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En el año 2006, la Asociación de la Prensa de Cantabria concedió el Premio Estrañi de periodismo al fotógrafo santanderino Manuel Bustamante, elevado a la esfera de leyenda por sus compañeros de profesión. El día antes de su gran noche, y con motivo de ... esa concesión, a Manolo le entrevistó un colega, un colega de oficio y de redacción, la que compartieron durante décadas en El Diario Montañés, que nunca pudo imaginar que dieciocho años después iba a merecer el mismo reconocimiento. Elegante en los vestires, en los andares, en los modales y en la palabra, dicha y escrita, el periodista y escritor santanderino Juan Carlos Flores-Gispert, recibe mañana por derecho el Premio Estrañi 2023.
–Cuando el comediante norteamericano Jack Benney ganó un premio muy prestigioso dijo: «Yo no me merezco este premio, pero tengo diabetes y tampoco me lo merezco».
–Yo sí me merezco este premio. Creo que he trabajado mucho por Santander y por Cantabria.
–¿Aprobaría un examen sobre la figura de José Estrañi?
–¡Por supuesto! ¿Qué quiere saber? Me sé su vida y milagros. Lo tengo todo apuntado por aquí porque lo voy a utilizar en el discurso que voy a dar.
–El jurado destaca la labor que ha desempeñado usted como «guía» de las nuevas generaciones de periodistas cántabros por su trabajo durante décadas en El Diario Montañés.
–Así es, sí.
–¿Así se ve?, ¿como un guía?
–He disfrutado mucho trabajando con jóvenes en la redacción, y me he implicado hasta donde he podido o ellos me han dejado para que se formaran bien y supieran moverse en este medio. ¿Guía? No creo que haya sido para tanto, la verdad. Me doy por satisfecho si a mi lado han aprendido algo más de lo que aprendieron en la facultad.
–En 40 años en esta profesión, ¿cual diría que ha sido su momento mejor?
–La entrevista que le hice a la reina Letizia, entonces princesa, cuando vino a Santander con motivo de la inauguración del Centro de Acogida Princesa Letizia. Aquella fue una buena exclusiva para mi periódico.
–¿Y el peor?
–Cualquiera de los sucesos que durante mi carrera profesional tuve que cubrir.
–¿El más divertido?
–Ocurrió durante una entrevista que le hice a Julio Iglesias en el campo de fútbol de El Sardinero. Me pasó un brazo por el hombro y me dijo: «¡Flaco!, ponte conmigo para hacernos una foto».
–¿El más embarazoso?
–Ese lo viví en una noche de francachela en la que me topé con un político en actitud cariñosa con una señora que no era la suya. Nos vimos, nos ignoramos y allí no pasó nada.
–El nombre del político no me lo va a decir, claro.
–Pues no.
–Lo suponía. ¿Y el más emotivo?
–Hay varios, pero me quedo con aquel día en que, una vez acabado el funeral de Emilio Botín dentro de la Catedral de Santander, cientos de personas que aguardaban en la plaza prorrumpieron en aplausos cuando salió doña Paloma mostrándole su respeto, su cariño y su agradecimiento por todo lo que ha hecho por poner el nombre de Santander en el mundo de la música.
–¿Qué acontecimiento le hubiera gustado vivir para contarlo?
–Me hubiera gustado mucho vivir y narrar la entronización del rey Carlos de Inglaterra.
–¿A quien hubiera deseado entrevistar y no pudo?
–A Concha Espina, sin dudarlo. Para hablar de ella y su familia, de su marido y de su separación, de su lucha por ser una mujer libre y, por supuesto, de su obra, en la que estuvo trabajando hasta el último día de su vida.
–¿Y a quién se arrepiente de haber entrevistado?
–Pues así, de primeras... a nadie. Y mire, déjeme decirle en relación con las entrevistas que he descubierto que las personas, cuanto más importantes son, más educadas se muestran ante uno. Solo se creen que son alguien los 'pelagatos'.
–¿Es el periodismo una profesión devaluada?
–No. Yo no lo veo así. El periodismo es una profesión esencial. Es verdad que para que los ciudadanos crean en lo que le cuentan los medios de comunicación estos tienen que nutrirse de buenos profesionales que trabajen con rigor y fuentes fidedignas. Porque ese es el auténtico valor de la prensa y de los periodistas. El rigor a la hora de informar de cualquier asunto.
–¿Usted se ha sentido un periodista libre?
–Absolutamente.
–Sabiendo cuanto sabe ahora, ¿volvería a elegir como refugio la redacción de un periódico o escogería mejor cualquier marquesado de ese siglo XIX que tanto le fascina?
–A mí me hubiera gustado mucho vivir en aquella época si hubiera sido rico y marqués, claro. Pero, hombre, para ser pobre, no. Para ser pobre, prefiero ser pobre en esta. Dicho lo cual, volvería a ser periodista.
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