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Del futuro de la bahía de Santander se lleva años hablando. Con puntos de partida en los que todos están de acuerdo -que todas las administraciones involucradas deben participar en la gestión, que se deben conjugar los distintos usos, que se deben tener en ... cuenta las condiciones orográficas, climáticas...-, pero, en general, con poca concreción. Existe una Mesa de la Bahía en la que están todos: Puerto, Gobierno de Cantabria, Costas, Delegación de Gobierno, ayuntamientos de la zona y la Universidad. También la idea genérica de elaborar un Plan Integral de Gestión. De hecho, en 2019, los que se sientan a esa mesa firmaron un Protocolo General de Actuación. Pues bien, en el último encuentro de ese grupo, celebrado ayer, se presentó a sus miembros un documento que da respuesta a ese protocolo. El arranque de un proyecto que pretende fijar cómo debe ser la colaboración entre todos y las medidas que pueden tomarse. Lo han llamado Plan Bahía y de coordinar su redacción se encargará el Instituto de Hidráulica Ambiental (IH). Su desarrollo se extenderá hasta septiembre de 2025. Para entenderse es el plan para el plan. El paso previo. El mecanismo para abordar las futuras actuaciones en el marco -perdón por repetirse tanto- de un Plan Integral para la Gestión de la Bahía.
Desde el IH explicaron la hoja de ruta. Que iniciarán un proceso de participación con actividades «para todos los públicos». Talleres, mesas sectoriales, consultas digitales... Lo conjugarán con el estudio de la evolución socioeconómica, ambiental y morfodinámica del estuario. También de las normativas de aplicación en la bahía. Con todo esto tocará hacer un diagnóstico. Cómo está. Y, a partir de ahí -última fase- identificar y evaluar las posibles alternativas de gestión. O sea, qué se puede hacer y cómo se puede decidir y ejecutar.
Todo, teniendo en cuenta que el objetivo último de este proceso (ese futuro plan integral) es «establecer e implementar, en la medida de lo posible, las medidas necesarias para garantizar el cumplimiento de los objetivos económicos, medioambientales, sociales, culturales y recreativos de la bahía de Santander, tomando en consideración las dinámicas naturales actuales y el contexto de cambio climático». Y ahí aparecerán cuestiones absolutamente prácticas. Incluso polémicas. Los espigones, los movimientos de arena, rellenos, áreas urbanizables, dragados, concesiones... «Los procesos naturales -señalan los promotores-, especialmente los relacionados con el cambio climático, y las actividades antrópicas desarrolladas en la bahía y sus cuencas drenantes están provocando importantes cambios en las dinámicas y procesos naturales del estuario. Entre ellos destacan los cambios sedimentarios en la bocana de la bahía, que están produciendo el crecimiento del Puntal de Somo y el retroceso del sistema dunar de Somo-Loredo, con el consecuente impacto que estos cambios tendrán, tanto en la conservación de sus valores naturales como en los usos antrópicos del sistema».
¿Quién financia este primer paso? «El proyecto Plan Bahía cuenta con una financiación inicial de 150.000 euros procedentes del Programa de Ciencias Marinas (ThinkInAzul), que impulsa el Ministerio de Ciencia e Innovación en colaboración con las comunidades autónomas. Con cargo a fondos Next Generation EU -o sea, europeos- y del Gobierno de Cantabria». Y no es el único asunto (el del dinero) que tiene que ver con Europa.
El diseño del plan seguirá las pautas marcadas «por la Directiva Europea 2014/89/UE, cuyo objetivo es establecer un marco normativo para la planificación y gestión del espacio marítimo en las aguas de los países miembros de la UE». Además, según señala el IH, «a escala europea, el proyecto se alinea con el Protocolo Relativo a la Gestión Integrada de las Zonas Costeras (GIZC) del Mediterráneo, que entró en vigor en España en el año 2011». «La elaboración del Plan GIZC de la bahía de Santander -explican- será un caso piloto de gestión integrada en España».
Al acabar, en septiembre de 2025, pretenden dejar sobre la mesa de las instituciones una «herramienta dinámica, capaz de evolucionar y adaptarse a los cambios que se produzcan desde el punto de vista ambiental, morfodinámico, económico y social para ofrecer el mejor apoyo científico-técnico a las administraciones».
Todo, con la idea de que «puedan estudiar y, en su caso, abordar la implantación de las diferentes medidas» por el bien de la bahía.
La reunión organizada ayer en la sede del Instituto de Hidráulica –no había convocatoria pública previa y su celebración se conoció tras celebrarse– contó con representantes de los miembros de la Mesa de la Bahía. Delegación del Gobierno, Dirección General de la Costa y el Mar, Autoridad Portuaria de Santander, Gobierno de Cantabria y ayuntamientos de Santander, Camargo, El Astillero, Marina de Cudeyo y Ribamontán al Mar, además de la Universidad de Cantabria. Una hora aproximada de charla. A todos ellos se les entregó un dossier y se les indicó, por ejemplo, la necesidad de seleccionar interlocutores (desde un punto de vista técnico) para empezar a trabajar. El encuentro, indicaron desde el IH una vez finalizado, «marca el inicio del proyecto, cuyo desarrollo se extenderá hasta septiembre de 2025, fecha de finalización de los proyectos que financia el Programa de Ciencias Marinas».
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