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Las ansiadas lluvias de estos últimos días no son suficientes, de momento, para despejar el fantasma de la sequía en Cantabria. Las alarmas de cara al verano saltaron el mes pasado, que fue para la Agencia Estatal de Meteorología «muy seco». Llovió un 58% ... menos, hizo mucho más calor de lo habitual y, para disgusto de agricultores y ganaderos, apenas sopló el 'gallego'. Es decir, el viento del oeste, que es muchísimo más húmedo que el nordeste, y que, además de barrer el cielo de nubes, deja el terreno seco, por lo que no crecen los cultivos ni el forraje para alimentar a los animales. Un panorama preocupante a las puertas de una temporada estival que los hosteleros aventuran nuevamente de récord, por lo que hará falta mucha más agua. El consejero de Desarrollo Rural, Guillermo Blanco, tranquilizó recientemente a la población cuando decretó la veda en varios tramos de los ríos más salmoneros debido al escaso caudal: «Cantabria tiene el agua asegurada para el consumo para los próximos 200 años».
Los expertos aseguran que el problema de la denominada España 'húmeda' es que no tiene conciencia colectiva de la escasez. Abrir el grifo y que brote para beber, ducharse, tirar de la cisterna, lavar el coche o regar la huerta se ha convertido en un acto reflejo. Pero, ¿sabemos de dónde viene?
Los grandes ríos y el embalse del Ebro, que está al 40,6% de su capacidad máxima (220 hectómetros cúbicos de los 541 posibles), son los grandes surtidores, a los que hay que unir una completa red de manantiales y sondeos que, sin el agua del deshielo, por ejemplo, pone en jaque a municipios como el de Valderredible, que el mes pasado tuvo que llevar camiones cisterna al pueblo de Villota de Elines.
El agua que bebe Santander procede de tres zonas perfectamente delimitadas: las captaciones del río Pas en San Martín de Toranzo-La Molina (Santiurde de Toranzo), otra superficial en el río Pas y una más en el Pisueña. Además, se nutre de la aportación de cuatro manantiales (El Arca, Sovilla, Quintanillas y La Pila) y siete sondeos. Toda el agua se transporta hasta la Estación de Tratamiento de Agua Potable (ETAP) de El Tojo. Allí se almacena en el depósito contiguo de 16.000 metros cúbicos de capacidad. El sistema dispone de otros dos depósitos de 16.000 metros cúbicos, el de Pronillo y el de El Avellano, además de los de Mahón y La Atalaya, de 2.000 metros cúbicos, y el de Arna, de 1.150. Además de a Santander, también nutren a otros grandes municipios: Santa Cruz de Bezana, Camargo y El Astillero.
Torrelavega depende del río Besaya. La captación se realiza fundamentalmente en el azud -pequeña barrera- ubicado entre los municipios de Los Corrales de Buelna y Arenas de Iguña. «La capacidad inicial de almacenamiento, que es de 0,1 hectómetros cúbicos, se ha visto reducida sensiblemente con el paso del tiempo hasta un tercio de dicho valor», recoge el Ministerio para la Transición Ecológica en su Plan Especial de Sequía del Cantábrico Occidental.
Torrelavega cuenta con otras dos captaciones alternativas: el bombeo de Somahoz sobre el mismo río Besaya y una toma mediante otro pequeño azud en el río Cieza, cercano a la confluencia con el Besaya. El agua de estos tres puntos también sirve para saciar la sed de los municipios de Los Corrales de Buelna, Cartes y Polanco.
Castro Urdiales se nutre de un entramado sistema múltiple. Por un lado, del denominado Plan Castro, que gestiona el Gobierno de Cantabria. Las captaciones se encuentran en los ríos Mioño y Sámano, así como en los sondeos Castaños y Portugal. También tira del Plan Agüera, con tomas sobre el río de mismo nombre. «Constituye aproximadamente el 76% del agua introducida en las redes del municipio y abastece a más del 83% de la población», explica el Ministerio.
Por otro lado dispone de captaciones en el mismo territorio municipal, entre las que destacan las tomas de la galería La Suma, el manantial La Lastrilla y el arroyo Tabernillas.
