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Un total de 29 ovejas propiedad de un vecino de Gandarilla (San Vicente de la Barquera), Enrique Corsini, fallecieron ayer tras el ataque de varios ... lobos, según estimaron los guardas forestales después de ver el resultado de la masacre. «Desde luego, para hacer esta carnicería tienen que ser cuatro o cinco mínimo, eso me dijeron los guardas», narra el propietario de las ovejas, que no fue el primero en encontrarse con los animales muertos, pues del rebaño se encarga diariamente Julio Gutiérrez, vecino del pueblo cercano de Labarces, quien al llegar ayer al lugar rápidamente se percató de lo sucedido. «Ví que estaban esparcidas y me dije: 'Ya pasó algo'», explica. Señala que normalmente duermen todas juntas y «hasta las ocho y media o las nueve no salen».
El rebaño se componía de 82 ovejas, todas preñadas. Tras el recuento, las que yacían muertas eran 18 y «además había 17 en pie pero tocadas por el lobo». Por la tarde, el veterinario se encargó de poner una inyección a las que estimó que no podrían sobrevivir, con lo que el número total de animales muertos asciende a 29. El propietario supone que las que estaban más alejadas y se salvaron abortarán «por el ejercicio excesivo al que han sido sometidas, corriendo seguramente toda la noche». Explica también que de todas las ovejas degolladas, «los lobos sólo se comieron a una».
El pasado mes de junio, el rebaño de Enrique Corsini vivió un episodio similar en el que perdió a 16 de sus animales. Algunos de sus vecinos también han tenido que lamentar ataques. «Sin ir más lejos, al vasco, la semana pasada le mataron cuatro o cinco», comentan Corsini y Gutiérrez mientras siguen asistiendo al veterinario en la comprobación del estado de algunas de las ovejas vivas. «Por lo visto, echan espuma por la boca y eso quiere decir que tienen los pulmones un poco encharcados y no sobreviven; entonces, hay que matarlas con la inyección», explican los ganaderos.
El siguiente paso es informar de lo sucedido a la Consejería. «Ya se han llevado los datos y por estas darán indemnizaciones después de analizarlas y determinar si se han muerto por enfermedad, que está claro que no, pero las analizan», adelanta Enrique, que agradece que sus ingresos no dependan exclusivamente de la ganadería, ya que cuenta con varios negocios en San Vicente de la Barquera. «Si sólo nos dedicáramos a esto, te puedes imaginar... Esto es una ruina para cualquiera».
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