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Especialistas de la Guardia Civil en investigación de incendios, pertenecientes al Servicio de Criminalística, han llegado a Villanueva de Villaescusa para continuar con las investigaciones del incendio de camiones perpetrado en la empresa Victoriano Saiz Echevarría e Hijos, un siniestro ocurrido sobre las dos de ... la madrugada de este lunes y que ha quemado los vehículos que estaban estacionados en la explanada esa noche: siete remolques y tres cabezas tractoras. Se da por hecho que el incendio ha sido intencionado porque hubo dos focos diferentes, pero hasta que no terminen las investigaciones y se dé con los autores no está nada clara la motivación. Si este incendio fue provocado por algún tipo de represalia por la huelga de transportes que comenzó el lunes -que la empresa afectada no iba a secundar-, está por ver. De momento, la Guardia Civil no descarta nada.
Lo que tienen claro los afectados es que este sabotaje ha buscado causarles el mayor daño posible, porque después del incendio descubrieron que dos camiones a los que no alcanzó el fuego tenían las ruedas pinchadas con saña. «Hasta siete u ocho pinchazos en cada rueda. Uno por completo y el otro, todo un costado», ha dicho Victoriano Saiz, uno de los cuatro hermanos que dirigen la empresa, que cree que viene a demostrar que los autores han sido al menos tres: «Dos damos fuego y el otro, vete pinchando».
Por la mañana acudió a la Comandancia de la Guardia Civil para ampliar la denuncia y añadir estos nuevos daños. Lo hizo acompañado por el dueño de uno de los remolques quemados, una cisterna que estaba cargada de azúcar para la Nestlé, un empresario de Albacete que colabora con la empresa de Villaescusa que también tiene un gran drama detrás: «Además de perder este vehículo le han reventado otros tres en Granada, otro en Francia... y es como nosotros, una empresa familiar, y tiene esposa e hijos; estamos fatal, es desolador que vengan cuatro delincuentes y actúen impunemente (...)».
Si ayer Victoriano estaba «desolado», hoy se muestra «hundido» al analizar la envergadura de la destrucción, que ayer calculaban en más de un millón de euros entre los daños en los vehículos y las cargas perdidas y que hoy ya sabe que el montante será todavía mayor, pues las cabezas enganchadas a los remolques incendiados tendrán, a su vez, que pasar por el taller porque es posible que los circuitos electrónicos que conectan ambas partes estén inservibles...
La noticia de este sabotaje ocurrido en Cantabria ha tenido un alcance nacional, al ser uno de los pocos 'incidentes' registrados en el primer día de esta huelga convocada por la Plataforma en Defensa del Transporte, que, por lo demás, apenas ha tenido repercusión.
Y un efecto colateral que tiene absolutamente abrumado al equipo de Victoriano Saiz Echevarría e Hijos. Desde que se conoció este suceso no han parado de recibir llamadas de apoyo, desde todas las instancias, de gente importante, de colegas, de empresas de Cantabria y de fuera, y muchas personas anónimas también, todos ofreciendo «cariño y ayuda». Victoriano se esfuerza por no dejar fuera a nadie: «Nos han llamado de la Delegación del Gobierno, consejeros de aquí, diputados de Madrid, la corporación entera de Villaescusa, y empresas de toda España... Y todos los concesionarios de Cantabria, agencias de transportes, compañeros del sector a los que casi no conocemos, que lo que nos haga falta, que nos prestan remolques para poder seguir trabajando (...)». Corta su lista de agradecimientos cuando se le quiebra la voz, pero toma aire para callar bocas. Porque no todo lo recibido ha sido bueno. Hay quien ha deslizado la sombra de la sospecha sobre los hermanos Saiz por el cobro de seguros tras el incendio. «Y jamás hemos utilizado artimañas para el cobro de seguros, como hemos visto en algún comentario. Somos una empresa de solvencia, no necesitamos llegar a estas argucias».
A pesar del golpe y de verse obligados a incumplir entregas por no tener camiones para seguir trabajando, la empresa ha tomado la decisión de mantener todos los puestos de trabajo -son 85 empleados en nómina-, metiendo a los transportistas a realizar otras tareas o mandando a los viajes de dos en dos hasta que se arregle la situación. «Nunca se nos ha pasado por la cabeza ni ERTE ni despidos. Aquí nos quedamos todos», dice Victoriano, que se emociona, sobre todo, al hablar de los conductores de la empresa: «el cien por cien está con nosotros, nos han llamado para decirnos que están a nuestro lado hasta donde haga falta. Se me caía el alma a los pies al ver a los más veteranos con 60 años llorando como niños». Y el resto de trabajadores, de oficinas, de mantenimiento, más de lo mismo: «Hay gente que hasta nos ha dicho que estarían dispuestos a estar un mes o dos sin cobrar.... y esto reconforta...».
José Joaquín Cobo, al que todos llaman Quin, lleva 21 años trabajando como conductor en esta empresa y corrobora esa unión frente a la adversidad que tanto emociona a su jefe. «Estamos cien por cien con la empresa. Hablo por mí, pero sé que por muchísimos compañeros. Cuando yo entré había cuatro camiones. Todo lo que tiene ahora ha sido a base de trabajar y trabajar... y pongo la mano en el fuego por todos. Se me pone la piel de gallina al pensar en la sinvergonzonería que han hecho, es gente sin corazón que ha jugado con el pan de más de 80 familias». Hoy Quin ha podido ir a hacer una entrega. No así Ignacio Fernández, otro conductor que lleva poco más de cuatro años en esta empresa, que se dedica al transporte nacional pero hoy está en Villaescusa «echando una mano en lo que puedo» a los hermanos Saiz. «Somos como una gran familia, tratamos de darles todo el ánimo a pesar de la incertidumbre que ha generado esto. Pero no tememos perder nuestro trabajo, para nada, no hay ese temor. Esta gente es fuerte».
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