Camargo no es autosuficiente, pero el 40% del agua que consumen los ocho núcleos de población proceden de los manantiales El Collado I y la galería Las Ranas. El 60% restante se lo proporciona la Autovía del Agua que gestiona el Ejecutivo regional. Todo este caudal se trata en la ETAP de Revilla y se envía al depósito del Alto de la Sierra. Por su parte, el agua procedente de la Autovía llega ya tratada y se distribuye, además de al Alto de la Sierra, al depósito de El Tojo. «Tras la problemática de los soplados, se clausuraron dos sondeos, los de Polideportivo y Formación Profesional, manteniendo como posible refuerzo otros dos, si bien con limitaciones de caudal: los de San Miguel y El Carmen», explica el documento ministerial. Camargo también dispone de una concesión compartida con el Ayuntamiento de Santander desde el río de La Pila. El agua puede ser suministrada desde la ETAP de la capital directamente a la red de Camargo.
Piélagos bebe de uno de los ríos tradicionalmente más caudalosos de la región, el Pas. La captación se encuentra en la localidad de Carandía y se envía a una Estación de Tratamiento diseñada para depurar unos 160 litros por segundo. Pero también dispone de un segundo sondeo en Mortera, «que se utiliza exclusivamente en épocas de alta demanda para complementar el abastecimiento en la red de Liencres».
Los cinco municipios anteriores concentran al 53,4% de la población, pero el resto depende del Gobierno regional para que salga agua del grifo. Según recoge el Plan General de Abastecimiento y Saneamiento de Cantabria, en la actualidad existen 22 proyectos hidráulicos diferentes, cuyo ámbito de actuación abarca a 60 de los 102 municipios. Son los planes Deva, Aguanaz, Agüera, Alfoz de Lloredo, Alto de la Cruz, Asón, Cabarga Norte, Camaleño, Castro, Esles, Herrerías, Liébana, Medio Saja, Miera, Noja, Pas, Santillana, Valdáliga y Vega de Liébana.
Esta gestión supramunicipal se realiza gracias a dos de las grandes infraestructuras hídricas con las que cuenta la región: el Bitrasvase Ebro-Pas-Besaya y la Autovía del Agua.
Valderredible, que es el municipio más grande de Cantabria, capta el agua del río Ebro, pero muchos de sus municipios dependen de una amplia red de manantiales que se llenan con el deshielo de la nieve. Pero este año, aunque ha hecho frío, apenas han caído copos, así que los vecinos están preocupados por lo que pueda suceder durante el verano, donde la población además se suele multiplicar a causa de las vacaciones.
El embalse del Ebro en Campoo es el salvavidas que tiene Cantabria para abastecerse de agua en momentos de sequía. Puede usar cinco de sus 541 hectómetros cúbicos para suministrar cada verano, principalmente, a Torrelavega y Santander, que son los grandes núcleos poblaciones más favorecidos. El agua llega a través del Bitrasvase y de la Autovía del Agua. Pero claro, tiene un precio. Al coste energético se suma un canon que fijó el Ministerio para la Transición Ecológica en unos 800.000 euros anuales. Sin embargo, el departamento que dirige Teresa Ribera decidió sufragarlo «al menos, hasta 2025», cuando será revisado.
Los problemas históricos que sufría Cantabria en cuanto a restricciones y problemas de suministro se solucionaron una vez que entraron en servicio las dos grandes infraestructuras actuales. El Bitrasvase Ebro-Besaya-Pas es un conjunto de tuberías, bombeos y depósitos que toman el agua del embalse del Ebro –hasta 2.500 litros por segundo– y la transportan a través del Túnel de las Nieves a los ríos Besaya, a la altura de Somahoz (Los Corrales de Buelna), y Pas, en Corvera de Toranzo. Pero, ojo, hay que devolver el caudal por completo cuando ambos ríos recuperan el nivel en las épocas del año más lluviosas.
Desde que comienza a captar agua en la estación del embalse hasta que la primera gota llega a la vertiente cantábrica de la región, pasan, como mínimo 48 horas. Después, el sistema deber estar en marcha, por lo menos, quince días.
Por su parte, la Autovía del Agua es una red de 150 kilómetros de tuberías con una conducción a presión diseñada para cubrir la franja costera desde el extremo occidental que marca el río Deva, en Val de San Vicente, hasta la zona oriental del Ayuntamiento de Castro Urdiales. Básicamente, trasvasa recursos entre las diferentes cuencas en función de la demanda y los recursos disponibles.
«Tiene como principal punto de captación los bombeos del subálveo –toma que está debajo del cauce natural– del río Deva en la mies de Molleda, en el municipio de Val de San Vicente», explica el Ministerio en el documento elaborado a finales de marzo para incluir dentro de los planes de sequía.
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