Viajeros de Vueling critican a la compañía por cancelar vuelos que seguían a la venta en su web

Sobre las 17.30 horas de ayer, aterrizó en el aeropuerto Seve Ballesteros un avión de Vueling procedente de Barcelona, pero no desembarcaron todos los pasajeros que tenían billete. Algunos usuarios no pudieron ni subirse. Un día antes de la salida del vuelo, recibieron una llamada de la compañía aérea que les cancelaba el billete, alegando como motivo el coronavirus. Sin dar más detalles. Sin embargo, en la web de la empresa aparecían a la venta billetes para ese avión por 250 y 300 euros. El vuelo seguía adelante, pero sin alguno de sus pasajeros.

Con tan poco margen de maniobra, Daniel Sánchez, afectado, canceló el viaje que tenía de ida a Barcelona -que iba a realizar anteayer con Ryanair- para ir a buscar a su hijo menor de edad y volver juntos a Cantabria. En esa situación, él y la madre del niño decidieron quedar en Zaragoza. «Tuve que ir en coche a recoger a mi hijo de ocho años» y traerlo por carretera hasta Santander. Algo que querían haber hecho en avión.

Normalmente, las cancelaciones de las compañías se comunican por correo electrónico. Por ello sospechó que, en este caso, le contactaran por vía telefónica. Así que acudió a las redes sociales, denunció su situación y vio que había más afectados del mismo vuelo. La compañía respondía a los mensajes alegando que ya se había puesto en contacto con el afectado. Sin embargo, Daniel no había recibido todavía ningún mensaje.

Fue ayer, cuatro horas antes de la hora de salida del vuelo desde Barcelona, cuando se pusieron en contacto con él. En ese momento ya se encontraba en Santander acompañado de su hijo y ya no necesitaba ese viaje. Ahora, Vueling argumenta que las cancelaciones se han debido a «un error interno» y que están «estudiando otro tipo de compensaciones», según ha podido conocer este periódico. Además, señalan que contactaron con los afectados para decirles que podían volar. No obstante, para cuando el vuelo ya había aterrizado en Santander, aún no se habían puesto en contacto con todos ellos.

Por ejemplo, Cristina Trugeda no había recibido respuesta a sus reivindicaciones, ni por las redes sociales ni a través de una segunda llamada que revalidara el billete que había cancelado la primera. Mientras tanto, ella también cambió sus planes para viajar a Santander otro día. Le dieron esa opción o la de reembolsarle el coste de un billete que dejó vacante al cambiar el día de su viaje. Por ello, Cristina siente que la compañía la ha «engañado, estafado y abusado de su posición», al negarle viajar con un billete que más tarde estaba en venta por más del doble de su coste original.