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Rayos de sol, pero cielos amenazadores. Una imagen de primavera. Roberto Ruiz
«Un verano revuelto», según la sabiduría popular

«Un verano revuelto», según la sabiduría popular

Las témporas y la tradición rural anticipan pocos días seguidos de cielos despejados y meses «no muy calurosos»

Álvaro Machín

Santander

Sábado, 23 de junio 2018, 07:43

En la cafetería 'La oficina', en pleno centro de Santander, sacan de un cajón el librito del Calendario Zaragozano. Todas las mañanas se lo leen a un grupo de habituales del café. «No falla una», dice el del estanco que hay al otro lado de la calle. Para julio, la predicción empieza por un «continuará el tiempo desapacible, húmedo y ventoso, tornándose más bonancible entrados unos días». El propio editor de la publicación, Antonio Luca de Tena, explica a este periódico que se basan «en tradiciones, en sistemas antiguos», pero que «nadie puede pensar que se trata de algo riguroso». Sin embargo, témporas o dichos de la sabiduría popular encuentran aún un profundo calado. Desde Aemet aseguraron esta semana que los modelos meteorológicos no dan todavía «datos concluyentes» sobre cómo será el verano. Pero Angelines Nestar, la cabrera de Cervatos, ya se 'tira a la piscina' en base a lo que observa desde sus montes. Que si la niebla por allí, que si los campanos suenan mucho, que las hormigas... «Va a estar revuelto. Alternando días buenos, que no habrá muchos seguidos, y malos. Y no va a ser muy caluroso». Dice que no suele fallar.

En el País Vasco, hace unos días, el pastor de Gorbea montó una buena porque anunció que «no habrá ni tres días de sol seguidos en verano». Vaya panorama. «El tiempo es cíclico y antes no había internet ni Mariano Medina... Por eso, la gente se dedicaba a la observación. Si las nieblas se posaban en Carrales, si se oía el tren de Molledo desde Campoo... Esa observación dejaba posos en la sabiduría popular y es lo que había para hacer pronósticos», explica José Manuel Álvarez, apicultor en Corconte y consciente de que esas tradiciones no se pueden equiparar a los modernos modelos científicos, aunque sigan teniendo su hueco. Él sabe de témporas, de calendarios basados en las tradiciones cristianas y en días concretos en los que la dirección del viento marca la tendencia del trimestre siguiente.

Lo que dicen

  • Angelines Nestar | La cabrera de Cervatos Lo de «revuelto» es su resumen. Cree que no va a hacer mucho calor, que no habrá muchas jornadas consecutivas de cielos despejados y que, en general, aunque por la mañana haga bueno, se irá «encapotando» a medida que pasen las horas.

  • José Manuel Álvarez | Apicultor en Corconte «Refrescamiento» y «nieblas». Álvarez es consciente de que estas tradiciones antiguas eran lo que había antes de las predicciones científicas que se utilizan ahora (más fiables). Pero sabe que aún se siguen mucho en el ámbito rural.

  • Antonio Luca de Tena | Edictor del Calendario Zaragozano El responsable de la famosa publicación dice que las predicciones se basan en «esos sistemas arcaicos» y que «nadie puede pensar que es algo riguroso». «Con toda la tecnología que hay ahora, no hay predicciones fiables más allá de una semana».

Para las del verano, las segundas del año, hubo que fijarse en las fechas siguientes a Pentecostés. Miércoles, viernes y sábado. Eso, en teoría, marca la «media» de lo que vendrá durante el verano. «Con lo que yo he mirado y lo que he comentado aquí con gente mayor de la zona, han quedado de norte y eso provoca siempre refrescamiento del ambiente. Bruma en el mar, nieblas y temperaturas frescas. Y en lo que va de mes de junio, más o menos, eso ha sido», dice.

«Aemet –bromea– tiene muchas reservas y las témporas también». Entre otras cosas porque en Cantabria hasta los dichos van por comarcas. Cambian. Las formas de observar. Y el tiempo también lo hace con muy pocos kilómetros de diferencia. «Hay rayas en el territorio y esas diferencias difícilmente se pueden predecir». Durante la conversación, Álvarez desliza una frase que también repite Angelines Nestar cuando le toca contar cómo cree que va a hacer. «Si baja niebla por San Juan, todo el verano la verán».

