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Fue hace más de dos años en el Parque de Las Llamas. El PP, en un intento por sacar músculo ante la amenaza de perder su abrumadora mayoría absoluta en Cantabria, subió a un mismo escenario a sus 102 candidatos a la Alcaldía de las elecciones del mes siguiente. Entre ellos, a Diego Movellán, todavía regidor de Camargo y con cierta fama entre los suyos de ser un verso suelto; un 'cachorro' con un ideario demasiado progresista para el argumentario ortodoxo del PP. Y allí, frente a más de 200 compañeros y la cúpula del partido, lo demostró: «Estoy en contra del fracking, no soy monárquico, estoy a favor del derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo, y de meter entre rejas a los que se llevan el dinero que las familias ganan con tanto esfuerzo». Por eso, su apoyo desde el primer minuto a Pablo Casado en el último Congreso, mientras todo el oficialismo cántabro del PP respaldaba a Soraya Sáenz de Santamaría, no cogió por sorpresa. Puso su amistad con el nuevo presidente del partido, forjada en sus años en Nuevas Generaciones, por delante de las recomendaciones de la dirección y del exministro Íñigo de la Serna. Su apuesta salió bien y ahora se ha convertido en el hombre fuerte de Casado en Cantabria.
-Sigo pensando lo mismo y esa es la grandeza del PP. No soy monárquico, estoy a favor de que la mujer tenga la última palabra y del matrimonio homosexual. Todos tenemos cabida en el PP y esa es su fortaleza. Casado ha sabido tocar muy bien las teclas del militante en un Congreso interno, en un discurso más dirigido a casa en el que habló del centro derecha español sin complejos. Hizo vibrar a los compromisarios. Ahora se va a abrir el espectro y va a explicar el proyecto. En el PP entran democristianos, liberales... todo lo que esté a la derecha del PSOE e, incluso, muchos votantes de izquierdas que saben que gestionamos mejor. Yo me siento muy cómodo en el proyecto de Casado.
-Lo que Casado está criticando es el efecto llamada y el buenismo. No se puede lanzar un mensaje de 'papeles para todos' y crear una alarma social. Hay medio millón de inmigrantes esperando a saltar la valla. Eso sería insostenible para el país. Sería injusto para los que llegan buscando una vida mejor y no podríamos garantizársela. Y también para los españoles que están saliendo de una gran crisis con sueldos mejorables y con un sistema que no es tan fuerte como para recibir una inmigración masiva. Esa es la gran virtud de Pablo Casado, hablar sin pelos en la lengua.
-No, es una mejor comunicación y no tener complejos.
-El PP cántabro sale reforzado, no sólo por la presencia de varios dirigentes en la Ejecutiva nacional (Juan Corro y Ana Urrestarazu, además de él mismo), sino porque hace un año estábamos en la UVI y mes a mes hemos ido recuperándonos. Estamos ya muy fuertes y, sobre todo, vamos a tener el respaldo cien por cien del nuevo presidente y de la dirección nacional. Esta etapa dura que hemos vivido desde el Congreso regional ha servido para fortalecernos más y para unirnos.
-Creo que no. Los ciudadanos nos lanzaron un mensaje claro en 2015: o el PP se renovaba o moría. Perdimos un tercio del electorado, y no sólo por el desgaste nacional, aquí fue mucho mayor la caída. El mensaje era claro e hicimos los deberes. Siempre que cambias, siempre que miras al futuro, hay resistencias. Igual, en este caso, han sido muy públicas y notorias, pero al final van a ser una fortaleza. En lugar de una debilidad, cuando renuevas y antepones el interés de los cántabros al de ciertas personas, al final te fortaleces.
-Casado conoce muy bien la situación del partido regional y cree que tenemos un futuro prometedor.
-No me gusta llamarlos críticos, creo que siempre es bueno el debate interno.
-Es verdad que ciertos compañeros no han tenido actitudes ejemplares, pero todo el que quiera sumar va a estar en este proyecto. Creo que el Congreso nacional ha ayudado más a cicatrizar heridas. Así que todo el que quiera estar, estará. También es cierto que estamos sumando nuevos talentos y fichando nueva savia. Un partido debe renovarse con jóvenes o no tan jóvenes, porque hay personas de avanzada edad que tienen mucho que aportar.
