«Es una vergüenza, desde que se aprobó la ley han muerto ya 600 enfermos de ELA sin las ayudas»
Juan Carlos Unzué y el escritor Martín Caparrós alzan la voz por todos los afectados de esta cruel enfermedad en la cumbre nacional que ConELA celebra en Santander con representantes autonómicos y ministeriales
«Esto es una vergüenza. Estamos hasta las narices de que nos utilicen para mostrar sus diferencias políticas e ideológicas, para salir en la foto, sonrientes, y decir palabras bonitas y positivas para luego... nada de nada». Contundente y plasmando la frustración del colectivo de enfermos de ELA en cada palabra, que cada vez le cuesta mas pronunciar de corrido, el exentrenador y exportero Juan Carlos Unzué aprovechó el primer minuto de su intervención en la cumbre nacional que se celebra en el Palacio de La Magdalena, organizada por ConELA, para dirigirse directamente a los políticos: «Desde que se aprobó la ley ELA, hace siete meses, han muerto 600 personas con ELA en España sin poder beneficiarse de las ayudas de la ley. Y eso no es lo peor, lo peor es que unas cuantas de esas personas, queriendo vivir, se han visto obligadas a morir por la falta de esas ayudas». Y eso ha ocurrido, precisó, «porque ustedes no han tenido un poco de humanidad, no han sido responsables».
Una crítica que enfocó especialmente en el Gobierno de España (entre los presentes en la sala Bringas-Riancho había directores de los ministerios de Sanidad ... y de Derechos Sociales), al que recordó que «antes tenía un compromiso con nosotros, pero ahora tiene la gran responsabilidad de financiar la ley ELA; antes pedíamos, ahora exigimos que las ayudas que conlleva la ley estén ya».
Esa reivindicación fue el eje central del congreso que reúne en Santander a representantes de las administraciones públicas de las comunidades autónomas, de los dos ministerios implicados en la atención a estos enfermos, así como de las asociaciones de pacientes de todo el país, que respondieron con largos aplausos a las palabras de Unzué.
«¿No merecemos un poco de humanidad? Dejen de mentirnos, pónganse las pilas y repartan ya el dinero a las comunidades»
Juan Carlos Unzué
Exentrenador de fútbol y portavoz de ConELA
«La ley ELA viene a llenar un espacio vacío dentro de la sanidad pública. ¿Por qué el cáncer está bien atendido y la ELA no?»
Martín Caparrós
Periodista y escritor afectado por la ELA
«Porque este encuentro no es un foro más, es un espacio de urgencia y responsabilidad», como señaló el presidente de ConELA, el cántabro Fernando Martín, «para recordar lo obvio: que las leyes están para cumplirlas». El propósito es que esta cumbre sirva de «punto de inflexión, un espacio donde mirarnos a los ojos y que cada uno asuma su parte de responsabilidad (el Estado con la financiación y las comunidades implementando las medidas que se necesitan), solo así la ley llegará a las casas de los enfermos y a sus familias. Esta ley no salvará vidas, pero evitará muertes evitables». Y cifró en catorce los fallecidos de ELA en Cantabria desde que el Congreso dio luz verde a la ley por unanimidad.
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El tiempo corre en contra, porque esta devastadora enfermedad es imparable y demasiado cara. De ahí la importancia de garantizar los cuidados 24 horas, que es uno de los pilares de la normativa. «Se trata de vivir con dignidad y poder elegir», claman los afectados. «Mientras siga vivo quiero seguir vivo», en palabras del escritor y periodista argentino Martín Caparrós, que ayer compartió con Unzué el diálogo 'La ELA en primer plano'. En su intervención, se mostró «orgulloso de la sanidad pública española», recordando que «la ley ELA viene a llenar un espacio vacío dentro de la coherencia sanidad pública. ¿Por qué el cáncer está bien atendido y la ELA no? La ley es absolutamente imprescindible».
De su propia experiencia, contó que «ha sido un aprendizaje la paciencia. Nunca fui ni un poco paciente y ahora la propia voluntad ya no alcanza para nada, choca con cosas nimias (no hubiera podido beber agua si no me la dan abierta la botella)», señaló el escritor, que vio cómo poco a poco la enfermedad le «cambió una de mis vidas», coartándole la posibilidad de viajar como lo hacía. «La otra mitad», la que gira en torno al teclado del ordenador, la conserva. Eso sí, «cuando los dedos están, cuando no puedo, las máquinas te escuchan con cierto respeto y te transcriben».
De la ley a la realidad
«Toca dejar de hablar de ley y empezar a cumplir», manifestó Fernando Martín en la apertura de las jornadas. Aunque la mesa prevista para hablar de buenas prácticas, con la participación de autoridades del Gobierno central (los directores generales de Discapacidad, Jesús Martín, y de Salud Pública, Pedro Gullón) y de las comunidades de Cantabria (en este caso, la consejera de Inclusión Social, Begoña Gómez del Río), La Rioja, Navarra, Galicia y Comunidad Valenciana, puso de manifiesto que, estando de acuerdo en la teoría, los ritmos son distintos. «Esto es un asunto de país, todas las administraciones tienen que arrimar el hombro», subrayó Jesús Martín, mientras los representantes autonómicos expusieron los avances en sus respectivas consejerías y reivindicaron los fondos comprometidos para el despliegue de la ley ELA. «No hagamos de esto una guerra de la financiación», planteó la moderadora, Susi Seoane, vocal de ConELA, recordando que «las víctimas somos los que estamos en primera fila y somos nosotros, los enfermos, los que no vamos a ganar nunca».
Unzué: «Cuando me despierto digo: 'Qué suerte, puedo disfrutar otro día'»
«Aceptar que la ELA iba a formar parte de mi vida, me ha ayudado a llevarla como la llevo», dijo Juan Carlos Unzué, portavoz de ConELA y uno de los grandes referentes en la lucha por una ley a la que ahora le falta el presupuesto para ser una realidad. «Haber podido dar visibilidad a la ELA ha sido una de las mejores decisiones que he tomado, me ha dado muchos momentos de felicidad, me sigo sintiendo útil y eso para mí es lo más importante», señaló dentro de un discurso en el que volvió a sacar los colores a los políticos, porque los enfermos se mueren mientras esperan las ayudas comprometidas. Y la ELA no espera. «Cuando me despierto digo: 'Qué suerte, hoy vuelvo a despertarme, puedo disfrutar de otro día'. A partir de ahí, lo tengo jodido», confesaba el exentrenador de fútbol, «dependiente al 100% de movilidad». «Pero hay cosas que aún puedo hacer, y eso es una motivación cuando sabes que las limitaciones de hoy serán mayores mañana». En el transcurso del diálogo con Martín Caparrós, declaró que, «aunque llevo cuatro años en una silla de ruedas, he tenido momentos de felicidad con mi mujer, María (que está hasta el gorro de oir su nombre) y mis hijos. Si me hubieran preguntado hace diez años, hubiera dicho que sería imposible ser feliz así», destaca. «Pero tenemos una gran capacidad de adaptarnos», añadió Unzué. Una reflexión en la que coincidió el escritor argentino, que tardó más en hacer pública su enfermedad, «porque no quería que me trataran como al pobrecito». «Cuando lo pensabas de antemano, aquello que imaginabas negro, intransitable y que parecía que ibas a andar llorando por los rincones todos los días de mi vida, sin embargo no es así, para mí fue un descubrimiento», indicó Caparrós.
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