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Cinco largos años de frontera en frontera intentando dar una respuesta inmediata a las necesidades básicas de quienes huyen de conflictos bélicos, personales y vitales. Ahora, ha vuelto a casa porque ha sido padre por segunda vez. 'Ric' Fernández tiene 41 años y es natural de Santander, aunque actualmente vive en Villacarriedo. Desde 2019 forma parte del movimiento 'No Name Kitchen' para brindar ayuda humanitaria, primeros auxilios y protección legal en la ruta de los Balcanes y en algunos puntos del Mediterráneo. Su labor es actuar fuera de los campos de refugiados que, según el cántabro, «realmente son campos de detención».
Toda su vida ha estado dedicada al activismo, pero desde que nació este movimiento, 'Ric' tiene un fuerte compromiso con las zonas de los Balcanes donde hay más rutas migratorias. «Es terrible porque el 99% de personas que intentan cruzar la frontera son agredidas por los policías. Sin embargo, siempre consiguen atravesarla por otro lado. Esto refleja que la violencia es gratuita y un requisito para migrar, y lo peor es que la pagamos con nuestros impuestos», confiesa.
Ver todo eso es duro. Deja huella. «Tenemos que cuidar mucho nuestra salud mental. Pasamos muchas horas con psicólogos y, cuando vuelves a casa, tienes que meterte en una burbuja para aislarte de las situaciones que has vivido allí. Las caras de los niños, las mujeres embarazadas, las lesiones físicas…».
Y eso que no es nuevo. Ya conocía lo que es trabajar tanto en los países de origen como en los de llegada, pero hacerlo en las fronteras es «muy complicado» porque «la gente intenta cruzar a toda costa». Además, su labor tiene una dificultad añadida: no les dejan ayudar. «El activismo está muy criminalizado en esas zonas. Tenemos que hacerlo a escondidas y muchas veces nos vemos sometidos a interrogatorios simplemente por dar un bocadillo o algo de ropa a personas que lo necesitan». Insiste en que su labor es simplemente humanitaria: «Nosotros queremos que haya rutas seguras, no queremos asegurar las rutas».
'Ric' y su pareja, Valentina, que también forma parte de 'No Name Kitchen', volvieron de su último viaje justo antes de Navidad. Para ellos fue, sin duda, el más especial. Ella estaba embarazada y su hija mayor, de tan solo un año y medio, les acompañó por Bosnia, Eslovenia y Croacia. «Íbamos con miedo porque sabemos que son lugares –en los que ellos se movían por trabajo– donde hay basura, cristales rotos, gente alcoholizada y violenta… Pero decidimos correr ese riesgo». Contra todo pronóstico, la experiencia resultó ser sorprendente, y para bien. «Fue increíble ver como una niña, que no entiende de razas, se lanzaba a los brazos de otros niños afganos. Para ellos también fue un soplo de aire fresco. Hay muchísimas mujeres que migran embarazadas o con bebés y se creó un vínculo muy bonito. Ver a dos niños de mundos tan diferentes interactuar sin prejuicios me genera esperanza en el futuro. Siempre digo que mi hija es la activista más joven del mundo». Fue tan gratificante que, cuando su bebé de dos meses sea más mayor, repetirán.
Ahora, esperarán a que llegue septiembre para irse a Croacia e Italia y continuar con su activismo. Pero antes, se centrarán en su proyecto 'La Refugio', un espacio de inserción laboral para personas refugiadas que montarán en Villacarriedo. «Cuando las personas refugiadas salen de las casas de acogida o de los pisos tutelados en los que han estado durante unos meses, se encuentran con muchos impedimentos. No conocen el idioma, nadie les da trabajo ni les alquilan un piso». El objetivo de 'Ric' es crear un espacio que les permita formarse en hostelería, turismo o el sector agropecuario. «La idea es que aprendan castellano, que hagan un poco de currículum y ya después contactar con otras empresas». En definitiva, «hacer un poco de red en el precipicio que se encuentran al salir». Además, quieren que sirva para cerrar un círculo. «Hemos trabajado en el origen, hemos ayudado en el camino y ahora lo haremos cuando lleguen aquí». También lo visualizan como una idea para repoblar los pueblos vaciados, algo que para él es muy importante. «En nuestro gremio se dice que somos ciudadanos del mundo, pero yo, cuanto más sitios conozco (ha estado por Irak, el sudeste asiático, Sudamérica...), más cántabro me siento».
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Álvaro Machín | Santander
Guillermo Balbona | Santander
Sócrates Sánchez y Clara Privé (Diseño) | Santander
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