¿Qué vamos a hacer ahora?

Miguel Ángel Revilla entiende que Cantabria entra en una fase compleja de la quinta ola más por la cada vez más elevada presión de los hospitales, con 19 personas en la UCI, la mitad que en los peores momentos de 2020, que por el récord de positivos de ayer. Sin restarle importancia, interpreta que ese pico es también consecuencia –junto al mayor poder de contagio de las nuevas variantes– del esfuerzo que hace Sanidad para aumentar el ritmo de realización de pruebas PCR.

En cualquier caso, y subrayando que su opinión es personal y que cualquier determinación está en manos del departamento de Sanidad, sí considera que ha llegado el momento de actuar. «Vamos a esperar al martes. Todavía no sé qué hará la Consejería, que es donde está la gente especializada que sabe de esto, pero se tomará alguna medida», avanza Revilla. Estas restricciones deberían ser «parciales y puntuales». «Medidas duras no se pueden tomar más. Habrá que convivir con el virus hasta que la vacuna, que va muy bien, haga efecto». En ese saco de medidas duras incluye el cierre de interiores en hostelería, por lo que no lo ve conveniente en este momento. Por lo menos de forma generalizada.

Santander no tiene pensado aplicar cambios sobre su ya menguado programa festivo de Santiago, en el que los eventos susceptibles de concentrar un mayor número de personas, como las ferias, los toros o los conciertos, se celebran con aforos reducidos o cita previa, entre otras medidas, según destacó ayer su alcaldesa, Gema Igual.

«Lo he dicho siempre: para vivir hay que respirar y comer. Las empresas de espectáculos necesitan trabajar y, como lo vienen haciendo las culturales, se les debe dar la posibilidad con el cumplimiento riguroso de la normativa sanitaria y extremando las precauciones», cuenta la regidora, que defiende que el Consistorio ha adoptado todas las medidas para reducir al máximo el riesgo. Aun así, pide a la ciudadanía «que cumplan la normativa en todos los aspectos de su vida cotidiana. Solo así, con el esfuerzo de todos, podremos frenar en seco la expansión del virus».

Igual subraya que los eventos de la Semana Grande son «contenidos» y autorizados por Salud Pública: «Hemos optado por actividades de pequeño formato al aire libre», frente a eventos culturales de muchos tipos que se han venido desarrollando en el último año en toda Cantabria, incluso en espacios cerrados.

Al consejero de Sanidad, Miguel Rodríguez, no le cabe duda de que el Sistema Cántabro de Salud (SCS) está «controlando» correctamente los positivos que afloran en las pruebas realizadas por el sistema público. «En cuanto a los laboratorios privados, están obligados a comunicarnos cada nuevo positivo que detecten y estoy seguro de que lo están haciendo», corrobora. «El problema pueden ser los positivos que no están diagnosticados y que están circulando por la calle».

Hay, porque siempre lo ha habido, «gente que se ha saltado la cuarentena», aclara Rodríguez. «Lo sabemos por algún dato indirecto de alguien que avisa sobre personas que no están cumpliendo con los aislamientos, pero eso siempre ha existido a lo largo de la pandemia», especifica el responsable de Sanidad.

Fuentes de la Consejería han señalado en varias ocasiones en los últimos días que los síntomas de la nueva variante delta, que es predominante en Cantabria, pueden confundirse con un resfriado común de verano. Por eso muchos de los portadores no están acudiendo a realizar las pruebas de diagnóstico y están diseminando el patógeno.

Incertidumbre. Es lo que maneja ahora la Consejería de Sanidad, «porque por el momento los datos van a seguir creciendo, sobre todo en lo que se refiere a la hospitalización, especialmente la semana próxima, cuando esperamos sumar para el martes o miércoles del orden de un centenar o más de pacientes ingresados», concretó ayer Reinhard Wallmann, director general de Salud Pública.

Buena parte de la culpa la tiene la variante Delta, mucho más contagiosa que la original, que afloró al inicio de la pandemia. «En Cantabria ya supone el 72% de todas las muestras que analizamos y en hospitalizaciones, la detectamos en el 51% de los casos».

Como un rayo, la mutación del covid ha ido ganando terreno a gran velocidad. «En cuatro semanas ha pasado de representar cero casos a este 72%», explica Wallmann, que mantuvo ayer una reunión telemática con técnicos del Ministerio de Sanidad para prever el desarrollo que puede tener la pandemia a lo largo de los próximos días. «Parece claro que es la variante que se va a imponer en las próximas semanas», concretó, una circunstancia que seguirá ayudando a la propagación sin freno del patógeno por la sociedad cántabra.

El mayor temor del presidente de los empresarios cántabros, Enrique Conde, es que el verano, tabla de salvación para muchos sectores económicos de la región –en especial para la hostelería y el turismo– no se pueda aprovechar por las restricciones sanitarias impuestas para frenar esta quinta ola. «Tememos el cierre de los interiores de la hostelería. Eso castigaría la posible compensación económica que puede suponer el verano para uno de los sectores que más ha sufrido», advierte.

Si finalmente la Consejería de Sanidad decide endurecer las medidas para tratar de frenar la quinta ola, el responsable de la CEOE reclamará una reparación correspondiente al daño: «Que se compense de forma coherente a los perjudicados, no de la forma ridícula como hasta la fecha. Hay que tener en cuenta la repercusión importante de estas posibles nuevas medidas, sobre todo en cuanto a ahuyentar al turismo».

Enrique Conde entiende que ahora se da un agravante respecto a otros momentos de la pandemia y es que no hay focos concretos, sino que la alta incidencia afecta a todos los municipios a la vez, por lo que es más difícil aplicar restricciones de forma quirúrgica.

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