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Dolores Muriedas, en su cuarto de costura haciendo mascarillas para los sanitarios. DM
Voluntaria costurera frente al Covid-19 con 89 años

Voluntaria costurera frente al Covid-19 con 89 años

Dolores Muriedas, vecina de Obregón, en Villaescusa, es una veterana modista que le da «todas las tardes» al pedal de su vieja Singer para coser mascarillas

Jueves, 2 de abril 2020, 07:15

Ella es una modista tan veterana como su vieja máquina de coser marca Singer, aquella que compró cuando apenas sumaba veinte años de los 89 que acaba de cumplir el pasado mes de febrero. Dolores Muriedas Varona ostenta ya el título de ser la voluntaria más longeva de Villaescusa para contener la pandemia mundial, algo a lo que ella apenas le quiere dar importancia.

«¡Qué le vamos a hacer! Habrá que aportar lo que se pueda», responde a preguntas de El Diario Montañés. Modista de profesión hasta que llegaron sus hijos (tiene cinco, y diez nietos), esta mujer, natural del pueblo de Obregón (Villaescusa), dedica muchas tardes a coser mascarillas para los sanitarios a través de la campaña iniciada por el Ayuntamiento con la entrega de los kits que está distribuyendo la empresa cabezonense Textil Santanderina.

El confinamiento lo lleva sin problema. «Yo en casa estoy bien, no siento ninguna necesidad de salir fuera», dice. Añade, un poco sorprendida por su repentina notoriedad, que ella sólo hace «lo que sabe» porque «si puedo, no veo razón para no hacerlo», reflexiona. Hace casi setenta años que se compró su máquina Singer, la misma que hoy le sirve como valiosa herramienta quirúrgica para cuidar de los que salvan vidas a toda su generación. Pese a su elevada edad y haber pasado por etapas históricas complicadas, como la postguerra, explica que ella «gracias a Dios» nunca ha vivido algo similar a esto. «Nunca he cogido una gripe fuerte y las que he tenido las he pasado en casa sin mayor problema» relata.

«Si puedo ayudar no veo razón alguna para no hacerlo. Aquí en casa estoy muy bien, no siento ninguna necesidad de salir fuera»

Dolores no madruga: «Me acuesto tarde», se justifica, pero su tiempo lo aprovecha al máximo. «Hago la comida por la noche», dice, y luego «por la tarde» se sienta «a coser un rato». También saca un hueco para atender su huerta. Una vitalidad con la que ha sabido criar a su extensa familia.

El equipo de Villaescusa

Dolores no está sola en la cruzada contra un virus. Más de medio centenar de vecinos de Obregón forman el pequeño ejército de voluntarios local. «Tenemos a 33 personas cosiendo, 18 en el servicio de reparto de alimentos, comida o medicamentos y otro más haciendo máscaras de protección», relata, orgulloso de los suyos, el alcalde del municipio, Constantino Fernández.

«Quiero mostrar mi eterna y sincera gratitud hacia estas personas que de una forma altruista están colaborando en ayudar a los demás», subraya el regidor cuya misión, en estos días duros, es la de coordinar todos estos servicios. Además, «junto con la responsable de la biblioteca», se están diseñando distintas iniciativas lúdicas para realizar desde el domicilio y «que sirvan para el entretenimiento de las personas confinadas», dice. Fernández no desaprovecha la ocasión para pedir a sus paisanos que den ejemplo y «permanezcan en sus domicilios».

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