Puede que el dato que más les llame la atención al leer estas páginas –por curioso, porque es de los que se comentan al charlar con los amigos– sea el del consumo de cerveza. Es de una empresa de distribución cántabra y de una marca ... concreta (de las populares). De enero a mayo vendieron 373.445 litros. Pero entre junio y agosto se van a 521.700. Es, estiman, un aumento del 40%. Más allá de la anécdota, esa cifra tiene calado para entender cómo cambia Cantabria en verano. Detrás de esas cañas hay un espectacular aumento de población (más gente, más rondas), de tiempo de ocio (más fiesta, más tragos), de temperatura (más calor, más sed), cambios de horarios (jornadas continuas y tardes libres), variaciones en el empleo (alguien tiene que servir esas cañas), de los servicios municipales (seguridad, limpieza, socorristas) y sanitarios (ojo con los excesos) y hasta de los deportes que se practican (esa cañita después de una partida de bolos sabe a gloria). Hasta el consumo del agua (limpiar las jarras en el lavavajillas). Es sólo un ejemplo.
Prácticamente somos el doble en el mismo espacio
El único que ha dado un dato al preguntarle hasta dónde puede llegar la población de Cantabria durante el verano ha sido Javier López Marcano. Lo hizo cuando era consejero de Turismo. «Por encima de 1,2 millones», dijo. Los expertos creen que tiró por lo alto, pero admiten que no hay un cálculo real de población flotante. Ese número puede alcanzarse al sumar el verano completo (un par de meses), pero estiman que en un día concreto (el de más gente pernoctando) rondará –sin llegar– al millón. Hay un buen estudio del Icane de 2021 basándose en la situación de los teléfonos móviles. Parten de los 584.507 residentes habituales en ese momento y calculan las pernoctaciones en la región durante una noche de agosto fueron 787.847 (entre los residentes que estaban –porque algunos no están– y los que vienen de fuera). Ojo, fue la región de España con un saldo positivo mayor. Pero hay que tener en cuenta que en 2021 aún rondaba el covid y las restricciones, que sólo contempla a los residentes en España (no a los extranjeros) y, obviamente, a los que tienen móvil. O sea, que la realidad está hoy en día (con récords de viajeros) por encima. Sirve, en todo caso, para ver la tendencia. Y hay un municipio que encarna más que ningún otro en España el aumento de población. En ese estudio del Icane, las subidas más espectaculares se daban en Laredo, Ribamontán al Mar, Potes, Castro, San Vicente... Pero nada como Noja. Líder en España.
1.200.000
habitantes
es la cifra que se ha estimado en alguna ocasión desde el Gobierno (lo dijo Marcano) a la que puede llegar Cantabria (población flotante) a lo largo de los meses de verano.
Desde el Ayuntamiento confirman que pasan de unos 2.700 empadronadas a cerca de 80.000 personas (hay que insistir que el cálculo es complicado). Sí que es oficial un dato en el que el municipio vuelve a ser el primero a nivel nacional. De sus 13.600 viviendas, un 47,7% son de uso esporádico. En los puestos más destacados de esa lista con municipios de toda España están también Laredo (31,5%), Arnuero (31,1%), Comillas (29,5%) o Bareyo (27,2%). La población, es una obviedad, se dispara. Con cifras aproximadas, Laredo pasa de 10.700 a unos 100.000, Suances de 9.100 a 35.000, Comillas de 2.200 a 20.000... Hace unos días le preguntaron a la alcaldesa de Santander, Gema Igual, hasta dónde llega la población de la capital. Con todas las reservas echó cuentas y dijo que andaría por 250.000 personas. Más allá de la exactitud del dato (ahora bastante distorsionado por los visitantes que se hospedan en alojamientos ilegales), no parece incorrecto decir que durante un par de meses somos casi el doble en el mismo espacio.
Seguridad, limpieza, socorrismo, información...
