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La experiencia que marcó la vida profesional de Jesús Aguayo fue su paso por la escuela rural, los años que ejerció como maestro de Primaria ... en un caserío de Luena llamado Carrascal de Cocejón. «Trabajar con niños de varias edades a la vez en ese entorno fue una experiencia maravillosa, guardo un recuerdo gratísimo. El trabajo allí era parecido al de un malabarista, tenías que tener todo muy bien planificado», evoca Aguayo, nacido en Santander, aunque torrelaveguense y gimnástico de corazón. No le hubiera importado prolongar su estancia allí, a más de 800 metros de altitud, entre cabañas y escolares de todas las edades, pero los concursos de traslados eran entonces complicadísimos y aprovechó una «permuta» para volver a Torrelavega. «Fue, como dice la película, una oferta que no pude rechazar», señala.
Luena fue un destino especial y el primero de carácter definitivo, pero no fue en el que se estrenó este maestro y miembro destacado del Sindicato de Trabajadores y Trabajadoras de la Enseñanza de Cantabria (STEC), que ahora deja la primera fila tras cuatro décadas a pie de aula y afiliado a esta organización sindical. Aguayo empezó en el CEIP José María de Pereda con 23 años. Miembro de una familia ligada a la educación, partió de cero en aquel colegio público de Torrelavega. «El primer día no sabía por dónde empezar», evoca con gesto risueño. Era 1984.
Sin embargo, encontró en Pepe de la Vega un hombro en el que apoyarse en aquel centro. «Me ayudó desde el minuto uno y me afilió al sindicato. De él aprendí muchísimo como docente y como sindicalista», recuerda. De hecho, le acompañó a una asamblea de provisionales -«entonces no había interinos»-, que eran docentes que habían aprobado la oposición, pero no tenían destino, proceso que podía demorarse hasta una década. En ese momento convergieron las dos vocaciones de Jesús Aguayo: la enseñanza y la lucha sindical. «Me enganchó muchísimo lo que vi allí. Las personas que estaban al frente del STEC me parecieron gente con una gran preparación intelectual, que desprendían honestidad, coraje... Y de ahí partió mi segunda vocación».
En estos años, Aguayo ha combinado su labor como maestro con la de liberado sindical, que exige dedicación completa «y no tiene horarios ni calendario». Lo ha hecho siguiendo la filosofía del STEC, que aboga por periodos cortos de liberación y mucho contacto con el aula. En 1991 saltó por primera vez a la arena de la negociación. Cantabria no tenía aún traspasadas las competencias educativas y «todas las decisiones se tomaban en Madrid». Aquella fue una «experiencia de aprendizaje, pero no de muchas satisfacciones», relata. El margen de maniobra era escaso y la interlocución con el Ministerio, «muy difícil».
La lucha colectiva progresó más en su siguiente etapa de representación sindical con Eva Díaz Tezanos como consejera de Educación. «Fueron años de muchísimos acuerdos. Participar en aquellas negociaciones, de varios días o semanas, conseguir tantos avances para el profesorado y luego verlos reflejados en el BOC, fue casi embriagador. Fue muy grato y se resolvieron muchas cosas», entre ellas, la mejora de las retribuciones, «estabilidad para los compañeros interinos» o el reconocimiento a los docentes mayores de 55 años. Pero todo se «vino abajo» en 2012 con la crisis y los recortes. De nuevo en las aulas, Aguayo vivió aquella etapa como un proceso «doloroso». Fueron años duros. Los actuales, con la Consejería en manos del PRC, han sido más bien «decepcionantes» más allá del acuerdo para rebajar las ratios en Infantil.
Aguayo deja ahora la primera fila con idea de reubicarse en el STEC, al que seguirá ligado. Se va «con un sabor de boca positivo. La vida me ha dado una oportunidad que no tiene todo el mundo: trabajar en la educación y, además, durante parte de mi carrera profesional, influir en la política educativa de mi comunidad. Eso es una satisfacción. Me ha permitido conocer a mucha gente, a muchos compañeros, ayudarlos», añade el docente, que no se olvida de que en esta empresa ha sido fundamental su pareja: «Le debo mucho».
El sindicato STEC ha convocado hoy, a las 16.30 horas, una concentración frente al Parlamento de Cantabria para reclamar la recuperación de la jornada lectiva reducida para los docentes mayores de 55 años. Es un derecho que permitía a estos docentes reducir tres horas la enseñanza directa en el aula y dedicarlas a otras funciones en el centro sin repercusión en su salario. Sin embargo, la ley 2/2012, aprobada durante el Gobierno del PP, eliminó ese derecho. Es el «último recorte» que se aplicó a los docentes que queda por recuperar, recuerda el sindicato.
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Ana del Castillo
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