El viento sur y la niebla, la doble «peculiaridad» que distingue al Seve

«Las peculiaridades están relacionadas con la meteorología. Pasan cosas parecidas en Bilbao y en otros aeropuertos del norte. Están a sotavento del viento sur y eso complica un poco la operación. La pista es magnífica y la distancia, también. Las peculiaridades vienen por ese viento y, al estar al lado del mar, por las nieblas. Había un tercer elemento, que era el tema de las aves, pero se ha subsanado bastante en estos años», resume el experto respecto al Seve.

«Con viento sur giras un poco hacia el viento para que no te saque del eje de la pista»

Juan José Alonso Monreal

Comandante

¿Por qué unos vuelos si toman tierra y otros no cuando surgen esos vientos? Alonso Monreal da las claves. Lo primero, el tipo de avión. Su diseño. «Unos permiten más viento cruzado que otros». Y, en segundo lugar, «los seguros». Los aviones se certifican con un máximo de viento cruzado y se opera dentro de esos topes. A partir de ahí, el comandante aclara cómo se desarrolla la maniobra. Lo de entrar cruzado es normal. Calma. «Si te mantienes alineado con la pista y hay viento, te va sacando. Así que tienes que girar un poco hacia el viento -corrección de deriva- para que no te saque del eje de la pista. Y en el último momento aplicas un poco de pie al lado contrario para que el tren de aterrizaje entre recto y evitar una fricción lateral». La cizalladura -el cambio brusco en la dirección o la intensidad del viento- obliga a ir haciendo correcciones en un corto espacio de tiempo. «Aquí, con los montes, con Peña Cabarga, todo ese aire turbulento genera corrientes anárquicas y una última parte del vuelo que puede ser incómoda, pero todo está controlado», insiste.

¿Y la niebla? El experto explica que el Seve ha mejorado sus sistemas de aproximación, pero dentro de los equipos, lógicamente, hay diferentes categorías y las de aquí (y las de casi todos) no son las de Barajas o Nueva York. En este caso, la normativa del país estudia cada aeropuerto y determina unos metros mínimos de visibilidad para aterrizar. «Luego, y siempre respetando ese mínimo, las compañías marcan por encima sus propios mínimos». Por eso unos vuelos toman tierra y otros no. El piloto siempre sabe cuáles son los parámetros en los que se mueve el avión.

Para acabar, un consejo. «Mientras estés sentado, cinturón abrochado», pronuncia como lema general al preguntarle por el vuelo Singapur-Londres que ha sido noticia estas semanas por las turbulencias. Y, más allá de esa noticia, explica, «cuando se pide que se pongan el cinturón, es porque se prevé que pueda suceder algo». Mejor, siempre, hacer caso.