Más población, más necesidad de limpiar, de recoger la basura, de vigilar playas, de control en las carreteras, de seguridad... El verano es un rompecabezas para los servicios públicos. De entrada, siete municipios cuentan con el refuerzo del Plan de Ocio Responsable (hasta el 30 de septiembre). San Vicente, Castro, Laredo, Noja, Santoña, Suances y Potes. Cantabria cuenta (entre Guardia Civil y Policía Nacional) con 1.738 agentes. El refuerzo («parche» según los sindicatos) es de 220 guardias civiles y 44 policías nacionales, aunque una buena parte acudirá sólo en situaciones puntuales.
264
agentes
(Guardia Civil y Policía Nacional) de refuerzo durante el verano. De ellos, 104 todo el tiempo y el resto, de forma puntual.
Por otro lado, el Sector de Tráfico de la Benemérita desplegará un total de 180 agentes contando con la colaboración de las policías locales. Seguridad en las calles, en las carreteras... Y en las playas. Cruz Roja se encargará de la vigilancia en 61 repartidas por trece municipios. Entre socorristas acuáticos, sanitarios, patrones de embarcación, personal facultativo o de enfermería, 280 profesionales, más allá de una larga lista de medios técnicos. Para hacerse una idea, el presupuesto de Santander para la seguridad en sus arenales es de 591.297 euros, el de Ribamontán al Mar de 396.000, el de Suances de cerca de 300.000 y el de Noja de 410.000. Hay ayudas del Gobierno, pero están lejos de cubrir la totalidad del gasto. Precisamente los alcaldes de Noja y Suances detallan para El Diario los refuerzos veraniegos. Mireia Maza (Noja, del PP) destaca que es, de largo, el mayor «hándicap» para la gestión. «Es mucho más fácil cuando la cifra de habitantes es más estable. Con tanta población flotante todo depende de previsiones. Puedes organizar todo y te quedas corto porque hace bueno y se adelanta la llegada en junio quince días o te pasas porque viene un temporal en julio y no viene la gente». Por no hablar de los ratios, que se establecen por población censada, y que afectan directamente al número de agentes de Policía Local o a las ayudas en distintas partidas, entre otros aspectos.
Hay parámetros inevitablemente descompesados. Maza detalla cuestiones. La recogida de basuras pasa todos los días «y además hay un refuerzo a mediodía en las zonas más conflictivas». La Policía Local, acorde al ratio de población, cuenta con quince agentes («y con esos ratios no se puede contratar más, de hecho tenemos más que otros municipios con población similar»). Se hace un refuerzo de horas extras que supone 70.000 euros. En la limpieza viaria pasan de seis operarios a doce (están pendientes de adjudicarlo). Meten a seis personas más para tareas de mantenimiento con el Plan de Corporaciones Locales y a otras dos para el cribado en la limpieza de playas. Se gastan 47.000 euros en la ampliación de jornada de la Oficina de Turismo, 40.000 al año en un convenio con Alsa que incluye el autobús urbano estos meses, unos 70.000 para los programas de conciliación familiar en verano... Aumentan las actividades culturales, la apertura del Palacio de Albaicín, los usuarios del programa Ennójate (de 300-500 a 1.700)...
Andrés Ruiz Moya (Suances, del PSOE) concreta, por su parte, que los municipales tienen allí estos meses el apoyo de dos auxiliares en la zona de playa y el paseo o que en la limpieza viaria y recogida de basuras pasan de diez a catorce operarios (cuesta 700.000 euros anuales). Eso mismo, la limpieza, pero de playas deja de ser esporádica (como en invierno) y es permanente, con más operarios. En Jardinería añaden uno más a la cuadrilla, y la brigada del Plan de Corporaciones Locales pasa de diez personas entre enero y julio a veinte hasta diciembre. «Y menos mal –añade– que para asuntos como el abastecimiento de agua, a día de hoy, no tenemos problema».
Más consumo y la amenaza de la sequía
Porque el agua sí puede ser un problema. Cantabria se sitúa como la región con mayor consumo por habitante y día en el ámbito doméstico según el 'Estudio Nacional de Suministro de Agua Potable y Saneamiento'. Más allá de eso, cuando se junta el aumento de la demanda y la amenaza de sequía, la cosa se puede poner fea (las imágenes de camiones cisterna lo demuestran).
