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En su mejor momento, con toda su oferta a pleno rendimiento, Vueling operó el año pasado cinco vuelos semanales a Barcelona desde el Seve Ballesteros. Fue, además, en un periodo del año muy concreto. Entre los meses de julio y octubre -algo más de la mitad de la temporada de verano-. En plena competencia con Ryanair por los pasajeros y peleando en los paneles de salidas de la terminal con unos horarios que provocaban (y aún ocurre) que dos aviones con destino al mismo lugar partieran con menos de una hora de diferencia de la capital cántabra. Para el 2018, la compañía apuesta por la conexión Santander-Barcelona y ofrecerá un total de ocho vuelos a la semana durante toda la campaña estival. O sea, de abril a octubre. Un incremento notable que supondrá contar con dos salidas diarias hacia El Prat (excepto los sábados) en una ruta que entre enero y noviembre del año pasado movió, en total, más de 120.000 pasajeros en el aeropuerto cántabro.
Barcelona ha sido, en los últimos años, una especie de 'patito feo' en la cartelera del Seve. El segundo destino más importante para los números del aeropuerto (sólo Madrid mueve más viajeros) ha estado a la sombra de los anuncios de las conexiones internacionales y lastrado por una guerra atroz de horarios entre las dos aerolíneas que operan los viajes. Ryanair y Vueling ponen a menudo vuelos casi a la misma hora, lo que perjudica claramente las alternativas de los pasajeros.
Con los billetes disponibles para viajar a Budapest con Ryanair a partir del 26 de marzo y los cambios previstos por Iberia y Air Nostrum en la ruta a Madrid, al panorama previsto para 2018 sólo le resta saber si habrá alguna otra sopera en la programación. Wizz Air anunció ayer dos nuevas conexiones a Viena desde Valencia y Tenerife. La compañía húngara vuela en la actualidad desde Cantabria a Varsovia y todo hacía indicar que ellos serían quienes estrenaran el viaje a Budapest. Pero Ryanair no dio opción a que les hicieran sombra y se adelantaron con el anuncio de la nueva ruta. Esa pelea entre aerolíneas puede deparar algún nuevo destino para el Seve Ballesteros próximamente.
Sin embargo, con las novedades que la compañía española ya tiene disponibles en su web (ya se pueden comprar los billetes por internet), la ruta con Barcelona se convierte en una de las grandes apuestas del aeropuerto en 2018. Sólo hay que comparar lo que hay ahora y lo que hubo el pasado verano con lo que habrá a partir de abril. Con el arranque del año, las aerolíneas entran en la llamada 'temporada baja baja'. Lo más flojo del año. Eso a menudo supone una reducción de la oferta disponible. Vueling, por ejemplo, estos días y hasta el 20 de febrero únicamente viaja los lunes, los viernes y los domingos a Barcelona. Tres vuelos. Ryanair, por su parte, dispone de salidas los martes, jueves, sábados y domingos. Cuatro. Eso, en resumen, supone que ni siquiera hay un vuelo al día para viajar a Cataluña (los miércoles ahora no hay salidas). Y el día que hay dos -el domingo-, uno sale a las 18.55 horas y otro, a las 19.50. Pegados.
Ya desde el 21 de febrero, Vueling añadirá una salida los miércoles. Pero el gran cambio llegará en abril. La compañía pasará a tener ocho vuelos semanales y eso supondrá que prácticamente todos los días haya dos opciones para viajar a Barcelona. Más vuelos y mejores horarios, puesto que en casi todos los casos hay una salida por la mañana y otra por la tarde. Y así será durante toda la campaña veraniega (como puede verse en el gráfico que acompaña esta página). Una oferta mucho más completa y útil para los viajeros. Y todo, a expensas de que Ryanair pueda hacer también algún movimiento para no dejarse ganar terreno por su competidora (algo muy frecuente en la compañía irlandesa).
Pero no todo son buenas noticias en la programación. Vueling seguirá operando desde finales de marzo su doble vuelo semanal a Mallorca, pero cancelará durante el verano las conexiones con Alicante y Tenerife Sur que ofrecía en la parte 'alta' de la temporada pasada. La competencia con Ryanair en el caso del viaje a la isla canaria y unos horarios muy poco prácticos (el avión de Alicante a Santander salía sobre las seis de la mañana) parecen estar detrás de la decisión de no continuar con estos destinos.
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Ana del Castillo
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