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Un avión de Ryanair a punto de aterrizar en el aeropuerto de Santander. Roberto Ruiz
Los vuelos que volaron

Los vuelos que volaron

Catorce destinos han desaparecido de la oferta del aeropuerto en los últimos años | La escasa rentabilidad de una ruta, precios altos o cuestiones puntuales que afectaron a las compañías o a las ciudades, en el origen de las cancelaciones

Álvaro Machín

Santander

Domingo, 27 de octubre 2019, 07:42

Con París se intentó hasta tres veces. Tres compañías y tres aeropuertos distintos. La cosa, pese al encanto de la ciudad de la luz, no funcionó. «El aeropuerto al que iba Ryanair está demasiado lejos. A Vueling le coincidió con el contexto de los atentados y en el tema de Air Nostrum influyeron los precios», explican desde la asociación Amigos de Parayas, que acaba de elaborar una tabla con los catorce destinos que desaparecieron de la cartelera del Seve Ballesteros en los últimos años (la que acompaña este texto). Vinieron muchos nuevos destinos, pero otros volaron sin fecha de vuelta. En una época de 'vacas gordas' en cuanto al número de pasajeros para el aeropuerto –cerca de batir su récord– resulta curioso echar la vista atrás. Y más si se tiene en cuenta que siempre hay rutas en el aire. Para el próximo verano, por ejemplo, aún no están cargadas para poder comprar billetes buena parte de las conexiones de las Islas Canarias, Budapest o Venecia. Puede, por tanto, que a las catorce se sume alguna más en breve.

El de la capital francesa es el caso más sonado. Ryanair operó la ruta cuatro años (de 2010 a 2014) y sumó más de 115.000 pasajeros en total, siempre según los datos de la asociación. Ya antes Air Nostrum (2007) operó la conexión, pero sólo durante un año (12.598 viajeros). Vueling fue la última en intentarlo (2015). Tras alcanzar la cifra de 13.831 usuarios y toparse con una etapa dura de atentados en París que influyó en los planes de viaje, optó por dejarlo al año siguiente.

Justo estas tres aerolíneas se encargaron también de los vuelos entre Cantabria y Alicante. Es otra de las situaciones llamativas. «Con Ryanair llegó a ser una de las de mayor volumen de pasajeros en el aeropuerto, pero una normativa de Aena sobre el uso de los fingers provocó que la compañía retirara algunas rutas por todo el país. Y esta fue una de ellas. Luego las fueron recuperando, pero de esta no se supo más. Vueling y Air Nostrum también la operaron, pero no funcionó igual», relatan los Amigos de Parayas.

«Hay avión, hay línea. No hay avión, no hay línea», resumen en el caso de Lanzarote, directamente vinculado al final de las bases canarias de Ryanair y que tendrá efectos en Cantabria con Tenerife Sur y Gran Canaria (el Gobierno está sondeando alternativas para no perder estos destinos). También el tema de las bases, pero en Alemania, acabó pasando factura en el caso de Weeze (Düsseldorf) o de Frankfurt. Esta última, ojo, fue de las primeras líneas que la compañía irlandesa puso en marcha en Santander, junto a Roma y Londres. Una histórica.

En la lista también hay casos de ciudades que se convierten en destinos 'maduros'. O sea, que, transcurrido un tiempo, básicamente, los que querían ir ya han ido y las reservas van bajando. Funcionan una temporada y luego se reemplazan por otro. Ocurrió con Pisa (operativo de 2010 a 2012) y, en cierto modo, también con Varsovia (sustituida recientemente por Katowice). «Funcionó más o menos bien, pero se cambió. Katowice tiene una buena situación geográfica, cerca de buenos destinos, y está en una zona próspera», comentan.

DM

Amsterdam o Lisboa

Para los Amigos de Parayas los casos de Amsterdam (muchos ni recuerdan que hubo vuelo directo hasta allí –de 2007 a 2008–) o Lisboa (más reciente) responden a una tipología común. «Eran destinos atractivos, con buenos días, buenos horarios y con un buen servicio a cargo de la compañía, pero aquí no hay costumbre de pagar precios que eran altos en comparación con otras opciones». Nadie descarta que puedan volver y que funcionen más adelante, «pero en otras condiciones».

Y hay hasta dudas. Con Liverpool, en un año (fue en 2006, por eso tampoco todos lo recuerdan), «no hubo ni tiempo para saber si funcionó bien o no». Una incógnita.

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