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El 27 de diciembre llegó la primera vacuna contra el covid a Cantabria. La campaña arrancó en el Centro de Atención a la Dependencia (CAD) ... de Cueto y fue un día histórico que abría en las residencias de mayores y dependientes de la región el camino para retomar, poco a poco, esas rutinas que quedaron aparcadas hace un año. Siempre con prudencia y sin dejar de lado las medidas de prevención. Por eso ahora, doce meses después de que los centros se cerraran para blindarse contra el virus, las medidas empiezan flexibilizarse. A partir de ahora se permitirán las visitas de niños y el contacto físico. Así lo recoge la última resolución de la consejería de Empleo y Políticas Sociales, publicada este viernes en un boletín extraordinario, por la que se actualiza el protocolo de los centros de servicios sociales en vigor desde el mes de mayo. Además, en lo referente a las visitas, el documento señala que «se procurará que sean diarias», antes se aseguraba una semanal. El acceso de los más pequeños podrá llevarse a cabo «siempre que se garantice un espacio específico para ello».
El 26 de mayo los centros de Cantabria empezaron su proceso de desescalada con una serie de pautas que permitieron retomar las visitas de familiares tras el confinamiento. Aquel boletín llegó repleto de estrictas medidas de seguridad entre las que incluía «evitar el contacto físico», una parte del texto que se ha suprimido en la nueva resolución. También varía el tiempo de los encuentros. Serán de «al menos una hora», cuando antes ese era, precisamente, el tiempo máximo que podían alargarse. Aunque, eso sí, se organizarán en todo caso en función de las características de la instalación. Si bien algunos centros ya habían puesto en marcha algunas de las actividades habituales, la nueva normativa pretende aliviar las restricciones allí donde llevan más de un año conviviendo con estrictas medidas de seguridad.
Este cambio supone dar pasos hacia esa día a día que se frenó en seco en marzo del año pasado. Lo cierto es que la vida dentro de los centros no será igual, pero al menos la convivencia entre las personas mayores no será tan aislada. El modelo que se pondrá en práctica es el de unidades de convivencia más pequeños. De este modo los residentes se repartirán en grupos para las actividades que realicen «flexibilizándose en el transcurso de las mismas la exigencia de distanciamiento social entre los componentes» pero manteniendo las medidas de prevención cuando entren en contacto personas mayores de distintos grupos. Y, por supuesto, se mantendrá «la desinfección antes y después de las actividades».
Otra novedad es que este lunes 29 de marzo reabrirán los centros sociales de mayores con aforo máximo, cartelería recordando las medidas de seguridad, dispensadores de gel hidroalcohólico y control de los usuarios que accedan a las actividades. La adaptación del protocolo responde a las buenas cifras, en cuanto a casos, registradas en los centros de mayores en las últimas semanas. Los números en estos espacios que fueron los primeros en terminar con la campaña de vacunación muestran que los efectos de los viales de Pfizer son evidentes.
Por dar un dato, ayer se cumplieron tres semanas sin notificar en las residencias de mayores de Cantabria víctimas mortales a causa del coronavirus. Es más, la semana del 1 al 8 de marzo fue la primera sin fallecimientos en las residencias de mayores desde los últimos días del mes de octubre. Y sólo hay dos casos activos: uno en Padre Menni y el otro en Virgen del Pilar. A los que habría que sumar los siete positivos de Fernando Arce. De ahí el nuevo documento que señala que las medidas se adaptan «con convencimiento de que se ha cortado la transmisión comunitaria en los centros» . Una circunstancia que, transcurridas ya varias semanas desde la administración del último pinchazo, «se confirma a la luz de los datos de reducción drástica de la enfermedad entre los usuarios de centros de servicios sociales» .
En todo caso, este protocolo autorizado por Salud Pública, busca «compaginar la salvaguarda de la salud y la vida de las personas mayores y con dependencia». Por eso hay algo que no cambia: se mantienen vigentes las medidas preventivas que garanticen la seguridad de residentes y trabajadores. Además la dirección de cada centro continuará coordinando las entradas de familias para asegurar su escalonamiento, y quien cruce la puerta deberá cumplir las normas de higiene obligatorias para acceder al recinto, como el uso de la mascarilla higiénica o quirúrgica o el lavado de manos.
Además los centros deberán contar con un plan de contingencia dirigido a la prevención y «a dar respuesta ante la eventual aparición de casos y brotes» y con un coordinador covid-19 encargado de ciertas tareas como mantener actualizado el censo de residentes y profesionales. Y, en todo caso cada centro residencial deberá disponer de capacidad de aislamiento para, al menos un 10% de sus usuarios. Es decir, reservar camas para dar una respuesta ágil a las personas que pudieran necesitar aislamiento.
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