El virus reduce a la mínima expresión las comunicaciones con Madrid

La consulta es real. Del jueves por la tarde en las correspondientes páginas de internet (Iberia, Renfe y Alsa) y para cada día de la semana que viene (se puede ver la oferta en la ficha de la parte superior de la página). Un vuelo al día que sale sobre la una y media (salvo el sábado, que es a las 09.25). Un autobús diario que parte a las diez y media (el de las seis horas y quince minutos). Y en cuanto al tren, tres de lunes a viernes. A efectos prácticos, dos. El Alvia de primera hora (pasadas las siete de la mañana y algo más de cuatro horas de viaje) y el Intercity de la tarde (a las siete de la tarde y otras cuatro horas). El tercero es un Media Distancia que implica hacer transbordo y que tarda más de ocho horas (sólo para amantes de los viajes en tren sin prisa).

A partir de aquí se pueden sacar conclusiones. La primera, pensando en negocios, jornadas de trabajo, reuniones o, incluso, enlaces con otros vuelos o trenes, que es imposible llegar a Madrid pronto. No antes de las 11.17 horas (salvo el sábado). La segunda, si uno quiere sacar un billete de ida y vuelta para el mismo día, sólo podrá hacerlo en el tren. Y tendrá que tener en cuenta que llega a la estación a las 11.17 y deberá estar otra vez allí antes de las 14.10 o de las 19.05 (los horarios de salida del Madrid-Santander). Queda la opción de ir en avión y volver en tren. Pero para eso hay que recordar que se llegará a Barajas -que no está precisamente cerca del centro de la capital- a las 14.40 y tendrá que estar en la estación -ya se ha dicho- antes de las 19.05 horas.

Hay una última posibilidad. Ida en autobús y vuelta en tren, pero dará tiempo, como mucho, a saludar y probar un bocadillo de calamares. Y para el sábado, en caso de ida y vuelta, las combinaciones son, en general, bastante peores aún.

La reducción de opciones es evidente. En el aeropuerto cántabro ya no hay avión que pernocte y se ha pasado de más de veinte vuelos semanales a siete. La Asociación Amigos de Parayas apunta, además, «que el Seve es el único aeropuerto del Norte que ahora mismo no permite la ida y vuelta a Madrid en el día». En cuanto al autobús ya se ha indicado la rebaja en las frecuencias y en el tren se ha suprimido el que salía tradicionalmente a la hora de comer (sobre las 14.00 horas).

No es sólo un problema de comodidad. «Tenemos unos clientes que para una cuestión de trabajo en Lyon han tenido que hacer dos noches allí porque era imposible encontrar conexiones haciendo una única noche». O sea, para trabajar un día en Lyon, hay que utilizar tres. Lo cuenta, como ejemplo práctico, Eduardo García, de Sanander Viajes y presidente de la Asociación de Agencias y Operadores de Turismo de Cantabria (AAVOT). «Está generando muchos problemas. Todos los que te puedas imaginar para organizar viajes». Y cuando habla de viajes no se refiere sólo a vacaciones (que también, porque es muy difícil enlazar con cualquier vuelo). «Para las empresas, para la parte corporativa de nuestra tarea (organizar los viajes por trabajo de las compañías), afecta en gran medida. Están cerrando la posibilidad de mover ese aspecto corporativo en todo el territorio nacional».

García es firme en su planteamiento. La pandemia ha afectado, claro. «Pero si tenemos que convivir con el coronavirus como parece que nos va a tocar durante bastante tiempo, tanto en el aspecto corporativo como en el vacacional y de ocio habrá que poner armas para que se pueda trabajar y funcionar». Si hay que levantar la cabeza (y la economía) habrá que poner los medios para poder hacerlo.

Iberia, que ha operado la ruta entre Cantabria y Madrid en el último año, vuelve a dejar a partir de octubre esa labor en manos de Air Nostrum, con un avión más pequeño. «Desde la Asociación hemos transmitido a Iberia que, en estas circunstancias de la vuelta de Air Nostrum, es más factible que un avión vuelva a pernoctar en Santander. Que no esperen más tiempo para valorarlo, que se decidan. Eso permitiría una salida desde el Seve Ballesteros a primera hora, lo que facilitaría poder aprovechar el día en Madrid, además de llegar a otros enlaces, y también poder regresar a última hora del día». García considera que si ahora «a todos nos toca remar en esta situación para salir adelante», también a la compañía. «Es el momento de apostar. Si lo hicieron en los buenos tiempos poniendo aviones más grandes porque había pasajeros, ahora tienen que apoyar».