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La gráfica que muestra la evolución global del covid en las residencias cántabras apunta hacia arriba, casi con verticalidad, desde que empezó el mes de diciembre. De los 198 nuevos casos que ayer notificó Sanidad en toda la comunidad, 108 fueron detectados en estos centros ... , gracias, en gran medida, a la estrategia de 'búsqueda activa' que practica el departamento de Miguel Rodríguez.
En este caso, los cribados han llevado a la identificación de brotes en residencias como las de San Francisco I (Reinosa) y San Cándido, en Santander. Estos centros concentran la mayoría de positivos. «Estamos verdaderamente preocupados, dándole vueltas a la situación, hablando con las residencias...», apunta Rubén Otero, presidente de la Federación de Empresas de la Dependencia (FED). «Las residencias se lo están tomando en serio y están extremando las precauciones, pero el virus puede acabar entrando porque está en la sociedad», reflexiona en primera instancia Julio Soto, director general de Políticas Sociales. Su Consejería, que mantiene comunicación estrecha con centros y patronales, ha configurado estos meses los protocolos de desescalada y actuación junto con la propia FED, Lares o el Cermi.
Los datos de las residencias evidencian que la situación en Cantabria sigue siendo preocupante, «extrema», tal y como la definió Trinitario Pina, subdirector del Servicio Cántabro de Salud, y que, pese a la mejoría, la comunidad se mantiene aún en nivel 4 de riesgo. Pina informó de otros cuatro fallecimientos a causa del coronavirus, y reveló que la cifra de casos activos está por encima de los cuatro mil. El número de hospitalizados -169- y el de ingresados en UCI -31- han crecido, por lo que la presión en estos espacios también lo hace. De hecho, el doctor Pina destacó que la mitad de los ingresados en una UCI cántabra son pacientes covid.
En este contexto, y tras meses en situación de relativa tranquilidad, las residencias vuelven a experimentar cierta inquietud. Ha sido un cambio brusco, inesperado en muchos casos. Los centros más afectados son los citados San Francisco I y San Cándido, así como el Félix de las Cuevas (Potes); Santa Eulalia (Mataporquera); Villa Cicero (Bárcena de Cicero), y La Loma (Castro).
En San Francisco I, dependiente de la Fundación Residencia de Ancianos San Francisco, el balance es de 45 usuarios y once trabajadores contagiados, según confirmó su director, Juan José Lázaro. El brote afecta de momento a la primera planta del centro, aunque se prevé realizar otro cribado masivo en la segunda. «Quiero señalar que la residencia San Francisco II -segundo centro de la Fundación- sigue libre de covid», precisó Lázaro, que además destaca el esfuerzo de la plantilla.
De los 45 usuarios con PCR positiva 33 permanecen en el centro, ocho han sido hospitalizados en el Tres Mares o derivados Sierrallana, y otros cuatro se han trasladado al centro covid de Suances. Los trabajadores afectados están en confinamiento domiciliario, y hay otros siete apartados del servicio por haber estado en contacto directo con personas contagiadas. «Ahora tenemos un problema de personal que estamos intentando paliar con un llamamiento a la población, principalmente campurriana, para tratar de cubrir esas plazas con personal preparado en la medida de lo posible», indicó Lázaro.
También apunta Soto a esos vacíos de personal como uno de los problemas que quiere combatir Políticas Sociales, ya que lastran el funcionamiento de los centros y proyectos, como el posible segundo centro covid para el ámbito de la dependencia.
Políticas Sociales va a seguir de cerca la evolución de este repunte tan repentino, y tomar o proponer medidas extra si la situación lo requiere. Soto vuelve a «llamar responsabilidad» y a «extremar precauciones». Incide en no bajar la guardia porque, como evidencian los últimos datos, «la situación puede cambiar de un día para otro».
Otero, también gerente de una de las residencias que ha experimentado un repunte, el CAD Santa Eulalia, revisa estos días protocolos -«se trabaja con pantalla, tenemos grupos estancos...»- y mantiene contacto diario con la directora del centro. Ambos tratan de hallar la causa, el resquicio por el que ha entrado el virus. «Ha sido tremendamente rápido», lamenta. Le ofrece cierta tranquilidad que el impacto no sea tan virulento como lo fue en el inicio de la pandemia, y, como Soto, advierte: «No bajemos la guardia porque el virus está ahí».
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