-No cambia nada. Hay ánimo de sumar y de integrar, pero no es nuevo. La mano tendida la hemos tenido durante el último año en Cantabria, nadie nos puede decir que no lo hemos intentado. Hay que integrar al que quiera integrarse y sumar al que quiera trabajar por Cantabria y no por sus intereses personales. Nada ha cambiado, pero sí hay un ánimo de unidad.
-Se paralizaron porque así lo quiso Buruaga. Además, son expedientes informativos, no sancionadores, y la presidenta decidió en su día frenarlos. Hay que recordar que se abrieron porque se negaron a aprobar las directrices del partido sobre el cambio de portavoz parlamentario. Ahora mismo acabamos de cambiar los portavoces en el Congreso y en el Senado, y nadie ha dicho nada. Ojalá en Cantabria hubiéramos tenido ese ejemplo.
-En absoluto. En el Senado tenemos una mayoría amplia y se podía integrar en la dirección a un senador por comunidad autónoma. Podría haber sido cualquiera de los tres cántabros, y en este caso ha sido Blanca Martínez. No hay que interpretarlo en ninguna otra clave.
-Es uno de los políticos que mayor legado ha dejado a nuestra región y tiene mucho que aportar. Estoy seguro de que lo hará desde la posición que él ha decidido en los próximos tiempos, pero seguirá siendo un gran activo para el partido en Cantabria.
-No, se respeta su decisión. Se quería contar con él y estoy seguro de que se contará en un futuro. A Íñigo de la Serna no se le puede dejar escapar y en un futuro cercano probablemente le volvamos a tener con nosotros. Va a jugar un papel importante en los futuros gobiernos del PP.
-Parte con gran ventaja, ha demostrado su liderazgo en el peor de los momentos de la historia reciente del PP cántabro. Si al final ella y el partido deciden que sea la cabeza de lista regional, creo que va a salir con una gran fortaleza. Quien dé por perdidas las elecciones se está equivocando. El 'efecto Casado' va a sumar mucho al proyecto regional.
-Veo al PRC, y sobre todo a Revilla, muy cansado, con un bagaje muy malo. Quizás esté siendo su peor legislatura de todas. ¿Qué es lo que nos ha dejado a los cántabros? Uno de los grandes problemas del PRC es su cortoplacismo, no sólo desde 2015, sino en los tres gobiernos liderados por Revilla. Nadie ha mirado por el futuro de Cantabria, sólo por sus intereses electorales. Y a Revilla le veo muy cansado, sin ideas y obligado por los suyos para volver a presentarse.
-En Camargo siempre hemos diferenciado esas dos responsabilidades. Nunca he sido presidente de la agrupación local porque me presentaba como alcalde. Hay que atender tanto al partido como al Gobierno. En este caso, si Buruaga tiene que dar el salto, me imagino que habrá varias personas fuertes que se queden velando por el partido. Hemos aprendido del pasado, cuando nos centramos en el Gobierno y se abandonan las labores del partido, luego cuesta mucho recuperar el proyecto político, la militancia, la participación... así que, sea quien sea el cabeza de cartel, el partido debe tener cuadros operativos fuertes. Hay, por ejemplo, muchos candidatos que no gobiernan y necesitan sentirse respaldados por el partido.
-Las conversaciones que tengo con Pablo Casado prefiero mantenerlas en la discreción. En este caso, siempre me ha trasladado su apoyo y sabe que estaré a lo que me pida el partido, aunque siempre digo lo mismo: a mí me tira mucho Camargo, respiro por todos los poros Camargo. Hubo un proyecto que iniciamos, que está incompleto a día de hoy y que cuenta con el apoyo mayoritario de los vecinos (ganó por mayoría simple en 2015). Un pacto antiPP no dejó gobernar a los que querían los vecinos.
-Estoy ilusionado y el cariño de tus vecinos hace muchas veces que la balanza se incline. Dicen que esta ilusión de la juventud se va perdiendo con los años, pero en mi caso es al revés. Cada día lo estoy más. Y me siento mucho más fuerte desde el pasado Congreso para afrontar todos los retos que me pongan por delante.
-Es un trabajo que ya se ha venido haciendo y ahora, en agosto, sí será el pistoletazo de salida para los grandes anuncios de la candidatura regional, a los principales ayuntamientos. Algún cambio habrá.
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