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La cifra nunca le ha importado por eso a estas alturas Alfonso Bustamente ya ha perdido la cuenta de las veces que ha visitado el Hospital Valdecilla. «Soy donante de plasma y plaquetas desde los 18 años. Adquirí esa costumbre y vengo todos los meses», ... explicaba ayer tras recibir la distinción de la Hermandad de Donantes de Sangre como 'gran donante' por alcanzar en 2021 el máximo de donaciones posibles (60 en el caso de ellas y 75 de ellos). Dice que el gesto apenas le quita una hora al mes y a él le queda siempre «la satisfacción» de saber que podrá ayudar a alguien que lo necesite. Desde que cumplió la mayoría de edad, esa cita se ha convertido en una «obligación moral» que hace con gusto y que, además, «no cuesta» por eso piensa seguir «hasta que me echen», añadía entre risas. Ahora está especialmente contento por haber conseguido «relevo generacional» y es que una de sus hijas acaba de cumplir 18 años y el mes pasado acudió al centro a donar por primera vez. Cuando va al hospital a cumplir con su cita con las agujas sí se topa con gente joven, pero lo cierto es que echa en falta ver más chavales. «Habría que hacer campañas para implicar a los más jóvenes. Tanto en los institutos como en las universidades».
Y, sin saberlo, comparte opinión con Roberto Río, vecino de Santander, que ayer también acudió al acto celebrado en Valdecilla para recibir su distinción. Es profesor en el colegio Salesianos de la capital cántabra y todos los años organiza una donación de sangre en el centro para animar a los estudiantes a donar. «Intentamos picarles para que donen y suelen responder bien», reconoce. Él se siente «satisfecho» de hacerlo y espera que trasladar ese mensaje a sus alumnos les anime a sumarse. Sobre todo que comprenda lo fácil que resulta a veces ayudar al de al lado.
Aunque Roberto también empezó a donar hace varias décadas, su motivo es algo diferente. No lo tenía pensado ni fue una de las decisiones que acompañaron su mayoría de edad: «Lo hice por egoísmo», cuenta. En concreto porque quería ir a visitar a un familiar al hospital. Cuando quiso entrar le dijeron que «solo le dejaban entrar a ver a un hospitalizado si tenía un pase». En ese momento vio como otra persona cruzaba las puertas del centro sin problemas y preguntó el motivo. «Me dijeron que era donante» así que se apuntó sin pensárselo. Y desde entonces acude puntual a su cita cada tres meses. ¿Por qué siguió? «Vi que no costaba nada y que servía para mucho».
Alfonso Bustamante
Luis Gutiérrez
Roberto Río
Para el vecino de Santander ese fue el motivo de continuar donando y para Luis Gutiérrez, de Villaverde de Pontones, esa fue la razón para inscribirse como donante al cumplir los 18. «Lo hice por solidaridad, por ayudar a los demás», señala. Un gesto que ahora intenta inculcar a sus hijos. «No sé por qué no se animan, no sé qué falta», comenta. Como el resto de donantes cree que harían falta más campañas porque quizá sea un problema de falta de información.
Al acto acudieron también el consejero de Sanidad, Raúl Pesquera; el gerente de Valdecilla, Rafael Tejido; la alcaldesa de Santander, Gema Igual; el presidente de la Federación Española de Donantes de Sangre, Manuel Faustino, y el director del Banco de Sangre y Tejidos de Cantabria, José Luis Arroyo, que agradecieron a los presentes su «solidaridad» porque es «una labor que no tiene precio».
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