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El efecto de la macro-oposición sanitaria, que se empezará a celebrar en marzo, ya se deja sentir en Valdecilla. El hospital se ha visto obligado a reducir las sesiones de quirófano por la falta de anestesistas como consecuencia de la acumulación de permisos ... solicitados para preparar a conciencia un examen del que depende el futuro profesional de los interinos, que representan casi la mitad de la plantilla. Esta especialidad es la que estrenará la ronda de las oposiciones, pero se prevé que el reajuste de la actividad se extienda al resto de servicios a medida que se acerquen las fechas de las siguientes citas.
La Oferta Pública de Empleo (OPE) de médicos va a suponer un quebradero de cabeza no sólo para los propios aspirantes, que se juegan en un examen teórico tipo test la propiedad de una plaza que llevan años esperando –algunos incluso más de una década–, sino también para las gerencias de los hospitales, que tendrán que cuadrar las carteleras de una plantilla marcada por el alto porcentaje de interinos (un 40%), que en lo que resta hasta la celebración de la prueba buscarán la forma de conciliar el estudio con la actividad laboral. «Al final es como volverte a examinar del MIR, sin que cuente la experiencia acumulada en todos estos años de trabajo. Es inconcebible», se queja uno de los opositores, en contra del modelo de prueba al que se enfrentarán. De ahí la sensación de «incertidumbre» que cunde entre el personal.
El volumen de la convocatoria (entre la OPE de 2016 y la de 2017 suman más de 1.300 plazas, de ellas 480 de facultativos) moverá a miles de profesionales. Anestesiología es uno de los servicios centrales del hospital, que además de la anestesia quirúrgica abarca otras áreas asistenciales como la Unidad del Dolor y la sedación en pruebas diagnósticas (por ejemplo, la colonoscopia). Por eso el déficit de su plantilla tiene un alto impacto en el día a día del hospital. Desde el propio servicio reconocen que «se está capeando el temporal como se puede», con una reducción de la actividad de entre el 10 y el 15% (dentro y fuera de quirófano), porque «hay que conjugar el derecho de los médicos a disfrutar de los permisos que tienen por ley (como la reducción de jornada para guardia y custodia de hijos menores) con el derecho a la asistencia sanitaria de los ciudadanos». El escenario era más que previsible –apuntan– teniendo en cuenta «el incumplimiento de los sucesivos gobiernos en la frecuencia de las convocatorias de empleo». Así las cosas, «¿cómo no se van a pedir permisos?», plantea uno de los facultativos veteranos, que subraya que esta OPE supone «una oportunidad única».
Fernando del Canto, subdirector médico del área quirúrgica, confirma que «en estas primeras semanas hay un acúmulo de permisos solicitados por anestesistas, pero también por otros especialistas. Nuestro trabajo es organizarlos para que la actividad no se resienta, y una opción es incrementar el número de la cirugía ambulante y aglutinarla en una misma sesión».
Explica que «la ley permite una serie de permisos que siempre tienen una influencia puntual en la actividad quirúrgica, aunque la compensamos día a día para que su repercusión sea la menor posible o incluso nula». No obstante, admite que «este año es especial porque hay OPE de casi todas las especialidades y que hacía años que no había, con lo que la cantidad de gente que oposita es mayor». En el caso del servicio de Anestesiología y Reanimación, de los 67 médicos adjuntos, 30 son interinos y 7 eventuales. «Ahora mismo hay solicitadas 12 reducciones, lo que equivale a cuatro anestesias menos cada día, pero con las medidas tomadas su repercusión en quirófano es de sólo una o dos sesiones menos por día, que se compensan con la mayor actividad ambulatoria», apunta Del Canto.
Sin embargo, el Sindicato Médico augura que será suficiente para que el recorte en las listas de espera del que presume el Servicio Cántabro de Salud (SCS), publicado esta misma semana con las cifras del cierre de año (8.663 pacientes y una demora media de 86,93 días), se vaya al traste. El vicepresidente de la organización sindical, Santiago Raba, responsabiliza «en exclusiva» a la consejera de Sanidad, María Luisa Real, de esta suspensión de la actividad quirúrgica que afectará, según sus cálculos (seis pacientes diarios sin operar y dos colonoscopias menos) a «entre 450 y 500 pacientes» hasta el 22 de marzo, que es la fecha fijada para este examen, al que optarán 157 candidatos.
