Había una vez un escolar que sabía iniciar el masaje cardiaco y llamar al 112

Casi 800 pequeños que ya saben que, ante cualquier urgencia con sus abuelos, sus padres o sus hermanos han de llamar al 112 para que les socorra una ambulancia, que conocen los síntomas de un ictus, que ya indicarían que cuando alguien se queda inconsciente «hay que ponerle de lado» e, incluso, que han visto y practicado un masaje cardiaco, la famosa RCP (reanimación cardio pulmonar). Lo han aprendido de forma lúdica, a través de canciones (una de ellas una versión adaptada del clásico 'había una vez un barquito chiquitito') y con iniciativas adaptadas a cada edad.

«Les enseñamos qué deben hacer, por ejemplo, ante un episodio de convulsiones pero, lo que es casi más importante, lo que no tienen que hacer en ciertos casos», explica Sellers, que apunta que la iniciativa viene de lejos, ya que en 2014 se planteó a los centros educativos a través del Colegio de Enfermería. Pero ese primer proyecto no acabó de cuajar.

La idea fue recogida posteriormente por la citada Fundación, que ofrece estas enseñanzas a los colegios de forma gratuita. «Se desarrollan en horario lectivo y dependiendo de las edades de los alumnos, llevamos unos talleres u otros. Con tres años reciben unas nociones y, con 12, lógicamente otras». El plan está pensado para que sea una formación continuada a través de toda la Primaria. Y la experiencia permite señalar a Sellers que, de un año para otro, los críos «no se olvidan de lo aprendido el curso anterior. Al contrario, se acuerdan de todo perfectamente», algo que satisface al equipo de cuatro profesionales que imparte los talleres, «todos enfermeros con el título de Instructor de Soporte Básico».

Fue la inquietud de María Sellers por la falta de preparación de sus propios hijos ante una emergencia lo que la llevó a poner en marcha el plan con su primo Pablo Sellers. «Era una preocupación de madre. Me di cuenta de que pasamos por alto estas cuestiones que, en algunos momentos, pueden ser muy importantes para salvar una vida» o minimizar secuelas.

En un primer momento, la Fundación ofreció esta formación a colegios del ámbito rural (Liébana y parte del Nansa) y lo cogieron el de Potes, Puente Pumar, alguno de Torrelavega... Ahora, entre los interesados están Colindres, Cabezón de la Sal y Marina de Cudeyo, por citar solo algunos. Allí irán llevando los profesionales sus propuestas protocolizadas, sus materiales audiovisuales e, incluso, juegos de rol.

Con todo ello muestran las pautas generales de actuación ante la situación de emergencia (como la PAS, Proteger el lugar del accidente, Avisar a los servicios de emergencia y Socorrer a las víctimas, por este orden). También imparten nociones de cómo identificar y resolver tanto un atragantamiento como cualquier trauma que requiera actuar con urgencia que se pueda dar en el entorno escolar.