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La gran familia del PRC se reunió para brindar un multitudinario homenaje al dimitido consejero de Obras Públicas, José Luis Gochicoa, en una especie de acto de desagravio, difícil de entender en los círculos ajenos al regionalismo, tras verse obligado a renunciar, como responsable ... político, por el escándalo de corrupción millonaria que estalló hace unas semanas en su departamento. Un millar de personas, entre compañeros de Gobierno, cargos públicos, militantes, familiares y amigos, lo arroparon en una despedida que se adivina breve, después de que el presidente regional y líder del partido, Miguel Ángel Revilla, anunciara que cuenta con él para la próxima campaña electoral, y también para ocupar «un puesto importante» en su próximo Ejecutivo, aunque no en Obras Públicas.
Fue precisamente Revilla quien protagonizó la intervención más intensa, sentida y larga del encuentro, durante la que ensalzó el trabajo y la personalidad de Gochicoa, mostró su firme compromiso, y el de su partido, contra la corrupción, y repasó algunos de los momentos más críticos de la historia del PRC, que la formación ha logrado superar hasta lograr, en esta legislatura, ser la fuerza más votada, «con 44 alcaldes, un 38% de los votos y catorce diputados». Y todo ello para concluir con lo que les aguarda en las próximas elecciones de mayo. «Ahora, a trabajar, porque el día 28, por la noche, les vamos a volver a ganar. Nunca me he equivocado: ¡les volvemos a ganar!».
«No sé qué es peor: la pandemia, la guerra, lo que nos ha venido encima estos días... terrible. Esta semana han estado intentando que no celebráramos este acto, incitando incluso a que viniese gente aquí a llamarnos corruptos», empezó a contar el presidente. «Un partido –el PSOE– ha dicho que no son días para comidas: sí, es un día para agradecer a un compañero su trabajo por Cantabria y para reafirmar el compromiso del partido contra la corrupción».
Vino a decir Revilla que no admite lecciones de otras formaciones, y recordó al PP –de los casos de corrupción socialistas no dijo nada–, que ocho de los 17 presidentes autonómicos populares que él ha conocido han acabado en la cárcel o condenados. «Que me investiguen a mí, que busquen algo en mi vida. Os animo a todos los inspectores de Hacienda, ¡que me registren! No todos somos iguales: somos un partido honrado, por eso nos duele tanto ahora que se nos mezcle en una historia que no tiene nada que ver con los políticos del Partido Regionalista».
Después, relató con detalle lo sucedido el pasado 22 de febrero, desde que –«a las siete y media, calculo yo»–, recibió la llamada de la delegada del Gobierno, Ainoa Quiñones, para informarle de que la Policía tenía acordonada la sede de la Consejería de Obras Públicas. «Algo ha fallado para que se nos haya colado ese gol», admitió Revilla, aunque subrayó que si Gochicoa presentó su renuncia, y él mismo la aceptó, no fue porque apreciara fallos en su gestión: «Es porque hemos puesto el listón –contra la corrupción– arriba del todo». «El tío más preparado que hay en Cantabria es José Luis Gochicoa, con dos carreras, un fenómeno. Pero a lo mejor había que haberle pedido también algún curso de prácticas de Sherlock Holmes», ironizó.
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El homenajeado, por su parte, hizo un repaso de su gestión durante la legislatura, desde los avances en el Plan de Carreteras hasta las mejoras en los puertos pesqueros y deportivos, pasando por el impulso a la red de movilidad sostenible, la solución al abastecimiento de agua al arco de la bahía y las respuestas a los afectados por las sentencias de derribo, entre otros hitos. Una legislatura «positiva», a pesar de la pandemia, la guerra y la crisis, que para él terminó de forma abrupta con el estallido del escándalo. «Había que dar la cara –defendió–, había que dar los pasos necesarios para ir resolviendo la situación, y había que dar un paso a un lado para poder decir a todos los vecinos que nosotros no somos así, y que la situación del PRC es que la honestidad es lo primero».
El exconsejero agradeció la asistencia a todos los participantes en el homenaje, así como las «innumerables» muestras de cariño que ha venido recibiendo –«todo ello ha hecho que no me sienta en ningún momento solo»–, y destacó la importancia de la ayuda de su familia y del propio presidente, «por su apoyo a mi persona, por sus buenas palabras siempre y por su apoyo hacia mi trabajo y mi honestidad».
Felipe Piña, director general de Transportes –y «próximo alcalde de Santander», según Revilla–, alabó «la integridad y honradez de un compañero que ha sido un director magnífico y un consejero excelente». «A una mente brillante ha sumado siempre una capacidad increíble de trabajo», añadió.
«Ante todo, José Luis es una buena persona. Por eso hay tanta gente aquí, no hay casualidades. Por eso y porque el cariño y el afecto se demuestran en los momentos difíciles», recalcó el candidato regionalista a la Ayuntamiento de Santander.
«Tengo que echar la mirada atrás, porque alguien pensará que estos son los peores momentos. ¡Nooo, qué va!». Así empezó el repaso de Miguel Ángel Revilla a algunos de los peores momentos que ha atravesado su formación desde su creación, en 1978, y cómo acertó a superarlos. Su primera parada, en 1987, «un año terrible, con Juan Hormaechea». «Sabiendo la corrupción que había, el PRC decidió anunciar a todos los ciudadanos que jamás votaríamos a esa persona. Aquello fue terrible, la que se nos vino encima fue terrible, en lo político y en lo personal». Contó Revilla que, antes de los ataques, quisieron convencerle ofreciéndole de todo. «'Tú, vicepresidente, dos consejerías'» y, en vista de que se negaba, «cien millones de pesetas de aquellos tiempos». Al final, reconoció, los votos que les faltaban para gobernar los obtuvieron comprando a dos de sus diputados, Esteban Solana y Ricardo Conde. Ese mismo año, un compañero regionalista, Eduardo Obregón Barreda, dimitió como presidente del Parlamento después de que una sentencia considerase que su expulsión de un diputado, que había sido condenado por despedir y maltratar a un empleado, no debía haberse producido. «Dimitió. Luego el Supremo le absolvió, pero ya había dejado de ser presidente del Parlamento: ése es el PRC». Otro episodio, en 1991. Unas elecciones a las que los regionalistas concurrieron con el lema 'Que gobierne la honradez'. «Casi nos quedamos fuera del mapa político de Cantabria: sacamos dos diputados. Aquel día sí tuve la tentación de irme para casa... pero volvimos a empezar de cero». 2015 tuvo un protagonista: Francisco Javier López Marcano. «Hubo una etapa que el Partido Popular tenía fijación en él y caían las demandas por semanas. Lo demandaban por un molino de Vestas que es lo único apetecible que se ve en el horizonte cuando se viene de Mataporquera para acá. Lo llevan a los tribunales por hacer una jaula para los gorilas. Lo llevan también a los tribunales por una subvención que aprobó el Gobierno al Racing». «Javier Marcano entregó su cargo de diputado para que Miguel Ángel Revilla fuera presidente, y volvió ocho años a dar clase en el instituto de Torrelavega. ¡Ése es el ejemplo!».
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