Secciones
Servicios
Destacamos
En el verano de 1944, todavía un durísimo periodo de la Segunda Guerra Mundial, el servicio informativo del ejército norteamericano distribuyó, obra del geógrafo Richard ... Harrison, un mapa titulado ‘Europa vista desde la URSS’. Es como si estuviéramos elevados sobre Moscú y mirando hacia el lejano Atlántico. A nuestra derecha, los países nórdicos y las islas británicas. Por el centro, Bielorrusia, Polonia, Alemania y la gran llanura septentrional de Francia girando hasta Aquitania. Por la izquierda, Ucrania, los Balcanes, Italia y la Península Ibérica.
Harrison exageró convenientemente el relieve para subrayar los principales espacios de nuestro continente. Al hacerlo también con la Cordillera Cantábrica, adquirimos una nueva reflexión sobre nuestra posición geoeconómica. Si bien pertenecemos al cuerpo peninsular que regula los intercambios entre Europa Occidental y África, por un lado, y entre Atlántico y Mediterráneo, por otro, nuestras montañas nos separan de la ancha elevación ibérica y nos hacen participar de un espacio litoral y marítimo que es uno con la Francia occidental, el suroeste del Reino Unido y el oeste de Irlanda.
El doble eje de nuestras comunicaciones significa básicamente articular el borde cantábrico (con la A-8, y ahora se propone un ferrocarril nuevo con Bilbao) y ordenar la Anábasis a la Meseta (por la A-67 y el futuro tren de altas prestaciones, AVE de Reinosa a Madrid). Pero todo esto, con ser positivo y necesario, sigue siendo en gran medida función y propósito de una filosofía iberista.
Hay que admitir que siempre se quiere ir más allá. La modernización ferroviaria con la Meseta incentivará el uso del Puerto de Santander y con ello hará más denso nuestro apego a los espacios que tan claramente nos son señalados en el viejo mapa de Harrison. Igualmente, un enlace con la ‘Y’ vasca del AVE nos acercaría a Francia y a su fachada atlántica. (No es uno de nuestros menores problemas que Aquitania dista mucho de ser una región demográficamente poderosa; por el contrario, muchos de sus parajes son símbolo de una Francia bucólica y geórgica).
La revolución de los vuelos ‘low cost’ ha sido hasta ahora un impulso mayor para nuestra reubicación en el ‘espacio Harrison’: las líneas con París, Londres, Dublín y Bruselas, todas ellas en el entorno de las dos horas mal contadas de viaje, han vuelto patente que, en verdad, no estamos tan lejos, en el Cantábrico, de un segmento del gran arco super-desarrollado que se extiende entre el centro de Inglaterra y el Norte de Italia.
Una auténtica política europea que viera las cosas ‘desde la URSS’ no dejaría de fomentar el tráfico marítimo y aéreo entre los dos lados del ángulo que forma el Golfo de Vizcaya. Hay que recordar que Francia superará este siglo a Alemania y volverá a ser el país más poblado de esta parte del planeta. Los grandes espacios del poniente francés son salidas naturales para ese crecimiento. Y esto ofrece oportunidades que deben aprovecharse. Puede sonar chusco esto de repensar la estrategia económica desde un mapa militar de 1944, pero la perspectiva rusa subraya un rasgo que no es fácil de ver con el mapa convencional.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Noticias seleccionadas
Ana del Castillo
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.