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De unos años para acá, la Formación Profesional cántabra vive un «momento dulce» por varias razones: su matrícula crece curso tras curso y ahora mismo roza los 15.000 estudiantes inscritos, unos 2.500 más que en el ámbito universitario; posee una buena inserción laboral, ... respaldada por la «necesidad de técnicos» que tienen las empresas; los presupuestos de la Consejería la tienen en cuenta, y su catálogo formativo se amplía cada poco. El próximo curso, de hecho, habrá diez ciclos más de FP en Cantabria: cinco de novedosísima implantación en la comunidad –Actividades Agropecuarias (grado básico), Vídeo disc jockey y Sonido (medio) y Transporte Marítimo y Pesca de Altura (superior), entre ellos– y otros cinco que se impartirán en nuevos centros educativos.
23 familias profesionales,
de las 26 existentes en España, oferta a su alumnado la FP de Cantabria
En total, Cantabria podrá ofertar el próximo ejercicio un total de 139 ciclos formativos de FP con los que aspira a superar los 15.000 estudiantes matriculados en esta etapa posobligatoria –ahora tiene, concretamente, 14.840–. Y con ello aspira también a procurar una oferta «amplia, diversificada, cohesionada territorialmente y en diálogo permanente con las empresas», según subrayó ayer el consejero de Educación, Formación Profesional y Universidades, Sergio Silva, que esbozó la programación de la FP cántabra en una comparecencia junto con la directora general de esta área, Cristina Montes.
Silva insistió varias veces en ese «momento dulce» que atraviesa la FP cántabra y también en el propósito de su Consejería de prolongarlo en el tiempo. Para empezar, ampliar ese catálogo formativo es la mejor «política de empleo» para el consejero, toda vez que la Formación Profesional, alejada ya del estigma que la convertía en una salida formativa 'de segunda' y con el respaldo explícito de las administraciones y de las empresas, es una salida que no deja de sumar estudiantes años tras año.
En un contexto de caída demográfica, la FP es una etapa educativa que crece y que, de hecho, quiere darse a conocer en etapas muy tempranas. Sin ir más lejos, ayer mismo, el CIFP Nº1 de Santander convocó a una treintena de alumnos de 6 a 11 años del colegioBajo Pas en sus instalaciones. Gracias al proyecto '¡Acércate a la FP!', el instituto invitó a estos escolares a su más que probable primer contacto con la Formación Profesional, y, en concreto, con la familia de Transporte y Mantenimiento de Vehículos –una de las 23 que componen la oferta cántabra–. Así que una de las fotos de la jornada fue la de un montón de niñas y niños a los mandos de un helicóptero, montados en vehículos de alta competición y trasteando en los talleres del centro. «Son etapas del desarrollo muy adecuadas para este primer acercamiento a la FP y sin sesgo de género», apuntaron desde el CIFP, porque no hay que olvidar que familias como la de Transporte y Mantenimiento de Vehículos están fuertemente masculinizadas.
Volviendo al «momento dulce» de la FP, Silva explicó la coyuntura con datos: el sistema educativo cántabro cuenta, aproximadamente, con 9.500 estudiantes de Bachillerato, 12.500 alumnos universitarios y esos cerca de 15.000 jóvenes inscritos en alguno de los ciclos de Formación Profesional. La tendencia cántabra es «inversa» a la nacional –que se explica con 1,3 millones de universitarios y un millón de alumnos de FP–. La diferencia cántabra, que existe como poco desde el año 2020, «responde a una lógica del sistema productivo del país», según analizó el consejero, un sistema productivo que tiene «una mayor necesidad de técnicos medios que nutran al sector productivo».
«Es una oferta amplia, diversificada y que cada vez está más cohesionada dentro del mapa de la FP»
«Buscamos la inserción laboral de los alumnos y también que se queden en Cantabria»
Esta idea la avala también un reciente estudio firmado por la Fundación Universitaria San Pablo CEU y Randstad donde, en esencia, se analiza la situación profesional de los técnicos medios y superiores cinco años después de haberse graduado. Y aunque hay margen para la mejora, la conclusión es que la buena adecuación entre la formación en FP y el empleo ha hecho crecer el número de titulados en estos ciclos formativos hasta doblar la cifra nacional. Y los números, estiman el CEU y la empresa Randstad, seguirán al alza porque el mercado cada vez da menos oportunidades a quienes únicamente titularon en ESO o a quienes no aprobaron esta etapa. De este modo, los graduados en FP, más allá de diferencias por títulos y áreas de conocimiento, tienen una tasa de empleabilidad superior a la media española.