55
por ciento
aumenta el consumo de agua en el sector de la restauración en Santander durante el verano, según datos de Aqualia.
Desde Aqualia indican que los periodos de más exigencia son un «reto para las gestoras de agua, que deben adecuar su actividad para hacer frente a este incremento». Hablan de «optimizar» la gestión y de la incorporación de tecnología para disponer del máximo de información. Ellos, en Santander (con un turismo «menos estacional»), indican que el aumento del consumo es del 4%, pero «heterogéneamente repartido». Los alojamientos (un 50% más de agua), la restauración (55%) o los locales de ocio –bares, pubs...– (un 33%) son los que más crecen (y lo compensa, por ejemplo, el cierre de colegios o de oficinas). La Autovía del Agua alivió la situación. Y en Santander, para las épocas complicadas en las que los ríos de los que la capital se nutre normalmente andan de vacas flacas, se tira del Bitrasvase del Ebro.
Los meses con más afiliados a la Seguridad Social
Tal vez usted recuerde algún verano como el primero en que tuvo un empleo. Es más, hay trabajos típicamente veraniegos (socorristas, camareros, monitores de campamento...). Y más de uno espera estos meses porque su jornada partida se convierte en intensiva y tiene las tardes libres (otro cambio frecuente). Pero hay va el dato más relevante. Puede parecer un contrasentido, pero el tiempo de las vacaciones es el del empleo.
234.571
afiliados
a la Seguridad Social en Cantabria el último día del mes de julio de 2023. Si se toma como referencia la serie desde mayo del año pasado hasta la actualidad es el dato más alto.
Si uno toma los números de afliados a la Seguridad Social en Cantabria del último año, de mayo a mayo, gana julio (la cifra es la del día que cierra el mes). Y casi por goleada. De 234.571 en el momento álgido del verano pasado a 222.762 en enero de este 2024. Es el rey de los meses en el comercio al por mayor y al por menor, que incluye la reparación de vehículos (con 37.038 afiliados, cerca de 3.000 más que en enero) y también en la industria manufacturera (29.304). Pero, sobre todo, claro, es el mes de la hostelería. Entre julio (hay que insistir que el dato es del último día del mes) y noviembre hay una diferencia de 6.142 persdonas. De 26.150 a 20.008. Y eso que, según datos de la Asociación de Hostelería, faltan cerca de 3.000 trabajadores para completar las plantillas de los establecimientos cántabros durante el verano. Falta personal –según Adecco– en la automoción, en la logística y en el metal. Pero, sobre todo, en la hostelería. Y más, en verano.
Como el dato de la cerveza ya se ha dado, queda claro que es la etapa de más movimiento del año. Hasta el punto de que un alto número de negocios en Cantabria abre sólo en temporada. Es el caso de un 30% de los establecimientos de Turismo Rural (ojo, que son muchos) y un 13% de los incluidos en la Asociación de Hostelería. Hoteles o casas rurales, pero también chiringuitos, bares en zonas de playa, discotecas...
521.700
litros
de cerveza de una conocida marca que vende en la región un distribuidor entre junio y agosto. De enero a mayo son 373.445. Sube un 40%.
El momento álgido de la hostelería y, en cuanto a lo que se consume, de productos tan típicos de estas fechas en la región como los bocartes, las sardinas, los maganos de guadañeta o el bonito (para algunos el verano no empieza hasta que se comen la primera rueda). Y, con ellos, tomates, ensaladas, ensaladillas, periñacas (sin olvidarse del aumento del consumo de frutas como cerezas, briñones, melones o sandías, o, por supuesto, de helados).
Una fiesta cada día: de la música al ruido de los bolos
El ocio en la hostelería está directamente vinculado con acontecimientos culturales, deportivos o con fiestas. Y todo eso se asocia al verano aquí. De finales de junio a mediados de septiembre, el portal Turismo de Cantabria refleja 44 fiestas de Interés Turístico Regional, Nacional o Internacional. En todos estos meses, las fiestas locales, las de los municipios, son 151. Y hay más de treinta exposiciones y concursos de ganadería (un tercio de los de todo el año). No hay un día sin festejo de uno u otro tipo por el mapa regional. Ahí se enmarcan las casi 300.000 personas que acudieron a conciertos y festivales el pasado verano (Año Jubilar, que eso cuenta, con citas como la de Muse, con 23.000 asistentes). Para este verano hay previstos quince festivales y tres por confirmar (y alguna baja que ya se ha anunciado).
