diarios, tiene que buscar la manera de absorber los 50 que le corresponden a la máquina que quedará fuera de servicio. «A diferencia del plan que desarrollamos cuando se cambió el segundo acelerador lineal, que tuvimos que ampliar el horario hasta medianoche para que no se acumularan las sesiones programadas, ahora creemos que no va a ser necesario. Como ahora disponemos de más tecnología, lo que vamos a hacer es ajustar el tipo de radioterapia, aumentando las indicaciones de hipofraccionamiento, es decir, dar tratamientos más intensivos en menos sesiones, y también derivar más casos a intervencionismo (braquiterapia e intraoperatoria)», explica Prada.

Si esas medidas fueran insuficientes, el siguiente paso sería «adelantar media hora la jornada de los técnicos para la comprobación de las máquinas, de forma que ganaríamos ese tiempo para tratamientos».

La renovación de los tres aceleradores lineales de Valdecilla fue uno de los objetivos que se marcó Prada cuando asumió la jefatura de servicio, en 2013. El primero llegó en 2015, de la mano de la firma americana Varian, con los tratamientos de una única sesión y un sistema de radiocirugía acoplado como principales novedades. Y el segundo, de la misma marca, empezó a funcionar en agosto de 2018. Ambos son capaces de tratar todo tipo de tumores, bombardeando con electrones las células cancerosas, sin apenas dañar los tejidos sanos y con tal nivel de precisión que la irradiación se concentra solo en la lesión. Estas características son las que permiten elevar la dosis hasta tal punto que se puede tratar el tumor incluso en una sesión, en lugar de las 30 habituales con la radioterapia convencional. En esos años, además, Valdecilla ha incorporado también el acelerador portátil, donado por la Fundación Amancio Ortega, que permite aplicar el tratamiento durante las cirugías, lo que se conoce como radioterapia intraoperatoria.