«Ya habíamos advertido a la consejera de que algo así podría pasar de persistir en su empeño de hacer exámenes sobre cuestiones teóricas con la dureza empleada en la última OPE de médicos de familia, en la que inicialmente hubo tantos suspensos que no se cubrió el número de plazas ofertadas, algo inaudito a nivel nacional», sostiene.
El Sindicato Médico dice que, para que esa situación no se repitiera, pidió para estas oposiciones «un examen teórico sencillo, que permitiera su estudio sin necesidad de pedir permisos y que, al mismo tiempo, se contara toda la experiencia laboral, especialmente después de no haber realizado OPEs en 11 años (que en algunas especialidades llega a 18)». Sin embargo, añade Raba, «nos encontramos con un examen como el de médicos de familia, tipo test, y con un baremo de méritos que no reconoce gran parte de la experiencia laboral atesorada por los facultativos cántabros a lo largo de tantos años sin oposiciones, favoreciendo así a opositores de otras comunidades autónomas con menos experiencia laboral y, desde luego, ninguna en los servicios de los que podrían formar parte en caso de aprobar».
La amenaza de movilizaciones empieza a planear de nuevo. El Sindicato Médico anuncia la convocatoria de una asamblea este mismo mes en el Colegio de Médicos para valorar la situación de la sanidad cántabra. En ese encuentro se abordará, además de las consecuencias derivadas de la preparación de la Oferta Pública de Empleo, con la reducción de la actividad quirúrgica y la suspensión de los permisos a los anestesistas, el «malestar» de los pediatras de Atención Primaria, «desbordados» en las últimas semanas por el aumento de la demanda, entre otras cosas por la epidemia de bronquiolitis y de gripe, y de la «autocobertura», agravada con las últimas jubilaciones.
Asimismo, el sindicato apunta que por la falta de sustitutos, tanto de pediatras como de médicos de familia, se han suspendido múltiples permisos navideños del personal de los Servicios de Urgencias (SUAP), todo ello motivado por «una nula política de gestión de recursos humanos». Razones por las que se planteará el inicio de movilizaciones, en consonancia con lo que está ocurriendo en otras comunidades autónomas.
Raba insiste en que «no tiene ningún sentido examinar de cuestiones teóricas como si fuera un recién llegado a quien lleva una media de 15-20 años trabajando para el sistema y ha acreditado dichos conocimientos superando un examen MIR, un proceso selectivo de méritos exigidos en la bolsa de trabajo para poder acceder a su puesto y una formación continuada recogida en su carrera profesional». Según explica, el modelo de prueba impuesta (150 preguntas) «ha llevado a una situación de pánico entre los médicos cántabros, que han solicitado en masa reducciones de jornada para poder preparar mejor sus exámenes, con la previsible y consiguiente reducción de la actividad asistencial y aumento de las listas de espera».
Precisamente, para evitar que la situación se agrave a medida que se acerque la fecha de la OPE, que los profesionales aguardan «con nerviosismo», el director médico de Valdecilla, Trinitario Pina, ha comunicado esta misma semana que «con el objeto de mantener y garantizar la actividad asistencial y quirúrgica del hospital, la concesión de reducciones de jornada de cualquier tipo a los facultativos del servicio de Anestesia se demorará hasta el 25 de marzo». Lo que implica que no habría más permisos antes de las oposiciones, porque no cuentan con sustitutos para cubrir las bajas.
A juicio del Sindicato Médico, «esta suspensión indiscriminada es absolutamente ilegal, puesto que hay que analizar la pertinencia o no de las reducciones de jornada caso por caso». Asimismo, juzga «hipócrita llenarse la boca con palabras como igualdad, feminismo y conciliación y luego cancelar las reducciones de jornada de un servicio integrado en dos terceras partes por mujeres. Quien más presume de igualdad pretende que una médico anestesista, después de pasarse en quirófano una media de 55 horas semanales (jornada de 37,5 horas y una guardia de media) se ponga a estudiar otras 4-5 horas diarias y concilie todo ello con su vida personal y familiar». Por todo ello, considera que «la consejera de Sanidad debería haberse ido hace ya mucho tiempo a su casa por su manifiesta incapacidad para la gestión».
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