300.000
asistentes
en 2023 (incluido en el Año Jubilar) desde finales de mayo hasta mediados de septiembre en grandes conciertos y festivales en Cantabria.
A esto se suman las actividades culturales aparejadas a la UIMP (114 cursos) o a las 17 sedes de los Cursos de Verano de la UC (119 propuestas). Añadan mercados, campus, el FIS en Santander, encuentros como Aselart... O visitas a los museos. Todos abiertos (incluido el MAS, que ha vuelto). Como ejemplo, el de Altamira. En agosto de 2023 tuvo 53.451 visitantes. En enero, 5.156.
53.451
visitantes
en agosto del Museo Altamira. Casi multiplica por diez la cifra de enero.
El verano aumenta el tiempo de ocio y la agenda cultural. Y también varía la deportiva. Sin liga de fútbol (ni de baloncesto, balonmano...) ni competiciones escolares, aquí es tiempo de palas, bolos o traineras. Y también de practicar senderismo, deportes acuáticos o ciclismo.
El trago amargo de pasar por las urgencias
Mucha fiesta, mucho ocio, mucha playa y muchas cervezas. Todo muy divertido, salvo cuando uno se pone malo. Si los servicios públicos dan quebraderos de cabeza a los ayuntamientos, la sanidad es, seguramente, el patito feo del verano en Cantabria. Y más aún en este, ya que el SCS ni siquiera cuenta con el retén de los residentes recién acabados (MIR). Lo han leído en este periódico.
2.400
urgencias
es la media de los casos atendidos un día de fin de semana de junio entre los hospitales y los SUAP, un balance que crecerá en verano.
Faltan médicos, sobre todo de familia, y, si se cumplen los pronósticos, las urgencias aumentarán más de un 20%. Sin refuerzos prácticamente en ningún SUAP y con las plantillas de los centros de salud y los consultorios en cuadro, el tirón del verano añadirá una carga laboral extra. Ahí se enmarca ese plan especial para mover pacientes donde no haya facultativo (porque esté de vacaciones y no tenga sustituto). En taxi. Una solución ante meses complicados. Especialmente, en Laredo. En su hospital siempre andan ajustados, pero en verano, con el aumento de población, mucho más. Se da por hecho que de allí, más de uno tendrá que venirse hasta Valdecilla.
Una larga lista de cambios durante varios meses
Este último apartado es una especie de cajón de sastre que se llena en verano. Con cambios en la actualidad, por ejemplo. Con el periodo de sesiones acabado, el Parlamento –y la política– ponen la batería en modo ahorro de energía. Igual que los centros educativos. Colegios, institutos, universidades... Los chavales son los dueños del verano. Eso lo cambia todo –y dificulta la conciliación en muchos hogares–. Oficinas cerradas, negocios que se toman vacaciones, cambios de horario prácticamente en todas partes, calor, días más largos (eso tiene consecuencias en el consumo de energía)...
1.410.000
desplazamientos
previstos en Cantabria durante este verano (640.000 en julio y 725.000 en agosto).
También serán más largos los atascos. La Dirección General de Tráfico (DGT) prevé más de 1,41 millones de desplazamientos a lo largo de este verano en Cantabria. Han diseñado cuatro operaciones especiales: una que acaba mañana, otra en el tránsito de julio a agosto, una tercera a mediados de agosto y la última, con el siguiente cambio de mes. Paciencia con las obras en el nudo de Torrelavega o el Desfiladero de La Hermida. O si le toca conducir entre Laredo y el País Vasco. Y paciencia para aparcar. En Santander, en Comillas, en Laredo, en cualquier playa... O en Torrelavega (y más, con las obras de La Carmencita)
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