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La réplica del histórico barco ha generado gran expectación.

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La réplica del histórico barco ha generado gran expectación. Irene Bajo

La Nao Victoria conquista Colindres

La réplica del barco que dio la vuelta al mundo se puede visitar hasta el 23 de julio | Sólo 18 marinos de los más de 200 que se embarcaron en las naves de la histórica expedición liderada por Magallanes y Elcano completaron la hazaña

Irene Bajo

Colindres

Domingo, 15 de julio 2018, 08:53

La réplica de la Nao Victoria arribó el viernes a Colindres y se erige ya majestuosa en el puerto deportivo de la villa. Observar la imponente nave invita a vecinos y visitantes a conocerla a través de un original viaje en el tiempo, que les traslada al siglo XVI. Curiosear en su interior desborda la imaginación y lleva a los adultos a soñar como niños e imaginar aquella gesta protagonizada por Juan Sebastián Elcano que, junto a otros 17 marineros, logró una hazaña sin precedentes en la historia surcando el mar en la primera vuelta al mundo.

La Nao Victoria se quedará en Colindres hasta el próximo 23 de julio, después pondrá rumbo a San Vicente de la Barquera, donde permanecerá hasta el día 31 para dar una lección de historia a todos los que se embarquen en ella. Es una réplica del barco que hace casi cinco siglos consiguió rodear el planeta. A bordo de sus 26 metros de eslora y siete de manga de pino y roble, sus visitantes recorren su cubiertas, admiran sus formas, detalles, las condiciones de vida de los tripulantes, y, en su bodega, experimentan las vivencias de los hombres y mujeres que hoy en día componen su tripulación.

Desde fuera impresiona y se escuchan las exclamaciones de los visitantes. «¡Que maravilla!», dice sin ocultar su admiración una mujer que pasea por la cubierta de la embarcación, mientras un padre alecciona a su hija sobre la aventura que representa la Nao Victoria y le explica para qué sirven todos los enseres que se disponen en el navío.

«Es un barco muy bonito, de madera, grande y muy bien cuidado», describe Alfonso Barquín, que no dejó pasar la oportunidad –el mismo viernes– de acercarse hasta el puerto para visitar la nave junto a su hijo. «Es algo único que no se ve todos los días», admite y «está muy bien hecha», opina también Antonio Robles desde la cubierta de la histórica nave.

Historia

Tres años –entre 1519 y 1522– tardaron los tripulantes de la embarcación original de la Nao Victoria en completar la travesía histórica que, en la actualidad, cuenta su gemela a los visitantes. El 10 de agosto de 1519 cinco naves españolas (Santiago, San Antonio, Trinidad, Concepción y Victoria) con 245 tripulantes a bordo, partieron de Sevilla, capitaneadas por Hernando de Magallanes. Componían la que se conoció como la 'Armada de la Especiería' que, promovida por la Corona Española, llevaba el objetivo de abrir una ruta por el oeste hasta las islas de las especias, las Molucas, en la actual Indonesia, donde radicaba uno de los comercios más lucrativos del momento. Para ello, y poniendo sus proas siempre a poniente, debían encontrar un paso o estrecho que uniera los dos grandes océanos del mundo, hasta entonces desconocido.

Durante tres años la expedición atravesó tres océanos y bordeó otros tantos continentes. Recorrieron la costa suramericana del Atlántico hasta descubrir el estrecho de Magallanes, y enfilaron el Pacífico que atravesaron en toda su inmensidad durante 99 días, reconociendo islas y archipiélagos, hasta alcanzar las Molucas. Iniciado el camino de retorno, la única superviviente de la expedición, la Nao Victoria, navegó durante seis meses por el Índico hasta alcanzar el continente africano y, una vez doblado el cabo de Buena Esperanza, puso proa a España.

Los tripulantes de la armada vivieron toda suerte de vicisitudes que llevaron a muchos a perder la vida y a otros a probar destino en las nuevas tierras. Magallanes, el impulsor del proyecto, no llegó a ver el final de la empresa. Murió unos meses antes sorprendido por un grupo de indígenas filipinos.

Le sustituyó como capitán general de la armada Juan Sebastián Elcano, quién junto a tan solo 17 de los hombres, al límite de sus fuerzas, consiguió culminar la primera vuelta al mundo a bordo del único de los cinco navíos que pudo regresar a Sevilla, el 8 de septiembre de 1522. La Nao Victoria.

Una hazaña, a ojos de Julián Jiménez, digna de ser recordada y ensalzada. Este visitante de la embarcación no ocultaba su impresión por la gesta. «Si hoy en día, en el año 2004 y 2006, con todos los medios actuales este barco dio la vuelta al mundo y ya debió ser durísimo, no imagino 500 años antes lo que debió de ser esa aventura». Se refiere a la propia historia de la réplica de la Nao Victoria, que, como su gemela, ha navegado por todos los océanos. Entre 2004 y 2006 ya completó su propia vuelta al mundo, surcando más de 26.000 millas y haciendo escala en 17 países, siendo el primer barco de estas características en completar una travesía semejante. Desde entonces, ha realizado giras por Estados Unidos y Europa recibiendo miles de visitas.

Voluntarios y aprendices «de marinero, de máquina, de puente y de lo que haga falta», navegan en la actualidad en la Nao Victoria. La vida en el barco «es muy agradable», reflexiona en voz alta Juan Tretel, uno de sus tripulantes. Y aunque «se tiene que trabajar mucho, tanto en puerto como en la mar, hay buen ambiente y se aprende mucho también», apostilla.

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