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Lo que para muchos iban a ser «las vacaciones soñadas» se han convertido en una pesadilla. Un día después de que Ryanair cancelase ayer «por el mal tiempo» la conexión aérea entre Roma y Santander, numerosos afectados siguen «tirados» en el país transalpino a la ... espera de poder regresar. Es imposible cifrar el número de afectados porque la empresa irlandesa no ha querido hacer público el dato. Este periódico se puso ayer en contacto con la compañía, que hoy ha remitido un escueto comunicado. En él transmite sus «más sinceras disculpas» por la cancelación «que estuvo fuera de nuestro control».
En el escrito, la empresa asegura que ofrecieron a todos «el reembolso completo del billete o la reubicación en un vuelo alternativo» y que también les proporcionaron «alojamiento esa noche, así como una cena».
A Elena San Juan, una de las afectadas cántabras que sigue en Roma, no le resulta suficiente. «Solo nos ofrecieron volar a Santander el viernes o el sábado, y cuando llegamos a la ventanilla las plazas para el viernes ya se habían agotado», relata. Ella sigue en la capital italiana junto a su pareja. «Nos han metido en un hotel que está a 25 minutos en metro del centro de la ciudad y solo nos pagan dos noches. Del resto nos tenemos que hacer cargo nosotros», añade. «He decidido volar el jueves a Madrid y buscarme la vida para regresar a Santander», explica. Mientras tanto, aprovecha la jornada para seguir visitando la ciudad. «Mañana no saldremos del hotel porque no sabemos si los gastos nos los van a pagar o no», reconoce. Al menos no es la única en su situación, se consuela. «Hemos creado un grupo de WhatsApp los diceiséis cántabros que estamos aquí para coordinarnos y también para salir y llegar juntos al hotel, que está en las afueras», cuenta.
Ante el aluvión de críticas y reclamaciones, Ryanair se escuda «en el mal tiempo, que estaba completamente fuera de nuestro control». Una disculpa que no acepta Alejandro Andrea Iglesias, cuyo cabreo lejos de reducirse ha aumentado. Había diseñado unas vacaciones junto a dos amigos. A los tres les cogió por sorpresa la cancelación de ayer en el aeropuerto Seve Ballesteros. Uno de ellos decidió que le devolvieran el importe del billete y no continuó con «la aventura». Pero él, junto a Borja Rodríguez, aceptó volar este martes desde Madrid a Nápoles. Una vez allí, tomarían un tren hasta Roma. «Cogimos un autobús en Torrelavega a la una de la madrugada y, una vez aquí, nos dicen media hora antes que no podemos volar otra vez por el tiempo. Es una vergüenza», explica mientras aguarda cola para reclamar en la ventanilla de Ryanair.
«Finalmente, nos han dicho que las reclamaciones y la cancelación del billete la hagamos por internet, a través de unos formularios. Ni para eso han sido comprensivos con nosotros». Al final, él y su amigo han perdido la esperanza. Intentarán recuperar el dinero del billete, presentarán las reclamaciones para recuperar todos los gastos de desplazamientos y regresarán a Cantabria. Roma tendrá que esperar.
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