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Francisco Herrera (primero por la izquierda) disfruta de un menú del día en el restaurante Los Pasiegos, en Hoznayo, junto a sus compañeros de trabajo. Daniel Pedriza
«Sin vino en la comida no hay alegría»

«Sin vino en la comida no hay alegría»

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Sanidad no eliminará el alcohol de los menús en los restaurantes, pero el amago de poner en marcha la medida ha despertado el debate

José Carlos Rojo

Santander

Viernes, 29 de abril 2022, 07:11

A modo de amago, como globo sonda, el Ministerio de Sanidad avanzó este pasado miércoles que el texto de la Estrategia Nacional en Salud Cardiovascular incluiría la recomendación de eliminar el alcohol de los menús de los restaurantes. Pero la idea sobrevoló durante sólo unas horas, porque las sonoras negativas mostradas por algunas comunidades autónomas en el Consejo Interterritorial obligaron a Carolina Darias a pisar el freno en seco. El documento, que pretende luchar contra estas enfermedades -primera causa de muerte en España- no incluirá finalmente ese consejo. El vino y la cerveza seguirán formando parte de la carta de los menús.

«¡Faltaría más! Ya no sé qué más nos van a controlar. Al final vas a tener que pedir permiso hasta para salir de casa», protesta Manuel Fernández, jubilado y comensal habitual en el restaurante Los Pasiegos, en Hoznayo. «No te pueden quitar el 'vasuco' de vino en la comida. Te quitan la alegría, caramba», asegura.

José Montes | Jubilado

«Primero fue que no se podían comer huevos, luego la carne roja y ahora el vino y la cerveza»

Protesta porque las recomendaciones gubernamentales «son cada vez más numerosas» y alega que dejan un margen nímio a la libertad personal. «Está sucediendo mucho últimamente en materia sanitaria. Hace dos días consumir más de un huevo al día era malísimo. Luego fue la carne roja, que era mala también. Ahora el vino. No sé. Algo deberán dejar a la responsabilidad personal, ¿no?», se suma José Montes, que comparte mesa con Fernández.

Asier Larrañaga | Camionero

«Todos los días como menú y nunca bebo porque luego hay que ponerse en carretera»

La clave, coinciden, está en la moderación. Nadie va a padecer dolencias cardiovasculares por tomar una copa de vino en las comidas. «El problema, como todo en la vida, está en los excesos», reflexiona Carlos Echevarría. A él le toca viajar de Vizcaya a Santander casi a diario y por eso el alcohol no suele estar en su dieta al mediodía. «Si tienes que coger el coche ya no es por la multa, es que al final es la seguridad individual en la carretera. Nunca bebo más de una cerveza», confiesa.

Le sucede lo mismo a todos los profesionales del transporte. Asier Larrañaga aparca el camión en Hoznayo y va en busca de una mesa. «Todos los días como el menú y nunca bebo. No es algo que me guste y hoy en día es muy difícil ver a los demás beber en las comidas, porque luego hay que conducir», asegura. A lo sumo la gente 'mancha' el vaso de casera con un poco de tinto; pero poco más. Antes las cosas se hacían de otra manera, pero hace tiempo que ya no. «Lo que quiero decir es que esta medida que comentaban al final no iba a cambiar mucho las cosas porque la gente ya no bebe como lo hacía antes», concluye.

Cambiar «otras cosas» del menú

Otras opiniones profundizan en el objetivo de esta campaña frustrada de Sanidad. «¿Lo que se busca es mejorar la salud cardiovascular de la gente? Pues hay otras muchas cosas sobre las que pueden poner más atención», resuelve Francisco Herrera, profesional de la construcción que degusta su menú en Los Pasiegos con otros tres compañeros de trabajo. Entre los cuatro beben una botella de vino tinto. «No nos va a hacer daño, está claro. Sin embargo, igual sí que se podría pensar en otras cosas del menú. A veces y en algunos restaurantes podrían seguir más la dieta mediterránea; o podrían evitar los postres con mucho azúcar, que lleva a que la gente engorde, ¿no?», propone. «Por no hablar de que se podrían añadir nuevas prohibiciones al tabaco, o perseguir más las drogas...», añade.

Enrique Soler | Turista

«No veo necesario suprimir esa costumbre que está tan arraigada en nuestra sociedad»

En el centro de Santander, Enrique Soler degusta un cocido montañés en el restaurante Fuente De, en Peña Herbosa. «Esto no es dieta mediterránea; pero no es malo, en su justa medida», cuenta entre risas. «Hablando en serio, el alcohol consumido con moderación no puede ser malo, y no creo que la situación nos obligue a reprimir esa costumbre que está tan arraigada en nuestra sociedad. No le veo mucho sentido a esta medida que pretendía adoptar el Gobierno», explica este valenciano que disfruta de unos días de vacaciones en la capital cántabra. «Es mucho mejor educar que prohibir», recuerda Luis Ibáñez, que está en la mesa de al lado. «Lo que hay que hacer es que la gente sea consciente de la importancia de llevar una dieta equilibrada en todos los sentidos. Prohibir muchas veces consigue el efecto contrario».

A Conchi Bordetas nadie le ha recomendado que no consuma alcohol, es una decisión propia: «No bebo nunca en la comida porque siempre tengo que trabajar después. No tengo la costumbre. Si salgo de fiesta o a divertirme, sí», revela mientras disfruta del segundo plato de su menú en Casa Ajero, en la calle Daoiz y Velarde. «Con estas medidas, que al final ni siquiera cumplen, lo único que hacen es enfadar a la gente, que bastante tiene con todo lo que está pasando. La copita de vino es mi desconexión, mi momento de parar para luego seguir», añade Cristina Trueba, que acompaña a Bordetas en la mesa. «No pueden quitármelo», subraya.

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