
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El día que Reinosa registró la temperatura más baja del país (-17,3 grados, según Aemet), en el IES Montesclaros reventó el circuito de calefacción. No afectó a todo el centro, sino al módulo que alberga las aulas de Formación Profesional, en concreto, las de los ciclos de Electromecánica y Mantenimiento. Si a eso se une que la avería afectó después también a la toma de agua general, el resultado ha sido que ayer, lunes, los casi 150 alumnos que cursan FP en el centro educativo de Reinosa no pudieron acudir a clase.
Esta es una de las incidencias que la vuelta al cole en Cantabria dejó ayer, tras el temporal de nieve y mínimas históricas que ha traído Filomena. Aún así, en las comarcas del sur de la región los responsables de los centros educativos hablan de «normalidad» dados los inviernos a los que están acostumbrados. Además de la «avería» de Reinosa, las líneas de transporte dejaron a muchos alumnos en casa ante la imposibilidad de circular. Es el caso del CRA (Centro Rural Agrupado) de Liébana, cuya aula en Espinama ayer no recibió a sus diez alumnos por el estado de la carretera.
«Comenzamos el segundo trimestre con la normalidad de toda la vida, no ha sido ninguna sorpresa que haya medio metro de nieve», dice Norberto García, director del IES Montesclaros, donde estudian 650 alumnos, de los cuales 70 ayer no pudieron llegar por problemas de transporte. Durante las vacaciones, el director iba, junto con el resto del equipo directivo y de mantenimiento, a encender las calefacciones y mantener así el edificio, «pero el viernes, cuando se registraron -17,3 grados, se congelaron buena parte de las tuberías de calefacción. Es una avería importante, de mucho dinero, que supone cambiar todos los circuitos de alguna caldera y de más de treinta radiadores». Dieron parte a la Consejería de Educación, «y el director general de Formación Profesional, Ricardo Lombera, acudió ese mismo viernes», dice García. Desde entonces «están trabajando para acelerar los trabajos». Además, el domingo, cuando estaban limpiando los accesos al centro (actualmente siete, habilitados por el protocolo covid) para la vuelta a clase, se dieron cuenta de otra incidencia que afectaba a la toma de agua general por lo que «todo FP carecía de agua y calefacción», de ahí que ayer ningún alumno de esta enseñanza empezara las clases.
Norberto García - IES Montesclaros (Reinosa)
Rebeca Herrero - CEIP Valdeolea (Mataporquera)
Raquel Pérez - CEIP Virgen de la Velilla, Polientes (Valderredible)
Óscar Ruiz -CEIP Alto Ebro (Reinosa)
Si bien esta avería ya está reparada, el reventón llevará «al menos diez días». ¿Qué harán hasta entonces? «Los alumnos afectados serán reubicados en otros espacios, y mañana (por hoy) se reincorporará la totalidad de los alumnos de FP a las aulas», asegura Norberto García, que habla de «normalidad», dentro de la dureza que supone ventilar «cada hora las aulas durante 15 minutos» o bien mantener las ventanas abiertas «el máximo tiempo posible» con cero grados afuera: «Creo que somos el instituto con más calefacción de todo Cantabria, y ahora mismo está al máximo de capacidad. Sé que es gasto energético, pero tiene que ser así, lo importante es evitar los contagios y que no pasen frío». La consejera, Marina Lombó, se desplazó ayer hasta Reinosa para ver el estado del centro y las incidencias registradas: «Son las habituales en una jornada de temporal», dijo.
La lucha contra el covid es la anomalía de este invierno que suma la prevención y las medidas sanitarias a las inclemencias habituales que los alumnos de la zona sur de la región resuelven a base de abrigos, bufandas y prendas para la nieve. «Los niños no han salido a jugar al patio porque muchos no traían la ropa adecuada, pero se han dado instrucciones a las familias y mañana si el tiempo lo permite saldrán al patio en el recreo a jugar con la nieve», dice Óscar Ruiz, director del CEIP Alto Ebro, también en Reinosa.
«Aquí la nieve no es una situación excepcional, pero sí este año de pandemia, y aunque es un despilfarro energético, tenemos que ventilar 15 minutos las clases». En su centro ayer, lunes, faltaron 59 alumnos de un total de 500, de los cuales 36 acuden en transporte escolar: «Las rutas las hacen autobuses y algunos de ellos no tienen espacio para maniobrar por la nieve acumulada en el espacio asignado, y por eso no han podido recoger a todos los niños».
No obstante, el transporte escolar funcionó ayer «casi con absoluta normalidad», según Educación, salvo alguna pequeña incidencia en las zonas más altas, como es habitual cuando se producen importantes precipitaciones de nieve. Es el caso del CEIP Virgen de la Velilla, en Polientes (Valderredible), donde según cuenta su directora, Raquel Pérez, ayer «sólo una niña no pudo acudir a clase» ya que, por el estado de las carreteras, el taxi que la recoge habitualmente no pudo subir al pueblo donde reside y la madre no se arriesgó tampoco a bajarla. En el Virgen de la Velilla estudian este curso 38 niños. ¿Y cómo llevan la ventilación por el covid? «Pues con mucho frío, abrigos y bufandas dentro de clase. Ahora agradecemos la mascarilla que nos tapa la garganta», señala la directora.
Como norma general, los vehículos han podido circular sin problema por las vías principales, pero sin acceder a los núcleos de población más pequeños. Esta situación se ha dado en algunos núcleos poblacionales en los que reside alumnado de los CEIP Virgen de la Velilla, en Polientes (Valderredible); el Valdeolea, en Mataporquera (Valdeolea); Casimiro Sainz, en Matamorosa (Campoo de Enmedio) y Rodríguez de Celis, en Paracuelles (Hermandad de Campoo de Suso). La situación en Liébana, sin embargo, sí ha dejado un centro educativo sin abrir: el de Espinama. Sus diez alumnos no acudieron a clase por el exceso de nieve. «Ni la maestra ha podido llegar con su vehículo», declara la responsable del CRA de Liébana al que está adscrito el aula mixta de Espinama (el otro aula está en la Hermida, que sí ha funcionado con normalidad). También otros cuatro alumnos se vieron afectados ayer por la suspensión de la ruta de Lon (Camaleño), que los transporta hasta Potes.
En Valdeolea, Rebeca Herrero Santiago dirige el CEIP Valdeolea con 30 niños, y ayer «sólo faltaron siete» y también debido a las conexiones por carretera. «El transporte escolar se ha tenido que suspender. Tenemos bastante alumnado que acude de los pueblos y la situación de las carreteras no es la misma que Mataporquera», explica.
A pesar del frío y la situación que vive el valle, propia de cualquier enero, esta vez están con las ventanas abiertas: «Veníamos preocupados porque creíamos que iba a hacer bastante frío, pero no estamos notando una excesiva diferencia», dice en alusión a tener la calefacción puesta y las ventanas abiertas. «Usamos la lógica. Respetamos las medidas de prevención covid con la ventilación, pero si antes lo hacíamos todo el tiempo posible, ahora abrimos cuando no nieva, cuando no llueve, y sobre todo entre clase y clase, y en el recreo», dice, porque aunque la nieve y el frío es ahora la tónica, la prioridad sigue siendo «minimizar el riesgo de contagio».
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