A expensas de lo que ocurra esa noche –que ambos consideran importante para hacer predicciones más exactas–, coinciden a grandes rasgos en sus conclusiones finales. La cabrera comenta, de entrada, lo que ha visto estos días. Que «la niebla se echa para la tarde» y que los animales, a estas alturas de junio, «están bajando a pastar al pueblo, no arriba, porque hace frío». Además, «saltan mucho y se pegan bastante». «Mala señal», barrunta –en otros sitios, se dice que si los niños andan revoltosos es porque viene malo–. También que «todavía se ven muchas hormigas y muchas arañas». Ella se fija mirando hacia Montesclaros, hacia Celada o por el Monte Matanzas. «Llevo cuarenta años con las cabras por estos campos». Es su aval. Y, ya con todo, lanza su predicción: «Va a estar un poco revuelto». Cree que los días pueden estar despejados por las mañanas, durante unas horas, «pero se irán nublando, encapotándose». «El lunes –pone como ejemplo– me fui a dar un paseo por la tarde y tuve que acabar poniéndome la bufanda». Ni caluroso ni con cielos despejados durante largas temporadas.

El calendario

«Seguirá reinando el régimen de calmas, acompañado de cielo claro y ambiente seco, con lo que se sostendrá y aumentará el calor hasta su mayor grado; seguirá tiempo revuelto; los nublados tomarán, a veces, aspecto tempestuoso», apunta para el mes de agosto el Calendario Zaragozano en su «juicio universal meteorológico-astronómico para el año 2018». Esta publicación, fundada en 1840, aún se vende por miles en toda España cada año. También en Cantabria (en la librería Estvdio, por ejemplo, está agotado). Luca de Tena, su editor, explica que fue cosa de sus ancestros. «Se fueron a Puerto Rico y allí había sistemas tradicionales que se seguían mucho». Consciente de que «con la tecnología no hay predicciones totalmente fiables más allá de una semana», se basan en esas antiguas costumbres. «En ver cómo se portaba el viento en determinados días. Pero no hay ninguna otra fórmula secreta ni arcaica». Insiste en que ellos se mantienen por tradición y creen que se compra por la abundante «información de calendarios lunares, muy importante para la agricultura» y por el repaso de las ferias en las provincias del país. «Es una biblia. Por aquí lo tienen muchos», dice un hombre de campo en Parbayón. Sabiduría popular.

Revilla: «Llámame mañana y te clavo cómo va a hacer»

Si cumple, cuando lean esto y se crucen con Miguel Ángel Revilla les podrá decir cómo cree que va a hacer «de aquí al 21 de septiembre». El presidente aseguró ayer a este periódico que tenía previsto poner el despertador a las dos de la mañana de anoche para ver desde su casa en El Astillero en qué dirección soplaba el viento.

«Todo depende de esta noche –decía ayer tarde–. Es al día siguiente del cambio de estación. En los pueblos es como se han guiado toda la vida. En Polaciones se miraba así cada trimestre. La noche siguiente. Antiguamente, a las doce. Pero después de la guerra y con los cambios de hora y todo eso es a las dos de la mañana. Voy a poner el despertador y si me llamas mañana, te lo clavo». ¿Y cuáles son las opciones? Revilla contempla tres posibles escenarios. «Si sopla sur a las dos de la mañana, tenemos garantizados entre un 70 y un 75% de días de sol de aquí a tres meses». Esa es la primera. La más deseada. La segunda, con «el gallego» –noroeste–, «más del 70% de los días de aquí al 21 de septiembre serán nublados o con agua». Mal asunto. «Y si es del nordeste, pues 'fifty fifty'». O sea, que la mitad de los días serán soleados y la otra mitad, nublados o lluviosos.

Muy combativo en ocasiones con las predicciones meteorológicas para Cantabria –hizo un directo en un informativo desde Peña Cabarga para decir que «a ver si se enteran, que aquí con sur no llueve» a finales del pasado marzo– explica que esa forma de observación es muy habitual en cada cambio de estación porque «eso lo sabe todo Dios». «Mañana (por hoy) ya lo podré decir y no me suelo equivocar». Muy de su estilo.

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