Secciones
Servicios
Destacamos
El conflicto interno que sufre Vox Cantabria desde hace un año, especialmente cruento en el grupo parlamentario, obligará a intervenir a la dirección nacional. Según ha podido saber El Diario Montañés, en enero llegará a Santander un mediador «de peso» para intentar apaciguar una ... crisis que comenzó tras la llegada de Emilio del Valle a la Presidencia del partido, continuó con la polémica elección de Leticia Díaz como candidata y el diseño de las listas electorales y se agravó con la renovación de la Ejecutiva autonómica. Ha sido el propio Del Valle el que ha pedido en Madrid un 'árbitro', cuyo nombre aún se desconoce, sin descartar que pueda ser el propio Ignacio Garriga, responsable territorial y número tres del partido, el que se siente en la mesa para pacificar una lucha que, en los últimos días, lejos de enfriarse, ha tenido claros síntomas de agravamiento. «La división es cada vez más enconada y en Madrid son conscientes, por eso vendrán a poner orden», confirmó el presidente.
Existe un sector de Vox, comandado por los diputados Cristóbal Palacio y Armando Blanco y por históricos dirigentes apartados, enfrentado a la dirección del partido y a la posición de Leticia Díaz en el Parlamento. Existe -dicen desde ese ala crítica- una «desafección» muy importante en las bases y en la estructura porque «no se les tiene en cuenta ni nadie se preocupa por ellos». Se refieren, más allá del malestar que pueda existir entre los militantes, a los grupos que coordinan el trabajo en los municipios y que, tras las elecciones, «han quedado desatendidos», según sus palabras.
Sin ir más lejos, este pasado fin de semana, una de las coordinadoras locales con más proyección en el partido, Noemí Muñoz, también coordinadora de la plataforma antiokupas, ha presentado su «renuncia irrevocable» a su cargo en Meruelo, así como su baja de afiliada en el partido. Una decisión que puede tener un efecto dominó en los próximos días en otros municipios. Este periódico se puso en contacto con Muñoz, que no quiso explicar los motivos de su marcha. Del Valle, por su parte, negó rotundamente que se debiera a problemas internos. «Tenía muchas expectativas de ser concejala y no pudo ser, por lo que se desmoralizó. Ahora quería alejarse de la política y rehacer su vida en el pueblo. No hay nada más», señaló el presidente de Vox.
Tampoco ayudó a fortalecer la imagen del partido que a las reuniones para presentar enmiendas al Presupuesto regional no asistieran más de la mitad de los coordinadores locales, pese a la llamada de la dirección a exponer sus propuestas. El año pasado ese mismo encuentro congregó a 40 representantes, ahora solo a 15. Mientras que Del Valle lo justifica diciendo que solo asistieron los que tenían algo que proponer, desde el otro sector lo ven como un reflejo de que «las cosas no se están haciendo bien cuando la gente deja de ir a los actos del partido».
Precisamente, la cena de Navidad celebrada el pasado sábado en La Taberna del Herrero, de Santander, fue otro ejemplo de esa pública y notoria disensión interna que existe en Vox. La ausencia de los diputados Armando Blanco y Cristóbal Palacio fue llamativa y muy comentada, así como la bajada de aforo de los 400 comensales del año pasado a los 135 de este. Del Valle no ocultó su malestar: «Blanco y Palacio deberían haber ido. Son del partido y deberían haber ido. Están en una línea que no comparto, mi relación con ellos no es buena», reconoció.
Precisamente, en esa misma cena el presidente de Vox pidió a los suyos «más apoyo que nunca, unir fuerzas y cerrar filas». «En nuestro movimiento, a diferencia de lo que ocurre en otros partidos, sobran todos aquellos que solo buscan satisfacer sus egos personales y que actúan al margen de la organización, como si fueran versos sueltos. Aquí estamos para desarrollar un proyecto común, no para satisfacer deseos individuales», señaló.
El último encontronazo se ha producido en el Parlamento a causa de los nuevos cargos de asesores que habrá esta legislatura. Vox contaba hasta ahora con tres que habían aceptado bajarse el salario -hasta los 28.000 euros- a cambio de no reducir los puestos. Ahora se incorporarán dos más. Uno que trabajará con Armando Blanco en la Mesa del Parlamento, para el que han fichado a un periodista de Madrid. Y otro para la Portavocía, en el que Leticia Díaz ha nombrado a Tristán Mozimán, un afiliado que le acompaña a todos los actos del partido desde hace meses. El problema es que esta decisión, según denuncian desde el ala crítica, no se ha tomado de forma consensuada y, además, supone un trato desigual con el resto de asesores al tener una nómina mucho más alta.
Esta crisis en Vox se produce pese a los buenos resultados electores logrados este año. En las municipales el partido pasó de tres concejales a veintiséis, se convirtió en la tercera fuerza en Santander por delante del PRC y en las autonómicas creció de dos a cuatro diputados, además de mantener el 23J al representante en el Congreso.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.