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La cizalladura, un cambio repentino en la dirección del viento de manera violenta, afectó este jueves al Aeropuerto 'Seve Ballesteros' y obligó a desviar dos vuelos que tenían previsto aterrizar a primera hora de la mañana. Uno fue el de la compañía Vueling procedente de ... Barcelona, que se desvió a Bilbao, desde donde los pasajeros fueron trasladados en autobús a Santander. El otro fue el vuelo de Ryanair Marrakech-Santander. Lo que no se esperaban los pasajeros era que llegarían a sobrevolar el aeródromo de Parayas, pero que finalmente acabarían aterrizando en Oporto, y –tres horas más tarde– aterrizarían, con éxito esta vez, en Santander.
Los 180 viajeros que iban a bordo del vuelo no se explicaban por qué el comandante tomó la decisión de retroceder hasta Oporto, en lugar de tomar tierra en un aeropuerto más cercano, como Valladolid, Oviedo, Vitoria, o Madrid. Algunos de los pasajeros señalaron, tras aterrizar, que «la escasa información» que recibieron por parte de la tripulación les generó «mucha incertidumbre». «Tantas horas de vuelo sin saber qué iba a suceder o si tendríamos que tomar un tren en Oporto o qué alternativas tendríamos».
Según comentaron desde la Asociación Amigos de Parayas, el motivo para desviar el vuelo al país luso puede encontrarse en que «no hubiese personal de la compañía en los aeropuertos nacionales próximos». También señalan que «el desvío a un aeropuerto cercano de Parayas hubiera concluido con un traslado en autobús, mientras que de esta manera se evitó este final. Los pasajeros no llegaron a bajarse del avión en ningún momento, lo que puede ser otro de los motivos por los que el comandante tomó esta decisión, después de hablar con la torre de control donde le confirmaron que las condiciones de viento mejorarían pronto».
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Roberto Ruisánchez, uno de los pasajeros que volvía a Santander después de disfrutar unas vacaciones en Marrakech, comentó que les dieron «muy pocas explicaciones y ninguna en castellano, sólo en árabe e inglés. Cuando estábamos sobrevolando Santander, a punto de aterrizar, el avión remontó y se desvío a Suances, localidad que sobrevoló durante unos minutos, y después, cogió rumbo a Oporto, sin saber el motivo». «Al final, el sueño de tener un vuelo directo Santander-Marrakech no ha podido ser, y ha sido con escala», señaló.
Otra pasajera, María Alonso, coincidió en la «gran incertidumbre» provocada por el desvío: «No sabíamos los motivos por los que nos han llevado tan lejos. No nos parecía que había tanto viento cuando hemos visto tierra en Parayas».
Rabia Karim, vecina del País Vasco, esperaba en Parayas la llegada de su cuñado. «Se ha retrasado tres horas y nos hemos ido a dar un paseo al centro comercial. Venimos a este aeropuerto desde el País Vasco porque tiene mejor conexión que Bilbao, ya que es vuelo directo... supuestamente».
El retraso acumulado por el vuelo de Marrakech, que aterrizó a las 11.50 horas, afectó también a los planes de despegue del vuelo con el trayecto a la inversa, Santander-Marrakech. A pesar de la demora generada, los pasajeros embarcaron contentos de poder viajar, como era el caso de Fátima, una mujer que, tras visitar a su hijo y a su nieta en Santander, volvía a su hogar. «El retraso es un inconveniente menor. Lo importante es que vuelvo a casa».
Otro joven de origen marroquí, de 22 años, que reside en Cantabria desde hace cinco, tomó el mismo vuelo: «Me voy de vacaciones. Llevo cinco años residiendo aquí y tengo muchas ganas de volver para ver a mi familia de allí y a los amigos que dejé al venirme. El retraso es un inconveniente menor», explicó Sohaib Chkiri.
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