Borrar
Antonio Orantos, en una imagen de archivo. DM
Antonio Orantos, toda la vida al servicio de una vocación

Antonio Orantos, toda la vida al servicio de una vocación

El nuevo jefe de la Comandancia en Cantabria era sólo un niño y tenía claro que quería ser guardia civil. Cuando lo logró, su carrera quedó marcada por la lucha contra ETA

JOSÉ CARLOS ROJO

Martes, 8 de febrero 2022, 07:14

Cuando Antonio Orantos (Plasencia, 1967) abría la puerta de casa, se daba de bruces con el cuartel de la Guardia Civil. Cada mañana, de camino al colegio, el niño admiraba a todos esos hombres que entraban y salían del edificio armados y arreglados con pulcros uniformes. Los identificaba con la defensa del bien. Ellos tenían el poder de protección; eran lo más parecido a superhéroes. Nadie antes en la familia del pequeño Orantos había ingresado en el Cuerpo, pero estas imágenes calaron tanto en la mente del chaval que parecía imposible torcer su vocación. Quienes lo conocen bien cuentan que siempre quiso ser guardia civil, y lo consiguió en 1993.

Con 26 años se graduó en la academia militar de Zaragoza para asumir su primer destino como teniente en Vizcaya. Allí, en los años duros del terrorismo de ETA, pasó más de cinco ejercicios curtiéndose como agente, trabajando en el peor escenario posible, con la amenaza terrorista siempre presente. Muchas de sus 25 condecoraciones, medallas que simbolizan la memoria de una carrera de méritos, recuerdan las hazañas de aquel tiempo. Como la Cruz con Distintivo Rojo del Mérito de la Guardia Civil, otorgada por acciones de gran relevancia y en las que ha corrido peligro la integridad de los agentes. Y es que en aquel entonces, entre otras muchas operaciones -algunas secretas-, participó en la desarticulación del famoso comando Vizcaya.

Aquellos fueron unos inicios nada fáciles; pero lo que vendría después no iba a ser un desafío menor. El ascenso de teniente a capitán lo llevó de vuelta a casa cinco años. Estuvo destinado en la Unidad Orgánica de la Policía Judicial de Cáceres, de 1999 a 2004, y más tarde en la Comandancia de Huelva (2005-2008), hasta alcanzar una nueva encrucijada en su vida. El Cuerpo le había premiado tras los años de servicio en el País Vasco, estaba de regreso en casa, pero las posibilidades de promoción eran escasas. Continuar escalando cargos obligaría a un nuevo periplo; y ni siquiera lo meditó. La misma vocación que lo había espoleado desde pequeño continuaba impulsándolo a seguir creciendo en la Guardia Civil.

Durante el tiempo que estuvo destinado en el País Vasco participó en la desarticulación del comando Vizcaya

Estando casado y con dos hijos, llegó el ascenso y fue trasladado a Argelia como comandante agregado de Interior en la Embajada de España en el país. Allí hubo tiempo para trabajos más amables, como las labores humanitarias que desarrolló durante los cinco años de destino (2008-2013); y también para otras más complicadas, como sobrevivir a todos los acontecimientos que llegaron con el surgimiento de la denominada 'primavera árabe', con hordas de ciudadanos tomando las calles para exigir nuevas formas de gobierno.

El siguiente cambio le llevó a las Islas Baleares. Fue ya como teniente coronel, en 2013. De aquel tiempo recuerda con especial orgullo el balance de la operación 'Iron Belt', en la que desarticularon dos de las principales organizaciones de narcotraficantes más activas de Mallorca y que se saldó con 94 detenidos y la incautación de casi 100 kilos de diferentes drogas, además de 470.000 euros en metálico. O la intervención de un velero que cargaba con seis toneladas de hachís. Un recuerdo menos gratificante conserva de las inundaciones del 9 de octubre de 2018 en Sant Llorenç des Cardassar, cuando una riada sin precedentes arrasó el pueblo. Él era jefe de operaciones entonces y fue el responsable de todo el dispositivo para coser la herida que había hecho el agua en avenidas y viviendas. El desastre acabó con la vida de trece personas y aún está grabada en la memoria de los vecinos, que todavía no han podido pasar página de lo sucedido aquel fatídico día.

En su expediente figuran 25 condecoraciones, como la Cruz con Distintivo Rojo de la Orden al Mérito de la Guardia Civil

Ese destino fue la antesala de la nueva etapa que inició el pasado 2 de febrero en Cantabria como jefe de la Comandancia de la Guardia Civil para relevar al teniente coronel Juan Martínez Ros, que seguirá siendo el segundo en el escalafón de la XIII Zona de la Guardia Civil.

Un expediente ejemplar

Ni un pequeño borrón encontrará quien busque en su expediente. Tan centrado ha estado siempre en su carrera, según cuentan personas cercanas al nuevo jefe de la Benemérita en la región, que su obsesión ha sido llevar una vida ejemplar. Ha tenido claro su objetivo desde la infancia y ha entendido que no cabía un error, por pequeño que fuera. En su época de adolescente, fueron varias las 'aventuras' que se perdió. Todas las que olían a infracción, a rebelión.

Ahora, con 55 años, enfila la etapa madura de su carrera con el nuevo destino en Santander en un cargo de libre designación, a propuesta de la Dirección General de Interior. «Estoy convencida de que el coronel va a poder desarrollar en nuestra comunidad autónoma sus funciones con la misma ejemplaridad y excelencia profesional que ha demostrado en todos sus destinos gracias a su fuerte compromiso con los valores de la Guardia Civil», ha afirmado sobre él la delegada del Gobierno, Ainoa Quiñones. Desde el cuartel de Campogiro, Orantos dirigirá una nueva etapa de la Benemérita, que en este regreso a la normalidad pospandémica no está exenta de desafíos.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

eldiariomontanes Antonio Orantos, toda la vida al servicio de una vocación