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La denuncia presentada ante la Policía por dos diputados de Vox debido a escuchas ilegales en el Parlamento ha soliviantado al partido en Cantabria, cuya dirección ha abierto en paralelo una investigación interna propia, según ha confirmado a El Diario Montañés. La presidenta de ... Vox, Laura Velasco, ya está recabando información «para poder saber con exactitud todo lo ocurrido más allá de la información periodística conocida».
Se refiere Velasco al artículo publicado por este periódico el pasado sábado, en el que se detallaba la denuncia presentada en la Comisaría por los diputados Cristóbal Palacio y Armando Blanco. Ambos han declarado a la Policía que un asesor que trabaja en exclusiva para la portavoz parlamentaria, Leticia Díaz, utilizaba un bolígrafo grabador para recoger sin consentimiento todas las conversaciones que se producían en el despacho. Palacio y Blanco reconocen en la propia denuncia que desde hace un año existe «una gran rivalidad política» en el grupo parlamentario con dos partes enfrentadas: Leticia Díaz y Natividad Pérez por un lado, y los dos denunciantes por otro.
La presidenta de Vox Cantabria también confirmó ayer que la dirección nacional conoce los hechos. El grupo parlamentario depende de una vicesecretaría nacional que «está al tanto y ocupándose directamente» de este asunto de la mano del Comité de Garantías, responsable de emitir un veredicto y una sanción -si es que se demuestra alguna culpabilidad- al concluir la investigación. «Una vez se tenga información completa de todas las partes, y en su caso se tome alguna decisión, enviaremos el correspondiente comunicado de prensa», explicaron desde Vox Cantabria.
Mientras tanto, en el Parlamento se ha impuesto la ley del silencio. Ni Leticia Díaz, ni Cristóbal Palacio ni Armando Blanco han querido hasta ahora valorar y explicar lo sucedido.
Según consta en el documento policial, fue el pasado lunes cuando los denunciantes detectaron en la mesa del asesor D. A. I., situada en el despacho que comparte con el resto de asesores de Vox, y por el que pasan asiduamente los diputados, «un artilugio de color negro con apariencia de bolígrafo» que les pareció extraño debido a sus dimensiones. Fue entonces cuando Cristóbal Palacio intentó apretar el botón del bolígrafo para utilizarlo, pero la punta no se movió. Al desenroscar la parte superior de la inferior apareció «un conector del interior del artilugio».
Cuando el asesor regresó y se dio cuenta de que a la estilográfica le faltaba la mitad superior «se alteró y empezó a gritar: '¿Quién lo tiene?'», además de abalanzarse contra Palacio y Blanco «con la intención de recuperar la mitad del bolígrafo». Durante el forcejeo, los dos diputados recibieron empujones, pero sin causarles ningún tipo de lesión.
Tras esos primeros instantes de confusión, Palacio recriminó al denunciado que los grabase sin su consentimiento, a lo que el asesor respondió que solo utiliza el artilugio «para sus mensajes personales».
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