«Si no hay para viviendas, yo no gastaría en fuegos»

Ve cada día el lado menos amable del mundo. A Sor Clara Gallego Marcos, zamorana pero nacida en Huelva hace 75 años por casualidad, no le hace falta ver informativos para saber cómo de largas son las colas del hambre en España. Es la actual directora de la Cocina Económica de Santander. Lleva cinco años en la capital cántabra, intentando devolver una vida a personas que han perdido la esperanza. Parados, sin papeles, sin recursos, sin formación, adictos, personas que han sufrido la violencia desde que tienen uso de razón... En la Cocina Económica alimentan su cuerpo y, casi siempre, su alma. Sor Clara sabe que solucionar algunas situaciones «es complicado, pero es que hay cosas que nunca deberían pasar y están pasando», se queja. Habla del bienestar social para todos, tan manoseado por los políticos y dirigentes. «Les queda muy bien sobre el papel, pero no se está consiguiendo». Esta religiosa de las Hijas de la Caridad es además psicóloga y trabajadora social y por eso, «mi sitio siempre está al lado de los que sufren», asegura convencida.

-Aunque le resulte casi inimaginable ¿qué primera medida tomaría si fuera presidenta de Cantabria?

-Procurar una vivienda digna para la gente que más lo necesita. Nos encontramos casos realmente dramáticos. También me gustaría crear más empleo y, sobre todo, que la burocracia para regularizar a la gente que no tiene papeles no sea tan lenta y a veces tan absurda. Nosotros vemos a trabajadores con un gran potencial que no pueden trabajar por estar ilegales y cuando intentan conseguir unos papeles no pueden porque no tienen trabajo. Es una pescadilla que se muerde la cola y esa gente no puede, aunque quiera, entrar en el sistema.

-¿A quién ficharía para asesorarle?

-Creo que me rodearía de personas que lo hayan pasado mal. Seguro que sabiendo lo que pasa en esas situaciones nos darían ideas para legislar mejor. Y también ficharía a personas preparadas.

-¿Cómo ahorraría dinero público?

-Discerniendo lo que es importante y vital de lo que no lo es. Si hay tanta gente que no tiene una vivienda, yo no gastaría en fuegos artificiales. Los recursos son limitados, por eso hay que gastarlos en lo que en realidad importa.

-¿Qué no haría?

-Lo que nunca haría es meter la cabeza debajo del ala como si las cosas no fueran conmigo. Tenemos ahora un caso de una madre joven que tiene un niño de un año y pico y una adolescente. Están sin casa y nadie puede hacer nada. Es frustrante.

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