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El viaje hacia el pinchazo

El viaje hacia el pinchazo

De casa al centro de salud ·

Sanidad vacuna esta semana a más de 9.000 mayores. El Diario Montañés vivió ayer con dos de ellos su periplo hasta recibir la primera dosis

Lucía Alcolea y Laura Fonquernie

Cabezón de la Sal | Santander

Miércoles, 24 de febrero 2021, 07:04

Sanidad vacunará esta semana a más de 9.000 cántabros mayores de 80 años. Exactamente son 9.132 los que ya están citados en los centros de Atención Primaria de toda la región hasta el viernes

Dolores Barriuso - 90 años

«Después de los meses que hemos pasado con el virus, te ponen la vacuna y es un alivio»

Dolores Barriuso saluda mientras sale del centro de salud de Cabezón de la Sal tras recibir la vacuna de Pfizer Javier Rosendo

Zapatos negros de charol, las uñas pulcramente pintadas de rosa y el colgante con la foto de su difunto marido al cuello. No es que Dolores Barriuso –Lola, como le gusta que le llamen– se haya arreglado para acudir a vacunarse al centro de salud de Cabezón de la Sal, es que ella va siempre «así», guapa. Y sus 90 años de vida no le han robado ni un ápice de encanto. Tampoco la sonrisa, que se esconde debajo de dos mascarillas.

Lola, natural de Valle de Cabuérniga, recibió ayer a las doce de la mañana la primera dosis de la vacuna de Pfizer contra el covid. La segunda le toca el 16 de marzo, a la misma hora. La mujer se despertó alrededor de las nueve de la mañana en casa de uno de sus hijos, Javier Gutiérrez, con quien reside durante el invierno en Torrelavega.Primero desayunó y luego se arregló. Como todos los días, sin celebraciones ni aspavientos por el acontecimiento especial. Ajena a su propio protagonismo, en silla de ruedas, aunque puede caminar ayudándose de una cachava, y contenta, «muy contenta», llegó al centro de salud de Cabezón a las doce de la mañana. Esperó a que la llamaran fuera durante unos cinco minutos y atravesó la puerta del consultorio acompañada de su otro hijo, Ángel. Recibió el pinchazo en la parte superior del brazo derecho, casi ni lo sintió.

A los quince minutos salía de nuevo a la calle. ¿Qué tal Lola? «Muy bien hija. Ha sido un momento, ya ni lo noto. Y es que menudos meses hemos pasado con el virus, así que te ponen esto y parece como que es un alivio ¿no?». Decía sentirse de «maravilla», porque sabe que ha comenzado a hacerse inmune frente al bicho. Su segunda guerra civil, porque ella ya vivió una. Lo recordaba ayer por la mañana, en la calle. «Cuando acabó la guerra tenía 6 años...». Quién le iba a decir a ella que a su edad iba a vivir algo así, después de toda una vida. Por eso estaba «deseando» vacunarse. «A mí no han venido a aplaudirme», lamentaba, después de tantas escenas de aplausos que ha visto en la tele. Y se aplaudió a sí misma mientras sus hijos le ayudaban a subir de nuevo al coche y le lanzaban besos en el aire.

Carmen Martinez - 86 años

«Hablé con mis hijos y me dijeron que me vacunara, que es importante y estaré mejor»

Mónica Mena acompaña a Carmen Martínez durante el paseo por la Alameda después de recibir la vacuna en el centro de salud de Vargas. Alberto Aja

El lunes por la noche, poco antes de ir a dormir, aparecieron los «nervios» que recuerdan algo pendiente en el calendario, un evento importante. Pero ayer por la mañana esa intranquilidad dejó paso a las «ganas». La «ilusión» con la que Carmen Martínez, vecina de Santander, amaneció y se preparó fue porque sobre las 11.00 horas tenía cita en su centro de salud, ubicado en la calle Vargas de la capital, para recibir la primer dosis de la vacuna contra el covid de Pfizer.

Ella forma parte del grupo de grandes dependientes –a los que se está administrando ahora los viales– y acudió acompañada por su cuidadora, Mónica Mena, que empujaba la silla de ruedas. A sus 86 años, Carmen es sincera y reconoce que tenía ciertas dudas sobre si pincharse o no. «Nunca sabes...», comentaba ayer. Aunque fue enfermera en Valdecilla durante muchos años y los pinchazos han formado parte de su día a día laboral. Las dudas desaparecieron rápido. De eso se encargaron sus hijos que fueron quienes la convencieron de animarse. «Me dijeron que me vacunara, que es importante y estaré mejor», explicaba poco antes de pincharse. Aunque sale «poco» y se «cuida mucho», tener ya el primer pinchazo sí le da «tranquilidad» porque sabe que las personas mayores han sido «las más afectadas por el virus». Y después de casi un año de pandemia, este es un «paso importante», añade Carmen.

Del pinchazo apenas se enteró. ¿Le ha dolido? «Nada, ni lo he notado». Tampoco tuvo ninguna molestia una vez transcurridos los quince minutos de espera por si hay reacciones. Así que abandonó el centro de salud con Mónica y juntas, «aprovechando el buen tiempo», siguieron el paseo por la Alameda de Oviedo con otra cita apuntada en la agenda, la de la fecha de administración de la segunda dosis que se la dieron allí mismo.

El domingo recibió la llamada de su ambulatorio para asignarle la cita de la primera. Así lo marca el procedimiento: son los profesionales sanitarios quienes se ponen en contacto con los pacientes. En total, en su ambulatorio se administraron ayer un total de 54 dosis dentro de un proceso que continuará hasta el viernes.

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