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Santoña despertó ayer con la peor de las noticias. El Maremi, una embarcación de cerco con base en el puerto local, volcó de madrugada a nueve millas al norte de Cabo Mayor con sus diez marineros a bordo. Nueve de ellos fueron rescatados sanos y ... salvos por dos pesqueros que faenaban en la zona pero uno de los tripulantes y a su vez armador, Fernando Solano, aún sigue desaparecido tras una intensa jornada de búsqueda por parte de Salvamento Marítimo.
El dispositivo de rescate se prolongó hasta el anochecer sin ningún resultado y se retomará a primera hora de hoy para seguir buscando al pescador, de 54 años, tanto por mar como por aire. Salvamento Marítimo trabaja con la hipótesis de que Solano se encontraba en cubierta cuando se produjo el naufragio, tal y como ha declarado la mayoría de la tripulación, que estaba realizando en ese instante maniobras para la recogida del aparejo de pesca. No obstante, otro de los compañeros ha indicado que cree que se encontraba en uno de los habitáculos del barco.
Al operativo de búsqueda se sumaron a primera hora de la tarde de ayer buzos de Salvamento Marítimo de las bases de Santander y Ferrol, el Servicio Marítimo Provincial y el Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil. Su intención era acceder al interior del pesquero para comprobar si Solano estaba dentro del mismo, pero finalmente no fue posible, ya que, a eso de las cuatro y media, el Maremi, que hasta ese momento se había mantenido a flote, se acabó por hundir por completo a unos 150 metros de profundidad. Ocurrió cuando se «estaba tratando de estabilizar la embarcación para acceder los buzos en condiciones seguras, pero su flotabilidad estaba ya muy comprometida».
#SalvamentoMarítimo busca a un tripulante del pesquero santoñés #Maremi que ha volcado a las cinco de la madrugada al norte de Cabo Mayor.
11 TV (@11TvCantabria) July 15, 2021
Se encontraba realizando maniobras para la recogida del aparejo cuando volcó a 9 millas al norte de Cabo Mayor con 10 hombres a bordo. pic.twitter.com/t0oUFZK8fw
Familiares, compañeros de la mar y vecinos viven con «angustia» el paso de las horas, conscientes de que el transcurrir del tiempo juega en contra en este tipo de sucesos. El aviso sobre el vuelco de la embarcación se lanzó sobre las cinco de la madrugada y, de inmediato, se activó el dispositivo de rescate. La tripulación del Maremi estaba maniobrando para recoger las redes con el bocarte encontrado cuando el buque escoró a popa. «En un minuto se dio vuelta el barco y al patrón no le ha dado tiempo ni a gritar socorro, ni a apretar ningún botón, ni han saltado las alarmas. Ha sido inesperado, no se veía venir», explicó el patrón mayor de la Cofradía de Santoña, Miguel Fernández, que siguió la evolución del dispositivo de rescate desde Santander.
Por la zona, a nueve millas de Cabo Mayor, estaban faenando otras seis embarcaciones y fueron dos de ellas las que, al percatarse del hundimiento, acudieron al auxilio de los diez pescadores. El barco Siempre al Alba logró rescatar a cinco hombres que encontraron «agarrados como podían a los corchos, a las redes, al bote...» y otra embarcación, el Itsasoan, recuperó de la mar a otros cuatro. Fue ya a bordo cuando se dieron cuenta de que faltaba Fernando Solano. Las propios pesqueros empezaron en un primer momento a buscar al compañero desaparecido y de inmediato acudió a la zona el buque María de Maeztu, la Salvamar Deneb con el apoyo de embarcaciones de Cruz Roja, mientras que por aire estuvo trabajando el Helimer 222 de Salvamento Marítimo y el helicóptero del Gobierno de Cantabria, relevado después por el Helimer 203 con base en Gijón. Durante toda la aciaga jornada peinaron la zona sin rastro de Nando, 'el Canuco', como así le llaman de forma popular en Santoña, su pueblo.
La Salvamar Deneb trasladó al puerto de Santander a los nueve tripulantes rescatados que, tras prestar declaración en Capitanía Marítima, regresaron a Santoña por medio de una autobús que fletó la propia Cofradía de Pescadores. «Ninguno de ellos se explica lo que ha ocurrido», señaló el patrón mayor, que tampoco es capaz de encontrar una razón para que el barco volcará así de repente. «Es un hundimiento inexplicable», repetía una y otra vez. Se ha comprobado que el buque no tenía ninguna vía de agua y tampoco ha sido un golpe de mar porque estaba en «absoluta calma chicha».
