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En Pesquera, un grupo de voluntarios plantó el año pasado 200 esquejes de salcines (pequeños sauces) en los márgenes del río Besaya a su paso por el municipio. «La ribera estaba bastante dañada y esos árboles al crecer ayudarán a fijar el territorio», explica Ana ... Gracia, coordinadora de la Red Cambera, una entidad que vigila desde 2008 los ríos de Cantabria gracias a un nutrido grupo de voluntarios. El de Pesquera es una de las múltiples actuaciones del Proyecto Ríos, en el que los voluntarios tienen a su 'cargo' un tramo fluvial que vigilan, cuidan y estudian. En 2021, los 767 voluntarios inscritos analizaron 80 tramos (que suponen 40 kilómetros) de 37 ríos distintos de Cantabria, y según sus datos, la mitad de esos tramos presenta «una calidad biológica del agua buena o muy buena». Ese trabajo de vigilancia lo hicieron 104 grupos (el año anterior eran 80) en 47 municipios. Analizan el agua (nivel, color, olor, temperatura, transparencia o calidad), las riberas de los ríos (su estado, usos), afecciones (vertidos o residuos) o la biodiversidad, y el resultado de esa vigilancia son datos que la Red recoge en el informe anual que presentó la coordinadora de la entidad, Ana Gracia, y el consejero de Medio Ambiente, Guillermo Blanco.
La campaña de inspección de ríos se celebró entre mayo y octubre, y según el consejero, los datos recopilados revelan que «un 70% de los tramos estudiados llevaba el nivel de agua acorde a la época del año, la mayoría presenta aguas transparentes y sin olores que pongan de manifiesto afecciones importantes, y además, la temperatura del agua oscila entre los 21 grados en primavera y los 8 grados en otoño».
Los principales resultados del informe revelan en el apartado del agua, en el que se analizan aspectos como el nivel del agua o la temperatura, Ana Gracia ha explicado que alrededor del 50% de los tramos presentan una calidad biológica del agua buena o muy buena. Sin embargo, en algunos tramos analizados esta calidad es deficiente o mala (en 5 de los estudiados en primavera y 6 de los testeados en otoño) o moderada (en torno a una veintena en cada una de las dos campañas realizadas). En el apartado de biodiversidad, se valora la presencia de fauna protegida o amenazada, la fauna exótica invasora, y la flora exótica invasora, y en cuanto a las afecciones se estudia la presencia de residuos: en ese sentido, el 51% de los residuos encontrados era plástico, y le sigue a continuación un 20% de chicles, colillas o material de construcción. Por último, en el apartado del estado ecológico, el 33% en primavera y el 28% en otoño de los tramos muestran un estado ecológico bueno o muy bueno, lo que indica que no existen alteraciones humanas.
«Gracias al trabajo de los voluntarios, y al CIMA y al Gobierno de Cantabria por su apoyo», ha dicho Gracia, el informe llega un año más con conclusiones y posibles advertencias que el estudio marca en puntos morados donde el estado del agua es malo, regular o bueno: «Nos gustan los ríos y es lo que tratamos transmitir a los voluntarios, que observen cómo cambian cada estación y cada año», explica, porque precisamente esa observación a lo largo del tiempo «supone poder evaluar cómo son los ríos y su estado», ha explicado Gracia. Los datos recopilados en cada tramo de río o de ribera «permiten diseñar y planificar planes de acción fluvial para mejorar los entornos fluviales», como han hecho, por ejemplo, en el caso de Pesquera.
¿Hasta qué punto las conclusiones obtenidas por la Red pasan del papel a los hechos? «Cada año hacen llegar los informes y resultados a todas las administraciones y se van implementando medidas, pero el objetivo no es tanto desarrollar actuaciones sino más bien ser una llamada de atención que damos mucho valor», dice el director del CIMA, Agustín Ibáñez: «Es un lujo contar con 800 pares de ojos para vigilar el estado de los ríos de Cantabria. A veces son pequeños arroyos o tramos donde no llegamos, así que la información que recaban los voluntarios es súper valiosa».
Además de identificar el estado del río, los voluntarios proponen restauraciones en tramos concretos y pasan a la acción, explica Ana Gracia. «Si nos dicen aquí vendría bien hacer una limpieza, les ayudamos a organizarla, o aquí haría falta una plantación, les ayudamos con todo el papeleo para tramitar el permiso del ayuntamiento o de la confederación», y en ese sentido, el informe anual sirve para argumentar qué es lo que hace falta conservar o mejorar.
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