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Más allá de las alegrías y decepciones, el Congreso del PSOE deja un dato por encima del resto: el del 63% de apoyo a la nueva Ejecutiva conformada por Pablo Zuloaga para dirigir el partido los próximos cuatro años. A partir de ahí, entran ... las interpretaciones. Desde la dirección reconocen que aunque el porcentaje manifiesta que no se ha conseguido alcanzar las cotas de unidad que se habían propuesto, sí hay un avance importante respecto a lo que pasó en 2017. En aquella ocasión, tras la ruptura casi a medias del partido por las primarias que Eva Díaz Tezanos perdió por la mínima, el equipo que tomó las riendas sólo logró el 52% de respaldo.
Los críticos hacen una lectura mucho menos benévola. Recuerdan que los delegados cántabros que votaron el fin de semana son los que menos 'síes' han dado a la nueva Ejecutiva de entre todas las federaciones del PSOE. Sin comparar con autonomías en las que reina la paz como Castilla-La Mancha (99,7%) o Extremadura (99%), incluso en aquellos territorios con mayores conflictos ha habido menos contestación a la lista impulsada por su respectivo secretario general, como ha ocurrido en Murcia (92%), Andalucía (84%), Galicia (81%). O la siempre problemática Federación Madrileña, donde salió con el 76%.
Son 13 puntos más que la de Zuloaga, un resultado que no sólo se explica por la fuerza del grupo de militantes críticos que encabeza Judith Pérez, que hace un mes se hizo con el 20% de los apoyos en las primarias a la Secretaría General. La votación del domingo también manifestó el nulo entendimiento que arrastran los dos hombres fuertes del socialismo de Cantabria, Zuloaga y Pedro Casares. La tensión latente cristalizó el domingo, no precisamente en un gesto de unidad. Porque entre los afiliados que no votaron al nuevo equipo del PSOE regional hay muchos de la agrupación de Santander.
Las riendas del partido en la capital las lleva el diputado nacional Casares, que hace 'ticket' con la delegada del Gobierno, Ainoa Quiñones. Son las dos personas que el presidente de Pedro Sánchez ha elegido como voces en la región, uno porque además de ser persona de su confianza es el único cántabro que está en la Ejecutiva nacional, y la otra porque es la encargada de explicar las políticas del Estado en la comunidad autónoma. Pues bien, ambos se quedan sin espacio ni presencia en los cargos orgánicos que salen del XIV Congreso Regional. Ni ellos, ni nadie de su entorno más cercano -como el portavoz municipal, Dani Fernández- está en puestos de relevancia.
Es cierto que su cargo en Ferraz impide a Casares acaparar más huecos orgánicos y que Santander no negoció con Zuloaga una lista de candidatos a entrar en la Ejecutiva, pero lo que realmente ha escocido es lo que ha ocurrido con Quiñones. La delegada del Gobierno fue una de las elegidas por Sánchez para llevar una de las ponencias del Congreso Federal de Valencia con el objetivo de impulsar su perfil político y todos sus homólogos están ya en puestos estratégicos en sus federaciones. En algunos casos, como líderes.
No ocurre lo mismo en Cantabria. En la lista zuloaguista al Comité Federal, a Quiñones la metieron de sexta. Como esa candidatura sacó sólo cuatro de los siete billetes en juego, quedó fuera. Santander daba por hecho que iría de primera o como mucho de segunda y entiende lo ocurrido como un desaire al proyecto de Sánchez en la región. Más cuando por delante de la delegada estaba Rosa Inés García, que en su momento apoyó a Susana Díaz.
También dejaron el Congreso con caras largas los delegados de Castro Urdiales. Aunque mantienen a un miembro en la Ejecutiva, salen la alcaldesa, Susana Herrán, y el secretario general municipal. Este último, Pablo Antuñano, afirma que Zuloaga les ofreció a ambos continuar, pero que lo declinaron agradecidos para dedicarse «al 150%» a la ciudad. Eso, y que nada tiene que ver su salida con la entrada de integrantes de otras facciones como los alcaldes de Colindres y Piélagos. «Si queremos unidad hay que integrar como se ha hecho. Yo fui uno de los que animó a que se les incluyera (a los extezanistas)», concluye Antuñano.
Próxima cita, las ejecutivas locales
La renovación de los órganos del PSOE no acaba con la celebración del Congreso Regional. El reglamento interno establece que antes de tres meses tienen que celebrarse también los procesos participativos de las 65 agrupaciones locales que los socialistas tienen en la comunidad autónoma, un paso fundamental con la vista puesta en las elecciones municipales de dentro de un año y medio. A día de hoy, ni Santander ni Torrelavega tienen un candidato claro para ser cabeza de lista a la Alcaldía, pero en el caso de la capital Pedro Casares no tendrá problemas para repetir como secretario general. Más problemas hay en Torrelavega, donde ahora el partido lo dirige una gestora y distintas corrientes aspiran al liderazgo. Por su parte, se prevé que Camargo y Castro Urdiales apuesten por la continuidad.
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