Desde Salvamento Marítimo indicaron que la fatalidad ocurrió cuando los pescadores estaban largando las redes pero se desconoce si el vuelco guarda relación con esta maniobra y la captura del bocarte. «A pescadores jóvenes que les ha metido el barco para abajo han podido salir y él (Nando), no», lamentó Miguel Fernández. «Ahora mismo está todo en estudio, la comisión de los técnicos de hundimiento comunicarán algo, pero no puedo decir nada porque ni yo lo entiendo», señaló sumamente preocupado porque «tengo desaparecido a un hombre de la mar de toda la vida».
Hasta Santander también se acercó por la mañana el alcalde de Santoña, Sergio Abascal, que expresó su «solidaridad y apoyo» tanto con la familia del desaparecido como con la tripulación, que están pasando «momentos muy duros». «El pueblo de Santoña está consternado. Es un mazazo porque es un marinero de aquí, que llevaba muchos años trabajando en la mar. Es una noticia terrible», expresó.
La tripulación del Siempre al Alba
El silencio y la angustia se apoderaron ayer del puerto de Santoña. La tripulación del pesquero local Siempre al Alba reflejaba en primera persona la consternación de todo un pueblo tras una dramática madrugada. Fueron los marineros de este buque los que lograron rescatar a cinco hombres del Maremi mientras que el Itsasoan recuperó de la mar a otros cuatro. Poco antes de las diez y media de la mañana, el Siempre al Alba amarraba en el muelle santoñés con sus pescadores sumidos en la tristeza e incapaces de relatar lo vivido. Sacaron fuerzas de donde pudieron para descargar el bocarte capturado durante la noche sin apenas intercambiar palabras entre ellos.
En tierra, les esperaba el armador, Alfredo Sánchez, que explicó a El Diario Montañés que su hijo, Óscar, patrón del Siempre al Alba, le había contado que «recibieron el aviso a través de un compañero del Itsasoan que les dijo que había dado vuelta un barco y de inmediato han ido en su búsqueda».
En la misma zona, había unas siete embarcaciones faenando y «ninguna se había dado cuenta» de lo ocurrido, pues todo aconteció en escasos minutos. «Un visto y no visto». Ellos fueron los primeros en avistar a los pescadores del Maremi «agarraditos a lo que podían, unos a los corchos, otros al bote, a las redes... Los cogieron y los metieron al barco nuestro. Entre ellos, el patrón, que estaba el pobre que no acertaba». Pudieron subir a cinco al barco y el otro pesquero recogió a otros cuatro. Fue en ese momento, ya a salvo en cubierta, cuando se percataron de que no estaba la tripulación al completo. Echaban de menos a Fernando Solano. Él fue el único que no consiguió salir. Después, llegó Salvamento Marítimo y trasladó a los nueve a tierra.
La propia Cofradía de Pescadores fletó un autobús a Santander para traerles cuanto antes de vuelta a Santoña, porque «las familias estaban muy preocupadas», cuenta el patrón mayor, Miguel Fernández. Nada más llegar a la villa se trasladaron a sus respectivos domicilios.
Sin poder reprimir las lágrimas, Alfredo Sánchez reconocía que, aunque habían hecho todo lo posible, «los pescadores están muy mal»: «Mi hijo me ha llamado destrozado a casa y me ha dicho 'Papá que falta uno' y que era Nando».
Su desaparición ha causado un hondo pensar en Santoña al ser un vecino muy conocido que ha trabajado en la mar toda su vida. Rondaba los 54 años. «Empezó desde crío, con 15 años, y le quedaban dos años o así para jubilarse», explican veteranos retirados del oficio, como Ramón Elecalde, que ayer se acercaron al muelle en busca de noticias. Lo definen como «una bella persona, tranquilo, servicial y de muy buen carácter. Un trozo de pan». Tiene mujer y dos hijas.
Hace unos cinco años compró el Maremi junto a varios socios y, como armador, se encargaba de casi todas las tareas. «Es sotapatrón, maquinista... porque sabe hacer de todo», valoran. «Es un palo muy grande porque es gente de aquí, muy conocida», señaló Miguel Cachán, pescador del barco Braulio que también estuvo buscando en un primer momento al desaparecido.
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