Veda abierta

Tengo apuntada en una libreta la lista de insultos que he oído y leído en la última semana. Con ellos podría llenar sin problema este comentario, pero por respeto a los lectores no citaré ninguno, aunque ya se pueden imaginar que entre ellos está el rey de todos, ese que siempre se acuerda de nuestras queridas madres y que se utiliza casi tanto como los buenos días. Aquí insulta todo el mundo. Se ha democratizado el insulto. Da igual que sea mi vecino del ático que Donald Trump, da igual que sea un fontanero que un periodista (tampoco se nos da mal), da igual que estemos en la fila del súper que en un parque, en un campo de fútbol o en el mismísimo Congreso de los Diputados (léase también Parlamento de Cantabria). Por cierto, sus señorías (pasados, presentes y supongo que futuros) a poco que se esfuercen tienen garantizado un máster acelerado, más que acreditado esta vez.

Aunque ellos dirán en su defensa que lo de insultar viene de muy antiguo, que los grandes oradores de la Antigua Roma ya se insultaban, que también son recordados por sus insultos célebres políticos a lo largo de la historia y que, incluso, trasladándolo a nuestra literatura, Don Quijote le llamaba de todo a su fiel escudero Sancho Panza, y es el libro de los libros.

Pero, claro, no es lo mismo leer a gente anónima desfogarse sin freno en Twitter o Facebook después de que su equipo se haya quedado fuera (o se haya clasificado, da igual) de la Champions –media libreta de insultos podía haber llenado tras los partidos del Barça y del Madrid– que escuchar de boca de muchos de nuestros representantes políticos (pongan nombre ustedes, que aquí hay para hacer una tesis) dedicatorias siempre desafortunadas por ser quién son. No tiene nada que ver. De los primeros no se espera nada, de los segundos que den ejemplo, al menos en las formas. Aunque mucho me temo que esto no lo arregla nadie, y menos ahora con las elecciones a la vuelta de la esquina. La veda está abierta, preparémonos. Hay alguien ahí dispuesto a insultar, seguro. Vamos a ver a quién le toca hoy.