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Aunque la huelga del transporte y la guerra de Ucrania hayan contribuido a encarecer notablemente productos y servicios, lo cierto es que el coste de todo ello ya había subido sensiblemente antes de que Putin se decidiera a invadir el país vecino y de que ... los camioneros pararan: según los informes del Instituto Nacional de Estadística (INE), la vida en Cantabria era, este pasado febrero, un 7,7% más cara que un año antes, lo cual no impide que la actualización que se realice una vez concluido marzo incremente aún mas las diferencias.
La tasa anual del Índice de Precios al Consumo (IPC) general en la región es incluso un poco más elevada que en el conjunto de España, donde ha escalado hasta el 7,6%, la más alta desde diciembre de 1986. Han afectado especialmente a estos resultados la vivienda, con una variación del 25,1% respecto a febrero de 2021, que puede achacarse en gran medida a los precios de la electricidad; el transporte, con una subida del 13,7% en ese mismo periodo, como consecuencia del alza del coste de los carburantes y lubricantes para vehículos personales; los alimentos y bebidas no alcohólicas, un 5,7% más caros, empujados por los incrementos de precio en productos como las legumbres y hortalizas, la leche, los huevos y los cereales, y los hoteles, cafés y restaurantes, un 3,2%, debido, fundamentalmente, al aumento de precios en el sector de la restauración.
Echando un vistazo alrededor, puede apreciarse que la situación es bastante similar: en Asturias el IPC ha aumentado un 7,5% en los últimos doce meses; en Castilla y León la evolución ha ido aún peor, hasta subir un 8,5%. Ni siquiera el próspero País Vasco se libra del alza de precios, y paga un 7,5% más.
Entre todas estas parcelas de gasto, con bienes y servicios agrupados de tal manera que permiten al INE su comparación con la situación de otros países, la única que presenta una evolución negativa es la de comunicaciones, con un 0,5% menos de coste.
Para evaluar de manera más detallada la evolución de los precios en el último año, el INE ofrece también información específica. En todo el área de alimentación se advierte una subida generalizada de precios, con una escalada récord en aceite y grasas, del 30,4%, frente a una subida nacional del 28,1%. El sobreprecio de las patatas y sus preparados es también notable: un 12,4% más, con una diferencia llamativa respecto a la media del país, que registró una subida mucho más moderada, del 3,5%.
La leche, en una Comunidad tan ganadera como Cantabria, tampoco escapa a ese incremento de costes para el consumidor, y se paga un 9% más (la media de España es un 8,8%). La carne de ave sube un 8,8% (6,2% en España), más que la de vacuno (5,8%, frente al 6,4% nacional), y mucho más que la de cerdo (1,9%, 0,4 en el país).
El encarecimiento también afecta a otros alimentos frecuentes en la cesta de la compra como el pan (4,5% y 6,4% de media nacional), los huevos (4% y 6,6%, respectivamente), el pescado, tanto fresco como congelado (3,3% frente a 4%), los productos lácteos (5,5% y 4,7%), legumbres y hortalizas frescas (4,3% y 5,2%), café, cacao e infusiones (7% y 7,6%), frutas frescas (1,6% y 6,2%), y el agua mineral, los refrescos y los zumos (6,5% y 4,4%).
Por no continuar con toda la relación, el resumen es que, en mayor o menor medida, absolutamente todos los productos de ese campo han experimentado una subida.
No sucede lo mismo, por ejemplo, en todo el tramo de confección y calzado. Si las prendas de vestir de hombre (5,3% más), mujer (2,8%) y niño (3,1%) son más caras que hace un año, el calzado de hombre y el de mujer son más baratos (el 1,3% y el 6,5%, respectivamente), mientras que por el de niño hay que pagar un 4,4% más. En este escenario de subidas generalizadas llama la atención especialmente que los complementos y reparaciones de prendas de vestir bajen el 10%.
Se dice que hay inflación ante un aumento general de los precios. Como es de imaginar y tal y como se aprecia en estos ejemplos, no todos los bienes y servicios están sujetos a cambios de precios en idéntico sentido ni proporción. Cuando se experimenta el fenómeno de la inflación se produce un aumento general de los precios, no solo en los artículos individuales, y el resultado de todo ello es que por cada euro pueden adquirirse menos bienes y servicios que antes. Esto quiere decir que la inflación reduce el valor de la moneda con el transcurso del tiempo.
Cuando se calcula el aumento medio de los precios, hay algunos artículos en los que se gasta más dinero, y por ello influyen más en el resultado final. La electricidad es un ejemplo de los primeros.
También hay que matizar que cada grupo familiar, al tener unos hábitos de consumo diferentes, se ve afectado de distinto modo por el alza de precios: para un no fumador, la subida del tabaco no supone más gasto a final de mes. El cálculo de la inflación se realiza teniendo en cuenta todos los bienes y servicios que consumen las familias, algo que incluye tanto los artículos de consumo diario, como los alimentos o la gasolina, otros de consumo más duradero, donde estarían incluidas las prendas de vestir, pero también los ordenadores cualquier electrodoméstico, y también servicios como la peluquería o el alquiler de la vivienda.
Precisamente la vivienda es uno de los elementos que más influye en el crecimiento de los precios de consumo. En Cantabria, el apartado de calefacción, alumbrado y distribución de agua ha sufrido la mayor subida de todos los elementos sujetos a comparación por el INE: hasta un 50,3% se encareció entre febrero de 2021 y febrero de 2022. En España la subida fue incluso mayor, del 51,7%.
En comparación con este apartado, el alza en el precio de todos los demás parece moderada: un 0,8% de la vivienda de alquiler (el mismo porcentaje que la media del país); el 2,7% de la conservación de la vivienda (frente al 1,6% español); 4,7% en electrodomésticos y reparaciones (en comparación con el 3,7%). Los textiles y accesorios para el hogar cuestan ahora un 4,8% más (4% en todo el país), y los utensilios y herramientas para la casa, el 1,2% (frente al 3,7%). Solo los muebles y el revestimiento de suelos resultan un poco más baratos que hace doce meses, un 0,1% menos de precio, mientras la media del país sufre una subida del 6,8%.
Es indudable que los efectos de la guerra de Ucrania, que comenzó hace ya un mes, apenas se aprecian en febrero, y será cuando el estudio del INE incluya marzo el momento en que se hagan más evidentes las consecuencias del conflicto. Otro tanto sucede con la huelga del transporte, que ha encarecido muchos productos, como los alimentos frescos, ante una demanda a la que la limitada oferta no podía responder.
Los precios disparados del combustible, la gota que ha colmado el vaso de la paciencia de los transportistas y que ha mantenido amarrada a puerto a la mayor parte de la flota pesquera regional, no son exclusivos del mes de marzo. Ya en febrero el transporte personal, el uso del vehículo particular, resultaba un 14,1% más caro en Cantabria que un año antes, cuando en España esa subida era del 13,3%.
Al mismo tiempo, el transporte público urbano se encarecía un 0,9% y el interurbano bajaba un 0,3%. La subida del transporte público en el conjunto de España ha sido del 0,5%, mientras que el interurbano, como sucede en la región, se abarataba, aunque en mayor proporción, el 0,9%.
En el sector de las comunicaciones retroceden los precios un 0,5%, en una tendencia que se mantiene desde hace tiempo. En todo el país la bajada es incluso mayor en este apartado, hasta el 0,7%.
LAS CLAVES
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