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c. de la peña
Domingo, 10 de noviembre 2019, 23:58
«No hemos perdido, el escaño llegará más pronto que tarde», auguró Emilio del Valle, cabeza de lista de Vox al Congreso por Cantabria en las elecciones generales del pasado mes de abril. Seis meses después, el escaño, efectivamente, llegó. Los vaticinios se han ... cumplido y la formación de extrema derecha se ha sacado la espina que tenía clavada desde las últimas legislativas, cuando se quedó a las puertas de obtener por primera vez un diputado nacional.
Las 2.000 personas que abarrotaron el Palacio de Festivales en el mitín de VOX durante la campaña electoral y jalearon a su líder, Santiago Abascal, al ritmo del himno de la Legión, hacían presagiar que esta vez, sí, VOX iba a dar la campanada en Cantabria obteniendo el diputado que se resistió en abril. Y así ha sido.
El partido de color verde ha obtenido 48.600 votos en Cantabria, lo que le sitúa como cuarta fuerza política en estos comicios, tras populares, socialistas y regionalistas.
Tras el bache del 28-A, en las elecciones autonómicas de mayo, VOX irrumpió con fuerza en el Parlamento regional con dos diputados y el partido se ha normalizado en el paisaje político regional y nacional. Pero estas elecciones han confirmado la pujanza de la extrema derecha en la región y sus resultados se corresponden con los augurios de la formación de Abascal, donde prácticamente todas las encuestas aupaban a Emilio Del Valle, funcionario del Gobierno regional que ha ostentado diversos cargos públicos en gobiernos del PP, al Congreso de los Diputados.
Por eso el clima que se ha vivido en el Casino del Sardinero, donde se reunió la cúpula de la formación para seguir el recuento electoral, fue de alegría, aunque sin aspavientos, sobre todo porque fueron muy pocos los simpatizantes que se sumaron a la fiesta. Fue la noche feliz con la que todos ellos habían soñado, no sólo por los resultados obtenidos en Cantabria sino por el éxito sin paliativos que ha obtenido en todo el país.
Con el escrutinio casi terminado, los ánimos se fueron caldeando en el salón del Casino y los asistentes echaron la lengua a pasear sin ningún recato con gritos de 'Puigdemont a prisión', 'A por ellos, a por ellos', 'Adiós Ciudadanos, adiós' y gritos de 'Viva España'. Banderas rojigualdas y de VOX adornaban las mesas y paredes del lugar donde se hizo un silencio sepulcral cuando pasadas las diez y media de la noche su jefe de filas, Santiago Abascal, salió en televisióm sacando pecho y dijo que no defraudará. Un sonoro 'Viva España', 'Presidente, presidente' y 'Emilio, a Madrid' resonó entonces en el Casino, con los ánimos, ya sí, desatados.
Y tras el líder nacional, llegó el turno de Del Valle y de Ricardo Garrudo, presidente del partido en Cantabria, que, eufórico, señaló que «si no son capaces de sumar, es posible que en unas nuevas elecciones, doblemos el resultado». Por fin, «Vox Cantabria ha cumplido su trabajo y todos juntos hemos conseguido llevar a Emilio delValle a Madrid. «Si voy de diputado a Madrid es gracias a todos vosotros», saludó al personal el flamante diputado, quien desde hoy mismo se comprometió «a trabajar por España y a defender a los cántabros también, y cumpliré mi promesa de que con mi voto no haré presidente a ningún socialista, y mucho menos a Sánchez», que era lo que de verdad querían oír los simpatizantes, que le aplaudieron a rabiar. «Este triunfo es de todos y por encima de todo es un triunfo de España. Viva España». Viva, le respondieron.
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