Además de ampliar, la Consejería quiere «cohesionar» el catálogo de estudios en Cantabria, y eso implica reorganizar los ciclos futuros y los ya existentes. «Es casi una obsesión para nosotros que ese crecimiento no se haga sin más –expuso Silva–, sino que tiene que ser inteligente y con sentido para los sectores productivos y empresariales de Cantabria; para la estructura territorial de la región, es decir, para nuestras comarcas; y con sentido para los centros de Formación Profesional».
¿Y con qué propósitos? Con varios, entre ellos que cada centro pueda ser «referente» en una rama concreta, que los alumnos puedan realizar «todo un itinerario» en el mismo centro educativo, y que las enseñanzas no queden compartimentadas por zonas geográficas. «Entendemos que para dibujar un mapa en Cantabria, las enseñanzas no deben estar centralizadas en zonas, sino que debe de haber representación de las mismas en diferentes zonas, siempre estudiando su sostenibilidad en el tiempo, su inserción laboral y no tanto, como a veces se entiende, que haya listas de espera», expuso Montes. Porque «en FP buscamos la inserción laboral de nuestros alumnos, que haya suficientes prácticas en empresas y que luego se queden en Cantabria. Formamos a las personas de Cantabria para que se queden en Cantabria, y que solo se tengan que ir si quieren hacerlo», apoyó la directora general.
560 plazas más
de FP habrá el próximo curso, que se suman a las 18.960 presenciales ya existentes
Con todo, Educación ya tiene la vista puesta en el próximo curso y en ese nuevo empujón que recibirá la FP en septiembre. Entonces, Cantabria pondrá en circulación hasta 18.960 plazas presenciales, 560 más que este año escolar. Y también habrá otras 240 plazas en los 25 ciclos formativos que pueden cursarse a distancia.
Y, además, habrá un material de referencia para el profesorado de FP: una Guía Azul con herramientas para desarrollar la programación e impartir sus clases en sintonía con el nuevo marco legal que tiene España.
En esa estrategia de rediseño de los ciclos emprendida por la Consejería entra también el futuro Centro Integrado de FP de Noja, inicialmente concebido para alojar títulos de la familia sociosanitaria y cuyo proyecto ha encontrado resistencia entre el profesorado cántabro de Formación Profesional, que se cuestiona su utilidad.
Ante esta tesitura, la Consejería está «trabajando» con el Ayuntamiento de Noja –han mantenido un par de reuniones– para que la programación en esa comarca «tenga sentido» dentro del mapa territorial de la FP. La propuesta inicial vinculada a la familia sociosanitaria habrá de ser «revaluada», no tanto por la familia en sí, «que también», sino porque «no había avanzado» ningún documento técnico ni ningún estudio de viabilidad sobre el desarrollo de prácticas. «Hay que tener en cuenta que implantar una oferta de FP implica tener empresas en las que los alumnos puedan desarrollar curricularmente esas enseñanzas, y eso es lo primero que debemos preguntarnos», advirtió Sergio Silva.
Por otro lado, el nuevo Centro Integrado de Formación Náutico-Pesquera de Laredo será una de las grades novedades del próximo curso en el capítulo de infraestructuras. «Cantabria era la única comunidad con costa que no tenía un centro con esa familia profesional como tal», recordó el consejero.
Preguntado por el grado de ejecución de los presupuestos de Educación, Silva indicó que las cuentas avanzan según el «calendario previsto» y que en estos momentos hay en marcha unas veinte actuaciones en infraestructuras, aunque será durante el verano, periodo no lectivo, cuando más obras se acometan. En este sentido, el consejero apuntó que la ejecución de los fondos europeos también avanza «con normalidad».
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